lunes, 28 de diciembre de 2015

POR: Marco Robles López


Cultura y Creación
Christian Laval y Pierre Dardot. La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal. (Editorial GEDISA, S. A  Barcelona-España, 2013. 427 pp.)

Este libro llega en un momento preciso para explicarnos el destino de los pueblos: el neoliberalismo que se consideraba –y todavía se considera- omnisciente, campeón de la autorregulación, con una génesis doctrinal supuestamente sempiterna, irrebatible, que incluso había decretado “el fin de la historia”,  y destinada a reinar por los siglos de los siglos, aunque conserva su poder en el mundo, empieza a revelar sus costuras.

En este libro, entre otras importantes reflexiones se anota que, desde las postrimerías de la década de 1970 hasta inicio de la de 1980, el neoliberalismo se ha interpretado como si fuera simultáneamente una ideología y una política económica, “directamente inspirada” en dicha ideología. Entonces, se asegura: “De acuerdo con esta ontología naturalista, bastaría con dejar que dicha realidad actúe por sí misma para conseguir equilibrio, estabilidad y crecimiento…”, lo que no corresponde a la realidad ni remotamente, acotamos nosotros.

No deja de señalarse que Alan Greenspan fue el más entusiasta partidario de esa ideología, con las consecuencias (negativas) ya señaladas. Los autores del documentado libro anotan que esto es lo que Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, llamó con justicia “fanatismo del mercado”.

Una obra para leerla de principio a fin y extraer importantes conclusiones de la esencia del neoliberalismo, sobre el cual siguen fundando sus políticas los amos del mundo, porque lo viejo y anacrónico se resiste a desaparecer y por eso el mundo se encuentra en ascuas.

Christian Laval es catedrático de Sociología en la Universidad de París X Nanterre y autor de importantes investigaciones y publicaciones; Pierre Dardot es también catedrático y filósofo especializado en la obra de Marx y Hegel; fundó en 2004 el grupo Question Marx.

Teresa Santiago. La guerra humanitaria. Pasado y presente de una controversia filosófica. (Editorial GEDISA, S. A. Barcelona-España, 2013. 187 pp.).
La autora es una reconocida catedrática e investigadora en el Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana (México). Su grado académico es Doctora en Filosofía Política.

Su libro, que recomendamos especialmente al lector que se dedica al estudio de  temas sociológicos, políticos y filosóficos, constituye una brillante exposición y un debate filosófico, en el fondo de lo que se señala como un humanitarismo militar que da paso a una intensa disputa en la que se expone una realidad que podría calificarse como amarga: el fin de la guerra fría no significó ni un mundo pacífico, sin contiendas bélicas, menos un mundo justo –o algo menos injusto-, cuanto un desequilibrio inocultable e innegable en el que los “heraldos” de la guerra marcan las acciones geopolíticas. Entre las “nuevas guerras” Teresa Santiago ubica a la llamada “guerra humanitaria”, de postrimerías del siglo pasado y cuya justificación apelaría al principio que consiste “…en la obligación moral de evitar violaciones a los derechos fundamentales de las personas”, algo extremadamente dudoso o muy lejano de la realidad, agregamos nosotros.

El libro enfrenta temas trascendentes que proponen un debate inaplazable: Las razones de la fuerza, Ética de la conquista, El surgimiento de los derechos humanos, Los defensores de la guerra humanitaria, El argumento liberal, La “paz humanitaria”, ¿Odres Nuevos? y Los dilemas del humanitarismo militar; estos dos últimos temas constantes en Reflexiones Finales. Sobre todo “Los dilemas del humanitarismo militar”,  aunque se esgriman de parte de los defensores de las intervenciones (militares), apoyándose en el lenguaje de los derechos humanos o de la lucha contra el terrorismo, difícilmente puede justificarse, porque los resultados han sido absolutamente contraproducentes y en esencia han negado ese humanismo, ni se diga esa “guerra humanitaria”: Afganistán, Irak, ex Yugoslavia, Libia, etc., son elocuentes ejemplos de lo que manifiesto. En el caso de Siria, ya no se exhibe ningún principio humanitario, sino con indudable cinismo, el afán de acabar con su presidente y proceder al reparto del atraco. Pero los tiempos han cambiado y a los heraldos de esas guerras injustas ya no les es fácil exterminar pueblos y naciones.

Mónica Borja Valdivieso, su mano y su pincel.
Gracias al amigo diplomático y personaje de nuestra cultura, Edwin Salas Cárdenas, he tenido la oportunidad de conocer algunos hermosos cuadros, creación de la artista Mónica Borja, su respetada esposa. No soy un crítico de arte, ni de lejos, pero cumplo con el grato deber de reproducir unas palabras de dos consagrados literatos y críticos de arte sobre la obra de la artista quiteña, reconocida nacionalmente y con exposiciones en otros países de nuestra América, como en Cuba.

 Julio C. Chamorro Rosero Escritor colombiano: “…Mónica Borja es artista de la textura, de la forma, del paisaje, del pincel manejado con maestría para que pinte lo que los ojos humanos ven y lo que los ojos del alma imaginan, de esas pequeñas circunstancias que solamente para el ojo de la inspiración que permite establecer un proceso de comunicación visual y conceptual con quienes tenemos la fortuna de admirar su obra…”

Carlos Manuel Arízaga, una de las voces poéticas más destacadas del Ecuador, le dedica NOVILUNIO: I. La magia en el pincel, la curvatura/ del aliento sostenido en la penumbra/ vuelve río al caudal y en su frescura/ dibuja la aureola que se encumbra.// II. El lápiz, el óleo, la acuarela/ el cisco, el acrílico, la maestría/ coleccionan jardines en duermevela;/ campanas de luz y poesía…

He ahí una semblanza de la artista del pincel, proveniente de la pluma de dos reconocidos literatos. ¿Qué puede decir al respecto? Que me sumo entusiastamente a esos juicios de valor de quienes saben de estas cosas del mundo del arte.

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