La gobernabilidad, la institucionalidad y el futuro de la democracia en el Ecuador están a salvo y gozan de muy buena salud gracias a que María Alejandra Vicuña fue electa como Vicepresidenta el sábado 6 de enero.
Eso es lo que perfectamente pudo haber pensado un observador descontaminado totalmente de la coyuntura política del Ecuador, si hubiera escuchado, justificándose, en la Asamblea a los diputados que, sin ser del gobierno, votaron por Vicuña y salvaron una elección que, hasta poco antes de iniciada, era bastante más que incierta.
En efecto, si no se elegía a Vicuña ese sábado, el Ecuador hubiera entrado en una espiral desestabilizadora fue, más o menos, el argumento que articularon los asambleístas que dieron paso a la elección de la que estaba pendiente el Gobierno. Los ochos diputados del bloque de SUMA, del alcalde Mauricio Rodas, por ejemplo, lanzaron un comunicado en el que, sin empacho, aseguraron que su voto fue “para garantizar la democracia y evitar que otros siembren el caos (…) curiosamente justo cuando se aproxima la Consulta Popular”. Según el comunicado de SUMA su voto se debió a que “jamás podíamos permitir que el país entre en un período de incertidumbre causada por revanchas politiqueras ni animadversiones personales”. Casi, casi como que ese día SUMA salvó al país con sus votos por Vicuña.
Los otros sectores que acudieron en auxilio del Gobierno para colocar a Vicuña en el cargo, que hasta hace poco era de Jorge Glas, dijeron cosas más o menos similares. Vilma Andrade, jefe del bloque de la Izquierda Democrática, aseguró que ante el momento complejo y polarizado que se vive al interior del movimiento de gobierno, Alianza País, la elección de Vicuña le permitiría al presidente Lenín Moreno sentar las bases de la armonía partidista.
Uno de los asambleístas de CREO que se alejó de las directrices de su partido y se sumó a la salvación de la patria a través de la elección de Vicuña fue Patricio Mendoza. El voto por Vicuña “es importante para la democracia del país y el bienestar del ecuatoriano”, les dijo Mendoza a los periodistas poco antes de la votación. Por su lado, María Mercedes Cuesta, de Fuerza Ecuador, dijo algo similar. Cuando la periodista Ana María Cañizares de CNN le preguntó qué tenía que ver la elección de Vicuña con la gobernabilidad del Ecuador, Cuesta dijo que para que haya estabilidad “no podíamos seguir con un cargo vacante, ni más especulaciones”. Para Cuesta, una vez que Vicuña ya sea Vicepresidenta y haya pasado la consulta “habrá que estar vigilantes para exigir el cambio”. ¿No se supone que elegir a alguién distinto a Vicuña era coherente precisamente con el cambio? Es de esperar que su argumentación nada tenga que ver con el proceso que su cuñado Charlie Pareja tiene en la Fiscalía por el caso Petroecuador.
El tono escéptico en que la periodista Cañizares hizo la pregunta a la asambleísta Cuesta no puede resumir mejor la poca credibilidad que tuvo, al interior de la Asamblea y en redes sociales, el argumento de la estabilidad democrática que estos diputados expusieron en su afán de justificar su decisión de votar en alineación con el Gobierno. Finalmente, sin sus votos no hubiera sido posible elegir a Vicuña.
No era muy difícil no creerles. Afirmar que la estabilidad democrática del país depende de que Vicuña alcance la Vicepresidencia es un insulto a la inteligencia de los ecuatorianos. La misma Constitución otorga a la Asamblea un plazo de 30 días para que se vote la terna previendo una falta de acuerdo en la Asamblea. Si no había los 69 votos quedaba elegida la primera de la terna por ministerio de la ley transcurridos los 30 días. Igual Vicuña habría sido Vicepresidente, pero sin los votos de la Asamblea.
Decir que se había votado por Vicuña para salvar la estabilidad y la institucionalidad del Ecuador resultaba a todas luces como un pretexto mentiroso para justificar otras motivaciones políticas y personas. En redes sociales, por ejemplo, los mensajes en los que se decía que tras el voto de SUMA no hay otra motivación que forjar un pacto entre el alcalde de Quito Mauricio Rodas y el gobierno de Moreno se multiplicaban. “¿Quiénes se tumbaron el juicio político? Los que votaron por la vice ayer. Lo advertií, esto había detras. Jorge Glas tiene mucho que agradecer a SUMA, y a los de voluntad de venta”, puso el asambleista Fabricio Villamar de CREO mientras otros usuarios afirmaban que el acuerdo seguramente incluía la impunidad en el tema del metro de Quito y el escándalo Odebrecht.
A pesar de tanto eslogan de décadas ganadas o sobre supuesta necesidad de cambio, el ejercicio político parece que sigue fundamentándose en intercambios de favores y no en principios ideológicos. Los votos en la Asamblea, como ocurrió el sábado, se siguien negociando de acuerdo a intereses partidistas o personales y no sobre la base de principios y de coherencias ideológicas. Bancadas con necesidad de salvar el pellejo a sus inspiradores como en el caso SUMA y otras que quieren forjar acuerdos electorales con el Gobierno terminaron eligiendo a Vicuña.
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