miércoles, 19 de marzo de 2014

‘Me alejarán de mi hija por pensar distinto aquel 30S’



El personaje:
Alejandra Cevallos tiene 27 años. Egresó de Derecho y también estudia Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de los Hemisferios. Participó en el colectivo ciudadano Jóvenes y punto y fue asambleísta alterna del Partido Social Cristiano.
Testimonio
1. el bullying ya es de todos.
Cinco días después del 30 de septiembre de 2010 me enteré por los medios de la orden de prisión en mi contra. Fue un shock. A partir de entonces estuve cuatro meses fuera de mi casa, porque yo no iba a dejar que me apresen por una ilegalidad. La medida, incluso, fue dictada en un juzgado de flagrancia. ¡Flagrancia: cinco días después!
Lo más desgarrador fue tener que abandonar a una niña que para entonces tenía seis años. Yo soy madre soltera...

Este problema ha desarrollado en mi hija un resentimiento muy fuerte hacia la política actual. Ahora, por seguridad, ella tiene que escoger a sus amigos en función de si son o no correístas, por el bullying que le han hecho. "Tu mamá va a ir presa... Tu mamá ya se fugó...". Me duele que niños le digan eso a una niña. Afortunadamente mi hija es fuerte en términos de inteligencia emocional y ha sabido manejar el tema. Y creo que todo lo que estamos viviendo hace que nuestra relación sea la de dos hermanas o dos amigas. Lo único que ella me reclama es no poder viajar ni al exterior y a veces ni siquiera por el país, porque tengo prohibición de salida y debo presentarme en la Corte cada 15 días, cuando antes era cada semana.
Los cuatro meses que estuve fuera de casa fueron de paranoia y terror. A finales de enero de 2011 mi abogado -Ramiro Román- consiguió una orden de libertad y pude volver. Pero durante un par de meses más pasé encerrada en mi hogar, porque cuando salía la gente me señalaba, me acusaba, me insultaba. Días antes, incluso, hackeron mis cuentas de correo y desde ellas se enviaban mensajes groseros para dañar aún más mi imagen. El hacker es el mismo que vulneró las cuentas de la asambleísta María Cristina Kronfle.
Después tuve que dejar de ir tres semestres a la universidad, porque allí la mitad de mis compañeros era correísta, pero todos ellos -no sé por qué- eran muy agresivos y groseros. En ese mismo tiempo no pude conseguir un trabajo, porque nadie quería involucrarse con el 30S. La gente que recibía mi hoja de vida tenía miedo de que les caiga el SRI o el Ministerio de Relaciones Laborales. Solo un año después pude conseguir un trabajo estable, pero curiosamente el 30 de septiembre de 2013 me despidieron sin razón alguna...
Ahora volví a la Universidad. Egresé ya de Derecho y me falta poco en mi carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. En todas estas crisis, mi hija es mi terapia.
2. qué ocurrió aquel 30s.
Ese jueves salí de clases hacia el mediodía. Estaba resfriada y luego fui donde el doctor para que me inyectara. Minutos después me llamó una profesora de la Universidad, María Graciela C. -otra de las procesadas- y me preguntó si ya sabía lo que pasaba en el Regimiento Quito. Solo entonces tuve una noción de lo que ocurría con los policías.
Yo he participado en política desde acciones ciudadanas y el grupo Jóvenes y punto. Para entonces todos los jueves nos reuníamos en la República y Eloy Alfaro dentro de una iniciativa en defensa de la libertad de expresión convocada por César Montúfar. Por eso estuvimos cerca de Ecuador TV. Con un amigo y su madre nos quedamos en la vereda y desde allí vimos cómo un grupo tumbó la puerta metálica de acordeón y luego cayeron las puertas de vidrio. Los tres seguíamos afuera. Pero minutos después dije que quería entrar. La mamá de mi amigo me dijo que no, para qué. ¿Por qué lo hice? Por curiosa. Quería ver qué pasaba. Cuando ingresé vi mucha gente con pasamontañas.
Mi cabello estaba mojado por la lluvia de la tarde y cuando se moja se encrespa. Entonces, al entrar me puse la capucha de mi chompa y vi que Enrique Arosemena bajó, habló con Pablo Guerrero y le dijo que tendría su oportunidad de hablar ante una cámara. Entre tanto hubo una turba que dañó equipos y rompió macetas: sería ilógico negarlo. Sin embargo, entre los procesados no están quienes cometieron esos desmanes.
