lunes, 15 de julio de 2024

 HACEMOS DE LOS PRIVILEGIOS UNA PRÁCTICA DIARIA

(Segunda Parte)
POR JAIME CEDILLO F.
“Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos”.
Llueven las denuncias en contra de las arbitrariedades y abusos en el Consejo de la Judicatura del Azuay. No es de ahora. Esta institución resultó un cáncer maligno para la buena marcha administrativa de la Función Judicial. Por sanidad, debería desaparecer. Hasta cuándo.
A pesar de haber hablado telefónicamente con el director del Consejo de la Judicatura, Gonzalo Balcázar, y a pesar de haberse comprometido concretar una entrevista para que responda sobre las denuncias que hay en contra de la Coordinadora de Talento Humano, simplemente no cumplió.
Saquen ustedes, apreciados observadores, sus propias conclusiones, y como ofrecí difundir la segunda parte sobre este delicado y penoso tema, para ver si alguna autoridad pone orden en el desorden; se preguntan los servidores que sí cumplen a cabalidad con sus obligaciones, por qué los amigos de la Coordinadora de Talento Humano, que ingresaron en puestos administrativos en la Unidad Penal y en la Salas de Audiencias, en apenas dos meses ya se encuentran laborando en la Unidad de Talento Humano. La cuñada de la Coordinadora de Talento Humano, que empezó como ayudante judicial, ahora es Secretaria de la Unidad de Violencia. No se mide con la misma vara, otros servidores que tienen años laborando no son tomados en cuenta para los cambios y ascensos, incluso hay profesionales con títulos universitarios que permanecen como técnicos en ventanillas.
El Consejo de la Judicatura del Azuay, es una agencia de empleos para familiares de burócratas dorados, las palancas funcionan, es el caso de una expresidente de la Función Judicial, que se aprovechó del cargo que llegó a ostentar para ubicar a su hija en un puesto que no se merecía, simplemente porque no tenía la debida formación académica, el grupillo de suertudos están muy bien, el resto que vayan a ver quién les atiende. Basta de tantas injusticias. No se puede entender cómo una exfuncionaria de la Institución siga ordenando y dando instrucciones, denuncian reservadamente.
Acosos laborales, inventándose justificativos para sancionar a los que no son del agrado del círculo, sin previo conocimiento del Director Provincial. Las denuncias y quejas presentadas por servidores por los malos tratos, llegan directamente a la bandeja de la Coordinadora de Talento Humano, y son archivadas, no se dan trámite. Quién hace y deshace en el Consejo de la Judicatura, a su antojo.
Qué pasaría si el Director General del Consejo de la Judicatura, solicita a la Contraloría que disponga una auditoría a la Unidad de Talento Humano en el Azuay. Esta no se daría paso porque la actual directora provincial de la Contraloría en el Azuay, es la abogada Astrid Bravo, exfuncionaria del Consejo de la Judicatura, que forma parte del círculo íntimo de las que hacen y deshacen de la administración en la Función Judicial.
El círculo íntimo tiene privilegios, permisos para almuerzos y cafecitos, disponen del tiempo sin control, porque ellos son los que se aprueban, se justifican, se entienden de mil maravillas, son parte de la burocracia dorada, se tapan y se destapan, son argollas que le han causado un grave e irreparable daño a la buena marcha de la Función Judicial del Azuay, por eso, como anoté al inicio, el Consejo de la Judicatura con toda su politización, con un nepotismo rampante, es una institución desprestigiada, para lo único que ha servido es para nada bueno, y mucho para todo lo malo.
En una tercera parte, me referiré al caso de una injusticia monumental en contra de una servidora madre de familia que tiene a su hijo y esposo con enfermedades catastróficas, y que ha pesar de haber implorado ayuda para que la tristemente célebre Unidad de Talento Humano, apruebe su solicitud, con certificados médicos, y disponga su pase a la ciudad de Cuenca, para poder estar más cerca de sus seres queridos, no ha sido atendida.
El Observador
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