miércoles, 19 de marzo de 2014

Monopolio del IESS



Por: WASHINGTON HERRERA
El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, que es la institución que más dinero fácil recibe en el Ecuador, debe ser dirigida y administrada no por políticos sino por expertos financieros de alta calificación profesional, quienes deben responder por los 6 600 millones de dólares que recibe anualmente, por su sostenibilidad en el largo plazo y por la eficiencia del servicio médico.

El presidente Correa, los empresarios y los trabajadores deben nombrar ya a personas altamente especializadas en esta materia, para no seguir de tumbo en tumbo. En la última década no ha podido evitar el colapso del servicio médico porque talvez no ha sido administrado por profesionales expertos de alto nivel en salud pública y gestión hospitalaria, compatibles con las exigencias de una enorme institución que tiene dos millones y medio de potenciales pacientes, mientras el servicio médico fue proyectado para menos de un millón de afiliados. Incluso, demagógicamente, se extendieron los servicios médicos a los hijos de los afiliados menores de 18 años, sin que haya sido financiado este servicio adicional, por lo que el peso de este error lo pagaremos los actuales afiliados.
Este atentado contra la salud de los trabajadores que, junto con los patronos, entregan la quinta parte de su salario cada mes, debe ser solucionado como una prioridad nacional. Esto ocurre porque rige el monopolio del IESS, ya que no hay otras instituciones con las que compita para mejorar y disciplinar sus servicios y entonces la politización clientelar de sus administraciones ha llevado a que en el lapso de 6 años el número de empleados aumente de 8 000 a más de 20 000 empleados. Se debe auditar esta explosión de personal y la Superintendencia de Bancos debe controlar lo de su competencia.
El IESS es un monopolio incontrolado. Ahora pretenden obligar a que todos los ecuatorianos que tengan algún ingreso se afilien pagando el 20,6% de sus ingresos, lo cual es meterle mano al bolsillo de los trabajadores libres y autónomos y confiscar sus ingresos en una quinta parte.
La universalidad de la seguridad social es un postulado solidario plausible, pero no necesariamente se debe obligar solo al IESS su implementación total, por eso si se quiere que los trabajadores sin relación de dependencia se afilien al IESS debe ser sobre bases voluntarias y en ningún caso como una obligación. Este segmento de trabajadores ya contrata su propio seguro de salud en empresas privadas que prestan estos servicios mejor que el IESS. Igualmente si quieren ahorrar para financiar los gastos de su vejez también hay instituciones financieras que trabajan en este campo con eficiencia y certidumbre. De este modo habría una solución pragmática y complementaria que satisfaría a todos.

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