viernes, 26 de febrero de 2016

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El presidente de Bolivia, Evo Morales, en la provincia del Chapare, donde depositó su voto en el referendo para la reelección presidencial. CreditAgence France-Presse — Getty Images
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El referendo del Presidente Evo Morales, con el que buscaba poder postularse para un cuarto periodo en 2019, no obtuvo el resultado que él esperaba. La elección proponía un cambio constitucional en Bolivia y el electorado tenía dos opciones: votar por el sí, en caso de apoyar las aspiraciones de Morales, o por el no, si estaban en desacuerdo con la propuesta.
Durante toda la jornada de conteo de los votos, la brecha entre la opción del no, que empezó con ventaja, fue disminuyendo con respecto a los votantes del sí. Con un 99,4 por ciento de los votos escrutados, la opción del no se impuso con el 51,31 por ciento frente a un 48,69 del sí.
Tras conocerse los resultados el presidente declaró que, a excepción de este proceso eleccionario, había vencido en todos los anteriores “ahora será que hemos perdido una batalla pero no la guerra”,  y agregó: “Este proceso es imparable, estamos apenas hablando de la modificación de la constitución política del Estado, no está en debate el programa”.
El mandatario comentó que pensaba que el voto duro de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), era de 35 o 40 por ciento por lo que los resultados del referendo, en el que casi llega al 50 por ciento, son una buena noticia y sobre sus aspiraciones a la reelección, añadió: “Evo nunca ha buscado cargos, el cargo me ha buscado a mi. De dirigente sindical a presidente”.
Estos resultados son un cambio brusco para Morales, uno de los líderes más visibles de la izquierda en América Latina.
Evo Morales, de la etnia aimara, es el primer presidente indígena de Bolivia. Es reconocido por haber estabilizado a Bolivia y lograr mayor inclusión social tras décadas de un liderazgo tradicionalmente blanco. Su partido ha logrado mantener un crecimiento económico anual del 5 por ciento a través de su mandato. En 2014 Morales fue reelegido para su tercer periodo constitucional con un 60 por ciento de los votos.
Pero una década en el poder ha hecho mella en su popularidad. Hacia el final de su campaña por el referendo, Morales tuvo que defenderse de un escándalo amoroso que incluyó a un hijo ilegitimo y acusaciones de corrupción. También ha enfrentado el rechazo de muchos miembros de organizaciones que lo llevaron al poder, como personas indígenas y cocaleros.
“Lo que vemos son las fracturas del movimiento socialista”, dijo Franklin Pareja, un experto boliviano en ciencias políticas. “La implosión está comenzando”.
Morales, de 56 años, no es el único mandatario de América Latina que se encuentra en problemas. Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, enfrenta un juicio político por el escándalo de corrupción de Petrobras, la petrolera estatal. Las crisis económicas en Venezuela y Argentina han hecho que por primera vez en varios años, los votantes dejen de apoyar proyectos socialistas y populistas y prefieran darle una oportunidad a los grupos de oposición.
Los seguidores de Morales defienden su legado. José Alberto Gonzales, presidente del senado boliviano y miembro del MAS, dice que el mandatario ha creado una nueva Bolivia al redistribuir la riqueza de las inmensas reservas de gas natural entre los indígenas pobres.
Pero no todos piensan así. Cristóbal Huanca, un líder indígena que vive en las cercanías del Lago Poopó, dice que en su comunidad han visto cómo las desviaciones de aguas y el calentamiento global han evaporado al lago. El gobierno no les prestó la más mínima ayuda, dijo.
“Nuestro hermano Evo no puede hacer nada por el cambio climático, pero aunque siempre habla de la Madre Tierra, hace muy poco para defenderla”, afirmó Huanca.

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