viernes, 26 de febrero de 2016

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El Presidente Obama en el despacho oval. Si decide nominar a un juez liberal para suceder a Antonin Scalia, podría cambiar el balance de la Corte Suprema de Estados Unidos. CreditDoug Mills/The New York Times
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WASHINGTON – Hay una razón por la que los senadores republicanos se niegan a permitir que el Presidente Obama nomine a un sucesor del Juez Antonin Scalia, una figura emblemática de la jurisprudencia conservadora. La nominación que haga Obama implicaría el cambio ideológico más significativo en la Corte desde 1991 y generaría una mayoría liberal que, con gran seguridad, podría reformar las leyes y la vida en Estados Unidos.
Obama tiene una rara oportunidad para hacer su tercera nominación en un momento crucial.
La última nominación con una apuesta ideológica tan importante ocurrió en 1991, cuando se retiró Thurgood Marshall, considerado el juez más liberal de la historia moderna. Después de un arduo proceso de ratificación, fue remplazado por Clarence Thomas, un conservador.
En sus memorias de 2011, el Juez John Paul Stevens, quien se retiró en 2010, escribió: “La importancia del cambio en la jurisprudencia de la corte, que se atribuye a la elección de Clarence Thomas para ocupar la vacante que dejó Thurgood al retirarse, no puede subestimarse”.
La elección del sucesor del Juez Scalia podría tener la misma trascendencia. El derecho al aborto podría afianzarse mientras que el de la posesión de armas podría perder adeptos. Los intereses corporativos tendrían menos éxito y los de los consumidores y los trabajadores, más apoyo. La aversión jurídica a los programas para ayudar a grupos minoritarios en desventaja disminuiría. Y tal vez los argumentos basados en la Primera Enmienda en casos de financiamiento de campañas, sindicatos públicos y el discurso corporativo tendrían una recepción más escéptica.
Nada cambiaría de la noche a la mañana pero con el tiempo muchas cosas serían muy diferentes.
El nuevo nombramiento de Obama reforzaría el bloque liberal de la Corte Suprema que actualmente tiene cuatro miembros: los jueces Ruth Bader Ginsburg y Stephen G. Breyer, nombrados por el Presidente Bill Clinton, y las juezas Sonia Sotomayor y Elena Kagan, nominadas por Obama.
Estos cuatro jueces son muy cercanos en términos ideológicos. A menudo votan igual y, últimamente, han tenido cierto éxito para atraer un quinto voto a favor de su posición, con frecuencia del Juez Anthony M. Kennedy, quien podría perder su posición en el centro ideológico de la corte si Obama logra designar al próximo juez.
Hasta la muerte del Juez Scalia, los cuatro nombramientos demócratas estuvieron superados por las cinco designaciones republicanas, todas ellas de postura más conservadora.
Vikram Amar, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois, explicó que “añadir otro juez que tenga una inclinación y visión similares a los de las jueces Ginsburg y Sotomayor podría poner en tela de juicio precedentes contenciosos que han tenido una votación 5-4”, y enumeró las resoluciones que podrían ser anuladas.
Amar empezó por Citizens United contra Federal Election Comission, la cual amplificó el papel de la financiación en la política, y la del Distrito de Columbia contra Heller, en la que se reconoció el derecho a poseer armas indicado en la Segunda Enmienda.
La lista es bastante completa y contiene los resultados más destacados de la corte, presidida desde 2005 por el Juez John G. Roberts Jr. Sus omisiones más importantes están en las áreas en que los jueces más liberales se impusieron. Estas victorias incluyeron fallos sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo y la constitucionalidad de un fragmento clave de Obamacare, la ley de salud pública.
Los candidatos presidenciales por el Partido Demócrata, Hillary Clinton y Bernie Sanders, han prometido que buscarán revertir la resolución de Citizens United. Pero Tom Ginsburg, catedrático de derecho en la Universidad de Chicago, opinó que quizá eso no sea suficiente para generar un cambio de fondo.
Eric J. Segall, un catedrático de derecho en el estado de Georgia, afirmó que el cambio podría llegar de manera más bien paulatina. “Todos los jueces, en distinto grado, son sensibles a la acusación de ser meros políticos vestidos de toga”. Añadió que “revertir casos porque ha cambiado el equilibrio de poder no es algo que suceda de inmediato”.
En lugar de anular precedentes de manera rotunda, explicó, una mayoría liberal podría disminuir algunos de ellos, especialmente en el caso del derecho a la posesión de armas. “Los cinco reducirían a Heller hasta el punto de la irrelevancia”, comentó en relación con la ley que establecía que los estadounidenses tienen el derecho constitucional a tener armas en su casa.
El profesor Ginsburg explicó que una corte dominada por liberales podría reformar los derechos incluidos en la Segunda Enmienda sin anular la resolución del caso Heller y de su sucesor en 2010, McDonald contra Chicago.
“Si tenemos un quinto juez liberal en la corte, el péndulo se inclinaría rápidamente hacia el control de armas”, declaró. “Espero que veamos un cambio importante en el tipo de leyes de control de armas que la corte aprueba. El primer paso probablemente será aumentar los requisitos de registro de armas”.
Un nuevo juez nominado por Obama haría aun más improbable el éxito de una impugnación a las leyes sobre el control de armas con base en la Segunda Enmienda, un punto que el Senador Ted Cruz ha mantenido en la campaña. En un reciente debate republicano entre los candidatos presidenciales, Cruz sostuvo: “Estamos a un juez de tener una Corte Suprema que revierta la resolución en el caso Heller, una de las resoluciones influyentes del Juez Scalia, la cual defiende el derecho que contiene la Segunda Enmienda a tener y portar armas”.

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