domingo, 28 de junio de 2015

Paco Moncayo: recomiendo a Correa que no se aferre al poder
El general Paco Moncayo, héroe del Cenepa, exalcalde de Quito y exlegislador nacional dice que la salida democrática y pacífica es que el presidente termine su periodo el 2017, abandonando el proyecto de las reformas constitucionales para la reelección indefinida. "No hay proyecto, por bueno que sea, y este no lo es, que justifique el romper las reglas del juego de la democracia para perennizarse en el poder", dice.
25 de junio del 2015
JUAN CARLOS CALDERÓN
Paco Moncayo
Ex jefe del Comando Conjunto de las FF.AA., héroe del Cenepa, exalcalde de Quito, exlegislador. Catedrático universitario y de institutos miltares. Autor de varios libros.
¿Cómo analiza usted la situación actual del gobierno y la reacción de un buen sector de la sociedad?
Creo que la mayor parte de los ecuatorianos nos sentimos desconcertados, agobiados y poco a poco nos vamos desesperando. Porque amando como amamos a nuestro país lo vemos, en junio del 2015, como a alguien que perdió las mejores oportunidades para mejorar. Vemos a un país que tenía problemas, sobre todo una enorme inestabilidad -la cual era dañina para el Ecuador- pasar a una estabilidad sin democracia, que es lo peor que le puede pasar al país. Hoy, en junio del 2015, puedo decir que estamos viviendo la suma de trampas de un gobierno antidemocrático, autoritario, dirigido por una persona que no tiene las condiciones de estadista. Un país que ha pasado de trampa en trampa: hicieron trampa para la consulta para meter la mano en la justicia; hicieron trampa para la reforma a la ley electoral, cuando en la Asamblea enviamos un proyecto para que los funcionarios y dignatarios no usen el aparato del Estado, nos regresó al revés, para que puedan gastar sin límites de los recursos de todos los ecuatorianos y con el famoso método de Hont para tomarse la Asamblea; trampa para la Ley de Comunicación, ley en la cual nunca se debatió el tema de convertir en jurídicas las normas deontológicas que es una aberración, ni menos se discutió crear esa horrible Superintendencia mordaza para vergüenza de los ecuatorianos, que hoy tenemos la peor ley de Comunicación, la más agresiva y abusiva en contra de las libertades; es decir, trampa para todo, trampas que han ido encerrando a la sociedad en una situación tan compleja que vivimos en conflicto permanente, divididos, por regiones, por ingresos…
¿Y por qué caemos fácilmente en tantas trampas?
Creo que hemos caído en las trampas por dos razones, y eso muestra la historia del Ecuador: cuando hay bonanza económica la gente adormece sus inquietudes. Cada boom económico ha sido estable en lo político. Incluso el doctor Velasco Ibarra terminó su mandato por una sola vez en el boom del banano, cuando tuvimos cuatro gobiernos consecutivos que culminaron sus periodos. Hemos tenido ahora años de bonanza, que han permitido al mandatario autoritario legitimarse a través de la obra, los subsidios y respaldados por una propaganda de la peor especie. Esa es una razón para que hayamos caído de trampa en trampa. Y la otra razón es que siempre sucede así con la sociedad. Es clásico el ejemplo de la Alemania nazi, cuando se decía: ahora se está persiguiendo a los socialdemócratas, pero es que esos son medio bolcheviques; que están persiguiendo a los judíos… Y cuando ya todos cayeron en la gran trampa de ese gobierno autoritario, inhumano. También nos ha pasado eso: no que es contra los banqueros, contra los periodistas, contra los maestros, los indios… ahora es contra todos los que no pensamos igual de lo que piensa el oficialismo.
¿Cómo salir de las trampas? ¿El país se está moviendo en esa dirección?

Creo que la crisis va a llevar al país a salir de la trampa. Tengo el defecto de acudir a los ejemplos históricos. La Revolución Juliana se dio en un momento de grave crisis en la economía ecuatoriana, cuando se dejó de vender el cacao, cuando la escoba de la bruja afectó a la fruta y esa crisis despertó a la clase media y a los militares. Un segmento muy importante de la clase media que dio al traste con la plutocracia y permitió un gobierno de gran progreso como fue el de Ayora. Esta crisis está despertando a los ecuatorianos, porque sabemos que estamos en una grave situación, la cual no se puede tapar a los ojos de la gente ni se puede cubrir con irresponsable endeudamiento o buscando cargas impositivas insoportables. Esta crisis va a ser un momento de cambio, que tiene que ser democrático.

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