domingo, 20 de diciembre de 2015

POR: Mónica López Aviléz

Publicado en la Revista El Observador (Diciembre del 2015) 

San Francisco, en espera
Quizá es el proyecto de Conservación del Patrimonio de Cuenca, que ha permanecido en una suerte de “sala de espera”, por al menos cinco décadas. Visto por todos como un lunar en la ciudad histórica, el espacio de la Plaza de San Francisco no ha tenido la suerte de que hayan confluido decisiones y gestiones para llevar a cabo su recuperación. 
Hay quienes dicen que no se ha dado el interés por parte de las autoridades, otros dicen que las distintas propuestas no llegaron a ser de la aceptación general; pero las voces fuertes aseguran que es el tema político el que ha sostenido esta larga agonía, pues nadie quiso jugarse a enfrentar el gran colectivo ciudadano que se ha apropiado de este espacio público. Sin entrar en juicios de valor acerca de que éste último detalle pueda ser el preponderante, hoy queremos realizar un acercamiento a esta problemática que no se enfoque únicamente en cuestiones relacionadas con la estética o con lo puramente histórico. Analizar a groso modo, el tema del Uso del Espacio Público y de una situación que en la ciudad de Cuenca no se puede postergar. Cierto es y todos dicen lo mismo: “Qué se haga algo, lo que sea, pero así no puede continuar”, pero no es tan sencillo. 
La conservación del Patrimonio en los actuales momentos tiene en primer lugar protocolos que deben ser respetados estrictamente. Partiendo del hecho de que se trata de una actividad multi e interdisciplinaria  y en este punto ya surge el primer impase: en Cuenca por mucho tiempo el resto de disciplinas que no sean del ámbito arquitectónico y de ingeniería, se consideran  y se relacionan únicamente en el momento de la elaboración del proyecto y de acuerdo con el formato del expediente. Así tenemos que disciplinas como la Antropología, la Historia, la Arqueología, la Conservación de Patrimonio estricta y otras, recién cobran importancia, y más que nada son consideradas como ciencias y/o técnicas imprescindibles obligatorias,  para los proyectistas, desde hace muy poco tiempo. 

Qué dice la Constitución del Ecuador…
En el Título II, de nuestra Constitución, Sección cuarta referida a la Cultura y ciencia en el Art. 23 dice: “Las personas tienen derecho a acceder y participar del espacio público como ámbito de deliberación, intercambio cultural, cohesión social y promoción de la igualdad en la diversidad. El derecho a difundir en el espacio público las propias expresiones culturales se ejercerá sin más limitaciones que las que establezca la ley, con sujeción a los principios constitucionales. Art. 24.- Las personas tienen derecho a la recreación y al esparcimiento, a la práctica del deporte y al tiempo libre. Art. 25.- Las personas tienen derecho a gozar de los beneficios y aplicaciones del progreso científico y de los saberes ancestrales”. Considerando igualmente las responsabilidades relativas al Patrimonio tanto del Estado como de los ciudadanos, que son del conocimiento general.

Surge el cuestionamiento por la singularidad del espacio que comprende la Plazoleta de San Francisco y las manzanas adyacentes, como elementos pertenecientes a un complejo circuito que se ha mantenido por siglos.  Considerándolo como un componente vital de un Itinerario Urbano. Que se asienta prácticamente en un eje que nace de la Plaza Central hoy llamado Parque Calderón y se dirige al sector de El Vado. “Concibiendo al espacio urbano no solamente como el territorio físico, sino como un escenario de representación de los distintos grupos sociales, testimonio de los recursos y gestión de su gente, las actuaciones y las omisiones, estas últimas sin una negación. Mirando la evolución de la ciudad a través del tiempo, el recurso patrimonial inmaterial estrictamente relacionado con el material”. ML. El Mercurio Dic. 2015

En la ciudad de Cuenca desde finales de los años setenta las intervenciones en el patrimonio edificado han sido en su gran mayoría puntuales, exceptuando por unos pocos casos, no se ha tenido las características de un conjunto como éste, de allí que su postergación resulta de alguna manera comprensible. Si bien la independencia que mantienen las edificaciones patrimoniales intervenidas con los espacios circundantes, no obstante, se ha analizado mínimamente el entorno. Pero aún no se ha puesto en marcha un plan de preservación en conjunto, de tramo o de la totalidad del Centro Histórico. La búsqueda de la puesta en valor de los espacios como partes de un gran complejo patrimonial histórico-arquitectónico que tiene el centro de Cuenca en su estricto sentido, comienza en estos momentos y en el presente caso, con la urgencia de su resolución a la brevedad posible. 