Yo estaba cerca al estudio, pero había una puerta con seguridades magnéticas. La gente presionaba por intervenir, porque el país estaba enlazado solo a la señal de Ecuador TV. Entonces los periodistas decidieron dejar pasar a un grupo de tres personas. Allí me volví a encontrar con María Graciela C. Ella me pidió que la acompañara. Entonces Álex Mora salió a recibirnos y entramos tres mujeres. Nos dijo que nos dará un espacio y pidió nuestros datos. María Graciela quería hablar, pero desistió. Como yo he aparecido en medios por mi activismo con Jóvenes y punto, acepté. Además, nadie quería que Pablo Guerrero hablara. Creo, por ejemplo, que sus palabras de apoyo a la Policía no estuvieron bien.
En mis declaraciones no agredí al presidente. Más bien le dije que respete a la Asamblea y los acuerdos a los que, para entonces, se había llegado con diversos actores políticos. Y protesté por el cerco mediático de aquel día
Mi padre me vio y corrió al canal. Me esperaba afuera y mientras caminábamos vimos en la tele de un guardia la muerte de Froilán Jiménez. Allí el terror se apoderó de nosotros.
3. por dónde marcha el juicio.
Se me acusa por sabotaje e interrupción de servicio público. Pero se nos acusa a todos por lo mismo que a Guerrero. No se individualizó ni la conducta, ni la actitud ni las acciones de cada uno. No se utilizaron argumentos contra cada uno. Siempre hablaron como si fuéramos un grupo. El delito era de grupo.
Ellos nunca probaron la supuesta asociación del supuesto grupo y, más bien, existen autores del delito por omisión. Francisco E. y Jorge Luis G., por ejemplo, son autores del delito por no haber evitado que ocurriera. De Ripley.
En mi caso, como no hay pruebas materiales de nada, mi culpa es haber estado ahí. En el juicio, Enrique Arosemena, como representante legal de la estación, dijo que yo no hice nada, pero que estuve en el canal. Luego el fiscal Gustavo Benítez, en su alegato final, dijo que yo era socialcristiana y que estuve recogiendo firmas con Carlos Vera para la revocatoria del mandato al presidente Rafael Correa.
Benítez me interrogó: "Diga si es o no socialcristiana". Sí ¿Y?, respondí yo. "¿Es delito serlo? -inquirí después-, si no pregúntenle a Xavier Cazar, que estaba en la audiencia, si es o no delito haber pertenecido a ese partido...".
Y lo cierto es que, aun cuando no estoy afiliada a ese partido, actué tres veces como asambleísta alterna, no lo niego, pero insisto: no es delito ser de oposición. Sin embargo, el fiscal solamente repitió el guión de la Secom.
Después Gustavo Benítez me preguntó sobre la recolección de firmas para la iniciativa difundida por Vera. No lo negué. ¿Por qué tenía que negar mi participación en un recurso constitucional?
En el desarrollo del juicio, en el que se me acusaba de haber suspendido un servicio público -haber interrumpido la señal de Ecuador TV-, un testigo que trabajaba en el canal dijo que él, como cristiano, no iba a mentir y admitió que en control máster había dado paso a la señal de GamaTV por orden superior. Es decir, no hubo interrupción de señal, sino el enlace a la cobertura que hacía el canal incautado. Luego la acusación fue que se interrumpió la programación...
¿De qué se me acusa, entonces? Un juez -cuyo nombre no puedo mencionar- se acercó a conversar conmigo y me dijo que en mi caso no había nada. "Pero la orden venía de arriba". Incluso dijo a mi abogado que yo era simpática, que le había caído bien, pero que no podía hacer nada, porque la orden era superior. ¿Qué hice? Hay 8 DVD con las imágenes de lo ocurrido en el canal, dicho por el propio Arosemena, pero no están incluidos en el expediente.
Pese a todo el daño que ha sufrido mi hija, pese a toda esta crisis que he vivido por más de tres años, he afianzado lo que creo. Y creo que no es delito ser disidente o pensar desde la oposición. Reconozco la obra social y de infraestructura del presidente, pero también soy crítica y veo muchas afectaciones. Él no respeta la independencia de poderes ni el derecho a opinar distinto. (IFP)

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