lunes, 17 de octubre de 2016

“VIVIR BIEN O VIVIR MEJOR”

El economista Alberto Acosta, catedrático de la FLACSO, investigador, analista económico y dirigente del Movimiento Nacional “Montecristi Vive”, sustentó en la “Escuela de Liderazgo y Gestión de Políticas Públicas con Enfoque Intercultural”, que se desarrolla en la ciudad de Cañar, promovidos por la Universidad de Cuenca y la Unión Provincial de  Comunas y Cooperativas Cañaris”, UPCCC, el tema  relacionado con el “Buen Vivir”.

Dando seguimiento a este importante  evento educativo que se desarrolla la última semana de cada mes, (viernes, sábado  y domingo), recogemos los aspectos más importantes, alrededor de este  controversial tema desde la visión de uno de los pensadores y críticos más destacados del Ecuador, el economista Alberto Acosta.

“El buen Vivir, no se trata de “vivir mejor” (mejor que otros, de manera indefinida y no sostenible), se trata de construir alternativas al Mal Vivir que, aunque existe en todo el planeta, no afecta a todos por igual. Con la globalización del capital y sus múltiples formas de acumulación, la mayoría de la población mundial está lejos del bienestar material y ve cómo se afecta cada vez más su seguridad, libertad e identidad”.

El economista Acosta, admitió que: “Si en la Edad Media la mayoría de la población estaba estructuralmente marginada del progreso, hoy también lo está. Gran cantidad de personas no participan de los beneficios tecnológicos, están excluidas o apenas reciben migajas. No tienen, en muchos casos, ni el privilegio de ser explotados mientras sueñan con alcanzar niveles de vida irrepetibles a nivel global”. Esta es una cuestión muy compleja, expresó.

Al referirse a la difusión de ciertos patrones de consumo, señaló que estos son una pirueta de perversidad absoluta que se infiltra en el imaginario colectivo, incluso en amplios grupos sin capacidad económica para acceder a ese consumo, manteniéndolos presos del deseo permanente de alcanzarlo.

Recuérdese, enfatizó Alberto Acosta,  que los medios de comunicación privados e incluso públicos y gubernamentales- promocionan el consumismo y el individualismo, en una vorágine informativa donde todo se disuelve en una banalidad programada. Y, en un paralelismo con las prácticas inquisidoras del medioevo, estos medios marginan lo que no debe ser desde la lógica del poder, al negar espacios para su publicación.

En este contexto, indicó, no solo aparecen instituciones que controlan la información, sino que convierten a los propios individuos (en tanto simples consumidores) en artífices de su propia enajenación. Muchísimas personas producen pensando en consumir, pero al mismo tiempo viven en la insatisfacción permanente de sus necesidades, exacerbadas por las demandas de acumulación. “Así, producción y consumo crean un círculo vicioso sin futuro, agotando irracionalmente recursos naturales, contaminando campos y ciudades, tensionando las inequidades sociales”.

El economista Alberto Acosta, durante el diálogo con los participantes en la Escuela Política de Liderazgo, afirmó que  el desarrollo de la ciencia y su aplicación tecnológica, parece abrirnos un campo infinito de posibilidades, pero en realidad, en no pocas ocasiones, nos restringe aún más el acceso a ellas. Sin negar la importancia de muchos avances tecnológicos, expresó que  no toda la Humanidad se beneficia de dichos logros. “La técnica, además, no es neutra”.

“Los seres humanos nos hemos vuelto simples herramientas para las máquinas, cuando la relación debería ser la inversa. Desde esa perspectiva, para crear otro tipo de técnica, hay que transformar las condiciones de su producción social”, indicó.


El Buen Vivir, una utopía hecha realidad

Para valorar los aportes del Buen Vivir hay que entender que este recoge diversos modos de vida presentes en varias comunidades en diversas partes del planeta, así como aquellas prácticas de resistencia a la enajenación y marginación provocadas por la modernidad capitalista y sus secuelas, explicó el dirigente político de  izquierda..

Agregó que las visiones de El Sumak Kawsay o “Buen Vivir”, emergen desde culturas ancestrales, o más claro aún desde la “indigenidad”, en términos del gran intelectual latinoamericano Aníbal Quijano. “No es una utopía por construir. Sus valores, experiencias y prácticas civilizatorias alternativas al capitalismo hacen del Buen Vivir una utopía realizada y realizable”.

En la medida que se pueda convertir en una herramienta que profundice la crítica de la actual civilización y ofrezca propuestas concretas de acción, podría contribuir para “una gran transformación”, en los términos planteados por Karl Polanyi7.

Dejó sentado que el Buen Vivir, o buen convivir, no sintetiza ninguna propuesta totalmente elaborada ni indiscutible, no emerge de reflexiones académicas,ni de propuestas partidarias. Tampoco pretende volverse un mandato global único como sucedió con el concepto de “desarrollo” a mediados del siglo XX.


Por eso, al hablar de Buen Vivir: “pensamos en plural, es decir, en buenos convivires, y no en un Buen Vivir único, homogéneo e imposible de construir”, concluyó. 

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