Los problemas sociales…
Al hablar de los problemas sociales relacionados con este espacio, se tienen dos ángulos: Por un lado la ocupación del suelo ocurrida desde mediados del siglo XX y por otro las que vendrían luego de su intervención. En un caso tenemos el gran conglomerado de comerciantes y desempleados  que allí permanecen y por otro, los que la sociedad civil le otorgue en un futuro como lugar de concentración de varios grupos en distintos momentos. Pero siempre será un espacio protagónico de cohesión social, donde se visibilicen distintos aspectos, problema y actividades culturales; todos cargados de raíces identitarias, valores y cosmovisiones. Y, sus contradictorios, si no se involucra un plan de seguridad permanente.
La sociedad civil en todo su derecho, se apropia de los espacios y en el caso de la Plazoleta de San Francisco, el uso ha sido desmesurado en todos los sentidos. La salvaguarda de este lugar que involucra el Patrimonio Material y el Inmaterial, corresponde a toda la ciudad, pues la conservación del patrimonio tiene sentido en el uso y disfrute en primer lugar de la sociedad a la que pertenece y posteriormente a quienes se acerquen y lo sientan como suyo o por turismo. Sin desmembrar lo contextual patrimonial con lo nuevo que pueda surgir fruto de la dinámica propia que tiene la Cultura. 

El tema de la memoria…
Estrictamente relacionado con el tiempo que tiene el bien patrimonial desde su implantación, viene la cuestión de la memoria. Palabra que se ha vuelto una especie de lugar común en los ámbitos relacionados. La memoria ha estado supeditada a la altura de las circunstancias en que le han puesto los administradores, gestores y políticos que han tenido la encomiable responsabilidad de salvaguardarla y no lo han hecho. La memoria es por tanto un asunto frágil, víctima de la acción de las generaciones que se suceden. Los vestigios y bienes patrimoniales, materiales  históricos y lo inmaterial,  son elementos imprescindibles como dice José Marín Martínez: “…para encarnar, materializar y escenificar la memoria colectiva, lazos que unen una generación con la siguiente más allá de las vidas individuales, que alimentan la sensación de identidad y cohesión, que da sentido y orientación a la trayectoria histórica de una colectividad”. 

Tiempo al que se remite la Conservación de un Patrimonio…
El asunto del Tiempo en la Conservación del Patrimonio es un debate que en el Ecuador apenas se ha iniciado. En el caso de la Conservación o puesta en valor de plazas, parques y lugares históricos, el tiempo se torna complejo. Pues como se ha dicho, por un lado se tienen los distintos usos que se han dado a estos espacios a través de los siglos y por otro el que deberían otorgarles en su adaptación a nuevo uso, las ciudades históricas Patrimonio de la Humanidad como Cuenca, en razón de esa dinámica cultural.
Enfocándonos estrictamente en el caso que nos ocupa y en coherencia con todas las cartas, postulados y acuerdos emitidos y que el Ecuador por ser Estado miembro de la UNESCO se acoge,  resulta incuestionable la eliminación de todo elemento ajeno o añadido en el tiempo y que no sea original de la plaza. Considerando que el Patrimonio Inmaterial estrechamente relacionado con el sitio, debe salvaguardarse como nexo primordial en el que sustenta la memoria, entre las generaciones pasadas y las que vendrán.

Nuevos elementos en el espacio patrimonial…
En los actuales momentos los principios de mínima intervención y reversibilidad rigen de manera incuestionable en la Conservación Patrimonial, con lo cual, cualquier elemento que se inserte en la Plaza de San Francisco, tiene que tener las características mencionadas. 

Igual importancia tiene el concepto de autenticidad que resulta fundamental en tanto en cuanto se esfuerce por mantener la originalidad de los sitios patrimoniales. “La autenticidad ha marcado toda una época en la restauración moderna, desde Camilo Boito hasta el presente. Restauración respetuosa con la identidad de las partes originales y diferenciar el material, suprimiendo los llamados añadidos.  En su normativa de ocho puntos introdujo además la diferenciación de estilo como reiteración del mismo concepto de identificación, pero no como expresión del tiempo histórico de la restauración. Cuestionada por estudios contemporáneos que exigen el respeto al entorno, cuando se implantan elementos contemporáneos que rompen con la lectura de lo patrimonial.  La Carta de Venecia insiste en el respeto a las partes antiguas auténticas y la necesidad de reconocer los complementos como obra de nuestro tiempo”. Juan F. Noguera Giménez, 2002. 

En el caso de la Plazoleta de San Francisco, la implementación de un equipamiento contemporáneo que responda a la creatividad per sé y que irrumpa con el espacio y la atmósfera componentes por excelencia de las plazas latinoamericanas cargadas de un bagaje histórico, redundaría en un perjuicio. 

Como se ha dicho, la Teoría de la Conservación del Patrimonio manifiesta que la instalación de elementos en un espacio patrimonial, tiene que mostrar su tiempo. Muchos consideramos que se puede mostrar la contemporaneidad en el diseño y trabajar con materiales tradicionales o viceversa. La Creatividad que sí es posible en la Restauración, se traduce en la respuesta cuidadosa y acertada que tenga el restaurador,  con elementos que se integren al entorno patrimonial sin agresión. Desarrollando el turismo pero que no sea este el fin primordial, pues si éste decae, caerá el proyecto en su totalidad.

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