viernes, 7 de diciembre de 2018

Lenín Moreno ante 150 radios: el fiasco

   en Conexiones4P/Elenfoque  por 
¿Para qué da ruedas de prensa el Presidente? La de hoy, hecha con periodistas de radio, y retransmitida por 150 estaciones  según se lee en los anuncios oficiales que promocionaron el evento, no justificó en absoluto la hora y media programada. Y eso también fue culpa de algunos de los periodistas que fueron no a solicitar decisiones para las inquietudes que atenazan el país sino a contar anécdotas, recuerdos, hacer disquisiciones y escenarios futuristas, exponer comentarios y generalidades e incluso hacer lobby… O conformarse con las divagaciones del Presidente que encontró tiempo para hablar de Newton, Séneca, filosófía holística, sentido común, frecuencia a la que vibran los mandantes, la ficción del plan todo una vida, Alvin Toffler, la teoría de la evolución, lógica, un poema, contar anécdotas, hablar de humanismo…
La rueda de prensa de hoy fue un fiasco que no será comentado porque al final, para salvar los muebles, el Presidente anunció los nombres de la terna para reemplazar a María Alejandra Vicuña. Pero ese encuentro presidencial con periodistas de radio, levanta una inquietud de fondo: ¿Para qué concertó el Presidente una entrevista de hora y media con periodistas de radio si no tenía nada que comunicar? O bueno sí: desmentir al New York Times y decir que está de acuerdo con que el país contrate un seguro petrolero. Pero ayer ya había desmentido la Cancillería al New York Times en un boletín. El diario más prestigioso de Estados Unidos dijo que Paul Manafort, consejero de Donald Trump, actualmente investigado por algunos delitos por un Fiscal especial, se reunió con Moreno (hecho aceptado) y en ese encuentro se negoció la salida de Assange de la embajada ecuatoriana en Londres, a cambio de un apoyo de Estados Unidos para aliviar la deuda externa de Ecuador: esta versión la negó hoy el Presidente.
Es imposible que solo para eso se haya concertado un encuentro presidencial en el cual se esperaban definiciones e informaciones sobre muchos temas pendientes: su gabinete (solo dijo que habrá más cambios pero pocos), su viaje a China (repitió generalidades ya dichas), el diálogo nacional (al cual aludió sin siquiera mencionarlo), la proforma presupuestaria en la que ironizó sobre la actitud de los asambleístas (quieren disminuir el tamaño del Estado pero en cada cambio que piden lo aumentan) sin dar pistas sobre lo que hará. El mismo tintineo en subsidios (no tenemos una decisión), el Fondo Monetario Internacional (no hemos descartado nada), su reelección (no hablemos del futuro), la corrupción (no a la Comisión de la ONU en Guatemala, pero no dice lo que hará a cambio, a menos de que se dé por satisfecho con la Ley que mandó a la Asamblea y Elizabeth Cabezas no mueve)…
El Presidente dijo en la misma rueda de prensa que está ahí, en Carondelet, para tomar decisiones. Bueno, ¿no tenía ninguna para anunciar? ¿Hay tan pocos problemas en el país que le alcanza el tiempo, con cinco periodistas, para discurrir y repetir las informaciones que ya todo el mundo sabe? ¿Decir, por ejemplo, que en Coca Codo Sinclair los chinos contrataron una empresa alemana que hará el balance… y que el embajador chino le comunicó que su país se ocupará de entregar la obra, que por ahora es un gruyère, en condiciones aceptables? Lo mismo en otros temas.
¿Para qué Carondelet hace ruedas de prensa –tan escasas, es verdad– para que el Presidente de la República ni siquiera suscite un titular? Hay que ver los tuits de su propio servicio de comunicación: lucen como una colección de frases de sentido común, más que como el resumen de una intervención política de un Primer Mandatario. Se dirá que la terna: pero para leer los tres nombres (porque no indicó siquiera por qué los escogió) el Presidente no requiere hora y media. ¿Cuál es el sentido de la comunicación que hay en Carondelet? ¿Que el Presidente ocupe espacio en los medios? ¿Que el Presidente tenga micrófonos en frente para divagar sobre las teorías que le apasionan?
La rueda de prensa es un fiasco por otra razón: se produce días después de haber posesionado a nuevos ministros y haber cambiado al ministro de la política. Se esperaba otro aire. Más consistencia política, más sustancia conceptual. Los lineamientos de otro rumbo. Nada. Y eso refuerza la idea de que el vacío político que se achaca a los ministros de esa área (a Miguel Carvajal, a Paul Granda) quizá no les pertenece: es el sello de un Presidente que siempre posterga las decisiones y los anuncios sobre los graves temas del país. Su urgencia parece ser esperar… mientras pasan los meses. Si ese escenario fuera real, pues sobran las ruedas de prensa en las cuales, en vez de explicaciones y anuncios, el Presidente sigue nutriendo esta leyenda paralela de un mandatario cuántico que gentilmente discurre mientras patea todos los balones para cuando ya no esté.
Foto: Presidencia de la República. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario