jueves, 11 de febrero de 2016


libertad de prensa 
Por: Franklin Falconí
Una profunda preocupación, y hasta desesperación, se le nota en el rostro al presidente Rafael Correa en estos últimos tiempos. Ya no sonríe con la misma facilidad de antes, está más iracundo;
no le preocupa guardar las más mínimas formas legales o institucionales cuando agrede y da órdenes.
En las últimas semanas, durante sus discursos, mandó a callar a la oposición, de manera directa, anunciando incluso que aquel que se atreva a proferir lo que él considera mentiras en relación a su gestión, como aquella de que durante su gobierno han aparecido “nuevos ricos”, será enjuiciado y enviado a la cárcel. En realidad ya se enjuició y sentenció a quince días de prisión a Sebastián Cevallos, dirigente de Unidad Popular, por exponer ante la opinión púbica los nombres de los familiares que el ex ministro de Trabajo, Carlos Marx Carrasco, tenía en las instituciones del Estado.
En su última sabatina (enlace 459) orientó a sus militantes – los que aún le quedan después de la estampida de desafiliaciones que experimenta su movimiento político-, a que pidan el derecho a la réplica “a esos medios deshonestos” que, según dice, mienten cuando afirman que en el país existe una crisis económica.
Incluso creó una página web bajo el nombre: “El valor de la verdad”, en la que expone una “matriz de mentiras”, para que sus seguidores respondan a supuestas falsedades que dice la oposición, como: “no se ha hecho nada para enfrentar la crisis”, “el país está endeudado”, “el crecimiento es bajo”, “existe un exceso de funcionarios públicos”, “hay un excesivo número de vehículos”, “Hay un aumento de instituciones del Estado”, “El IESS está quebrado”, “nos fue bien por el precio del petróleo”… Es evidente que ha puesto a trabajar a su tecnocraciaen la construcción forzada de argumentos para demostrar que lo que los ecuatorianos ahora perciben como cierto, es decir, que vivimos en una crisis y que la “revolución ciudadana” ha fracasado, no es verdad. ¿Qué tanto podrá lograr que su militancia nade contra corriente?,lo veremos en las expresiones de protesta social, así como en los resultados electorales de este y el próximo año.
La mentira sí es un problema latente en el país, pero su origen no está en la oposición, al menos en la que representan las izquierdas.
Solo aquel que miente hace esfuerzos para que la verdad no se sepa, y eso lo constatamos en la persecución que el gobierno hace a la prensa, que según el último informe de Fundamedios registra un récord histórico:  en el 2015 se produjeron 377 agresiones, que incluyen procesos legales por la aplicación de la Ley de Comunicación; uso abusivo del poder del Estado, para imponer contenidos o censurar a periodistas y medios; agresiones verbales, agresiones físicas, violación a los derechos digitales, entre otros(mirar el cuadro adjunto).
Pero no solo en Ecuador se constata esta realidad compleja que vivimos. Organizaciones internacionales, como Reporteros Sin Fronteras, afirman queen el 2015 el país ha caído 13 posiciones en relación al puesto que ocupaba el año anterior en el ranking que esta organización establece para los países que no respetan la libertad de prensa.Según esta ONG, Ecuador está en el puesto 108, de 180 países analizados.
En la clasificación que presenta, la puntuación de Ecuador, considerando las agresiones sufridas por periodistas y medios, es de 39.5, que según la tipificación del estudio significa que en el país se vive una situación difícil. Es decir, una gradación menos que lo que la ONG define como situación muy grave (entre 0 y 15 puntos la situación es buena).
La tendencia del Ecuador, desde que se comenzaron a registrar estas estadísticas, ha ido en un franco retroceso, pero es evidente que el período del gobierno de Rafael Correa es cuando más se ha deteriorado este derecho (mirar cuadro 2).
Según otra ONG internacional, FreedomHouse, en cuanto a la libertad de expresión en la red, es decir el acceso a internet de manera libre, sin restricciones o excesivas regulaciones desde los Estados, Ecuador está en el puesto 37, de más de 80 países medidos. Es decir, tiene una libertad parcial, según la tipificación de esta ONG internacional.
Son datos que alarman más si se realizan comparaciones con países que viven conflictos internos, por lo que hacer periodismo en ellos se vuelve una tarea altamente riesgosa. Colombia, por ejemplo, estando más abajo que Ecuador en la medición de Reporteros Sin Fronteras, es decir en el puesto 128, únicamente bajó dos puestos en el 2015 respecto del año anterior. En Ecuador se deterioró cuatro veces más este derecho.Ese mismo país, en la medición de FreedomHouse, está más arriba que Ecuador, en el puesto 32.
Si bien es cierto algunos de los organismos internacionales e incluso locales representan el interés de grandes monopolios mediáticos en el mundo, no es menos cierto que en el marco del sistema capitalista la vigencia del derecho a la libertad de expresión y de prensa brinda mejores condiciones a los trabajadores y pueblos, en el escenario de la lucha de clases, para lograr sus objetivos. “La prensa libre es el ojo siempre vigilante del espíritu del pueblo, la confianza materializada de un pueblo en sí mismo, el nexo expresado en palabras que une al individuo con el Estado y con el mundo, la cultura incorporada que esclarece las luchas materiales como luchas espirituales e idealiza su tosca forma material”, afirmó Carlos Marx en La Gaceta Renana, en 1842.

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