lunes, 10 de marzo de 2014

“Lo normal es que los presidentes rectifiquen, no los caricaturistas”



La conversación de Xavier Bonilla, Bonil, rezuma la misma ironía que sus viñetas. Su sentido del humor –su “antídoto contra el miedo”- se asoma ágil en cada palabra, tras cada frase. El caricaturista ecuatoriano está en Washington para hablar sobre el empeoramiento de la libertad de expresión en su país, una realidad de la que él mismo ha sido protagonista al haber sido obligado a rectificar uno de sus dibujos en los que recreaba el registro que la fiscalía hizo en diciembre pasado en la casa del periodista y activista, Fernando Villavicencio.
Esa viñeta y su sagaz corrección posterior no han dejado muy conforme al presidente de Ecuador, Rafael Correa, un malestar de cuyas consecuencias Bonil es consciente pero que no van a desviarle de lo que lleva haciendo durante 30 años con este y con otros mandatarios de su país. “He estado preparado conceptualmente para cosas como la que me han pasado desde que empecé con la caricatura, porque este género así lo determina. El humor a los gobernantes les disgusta, porque lo que más busca el poder es el adulo y cuando el poder te manda que rectifiques es cuando estás haciendo bien tu trabajo”, afirma el dibujante en una entrevista concedida a EL PAÍS.

    Cuando el poder te manda que rectifiques es cuando estás haciendo bien tu trabajo"
Esta circunstancia, sin embargo, no hace olvidar a Bonil que el episodio derivado de la sanción que le impuso la Administración ecuatoriana a él y al diario El Universal que publicó la viñeta, en virtud de la nueva Ley de Comunicación es “un abuso de poder”. “Uno, como ciudadano, no puede aceptar los abusos y los atropellos. Vamos a solicitar un recurso de amparo porque aquí se vulneran otros derechos importantes básicos como la libertad de expresión y el derecho a la defensa”, advierte. “Lo normal es que sean los presidentes los que rectifiquen, no los caricaturistas”, sostiene.
“Este Gobierno no ha necesitado de ley para cometer abusos y atropellos”. Bonil denuncia el paulatino ahogamiento de la libertad de expresión provocado por la legislación sobre medios aprobada por el medio de Correa, una normativa que promueve la autocensura, de acuerdo con varios organismos internacionales y organizaciones de derechos humanos, como la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, o Human Rights Watch. Estos obstáculos, sin embargo, espolean la creatividad del caricaturista para poder seguir denunciando los abusos de poder. “Hay una necesidad de no dejarse aplastar, de decir y hay muchas maneras de sortear esos riesgos, es un desafío a la inteligencia”, reconoce. “El peligro, como en mi caso, es cuando el poder te dice; esto es lo que quisiste decir y por eso te enjuicio y te sanciono, en este caso sí hay indefensión”, advierte.
    El peligro, como en mi caso, es cuando el poder te dice; esto es lo que quisiste decir y por eso te enjuicio y te sanciono, en este caso sí hay indefensión”
Lo acontecido con su viñeta sobre el registro en la vivienda de Villavicencio no ha amedrentado a Bonil pero sí le ha llevado a cambiar su forma de abordar las caricaturas. Él ya ha reconocido que, a partir de ahora, va a hacer lo mismo pero con menos palabras. “Hay un dicho entre los caricaturistas que dice que la mordaza aumenta la mordacidad, yo lo que voy a procurar es hacer dibujos sin palabras, que no es lo mismo que decir que me voy a quedar mudo. Así brindo al lector la posibilidad de que interprete más ampliamente”, explica.
La ironía que rezumaba la rectificación de su caricatura –que mantenía las mismas imágenes que la primera pero con la versión entrecomillada y extremadamente amable de la Fiscalía sobre el registro no ha dejado muy contento al presidente Correa quien manifestó su enojo contra Bonil a través de su cuenta de Twitter: “Una infamia lo sigue siendo así sea con dibujitos…”. El caricaturista, sin embargo, dice no tener miedo a futuras represalias, aunque sí reconoce que el grado de presión del Gobierno y de la nueva legislación de medios ha expandido la sensación de miedo en el país. “El hecho de que no me haya sentido atemorizado, por el humor es una forma de darle la vuelta al miedo, no significa que me dé cuenta o no reconozca que hay un ambiente nocivo que flota en el ambiente. Sí existe el miedo a las sanciones, hay medios que prefieren no tratar ciertos temas por no meterse en problemas”, denuncia.
Esa misma sonrisa asoma a su boca y sus ojos cuando se le pregunta por cómo sería la caricatura del los años de gobierno de Correa. “Sería una lengua muy larga de contar
A lo largo de sus 30 años como dibujante, Bonil ha podido hacer viñetas de varios presidentes del país. Él se niega a desvelar cuál ha sido el mandatario más difícil de atrapar en una caricatura. “Hay caras que se prestan y otras hay que trabajarlas más, pero, a veces, lo importante no es el parecido físico sino el parecido moral del personaje y lo curioso es que todos los presidentes, tarde o temprano, terminan pareciéndose a su caricatura”, dice con la misma sonrisa que lo acompaña tanto para hablar de los temas más serios –la derrota electoral del partido de Correa, Alianza País, en las principales ciudades de Ecuador, y su reacción: “Correa nos hizo cree que le tenía miedo al capital y lo que le tenía era terror a la capital”, comenta Bonil- como de los más distendidos, en una muestra de que su sentido del humor dirige sus trazos y su actitud.
Esa misma sonrisa asoma a su boca y sus ojos cuando se le pregunta por cómo sería la caricatura del los años de gobierno de Correa. “Sería una lengua muy larga de contar”, sostiene para abrir su iPad y esbozar de manera vigorosa y certera la viñeta del próximo día.

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