jueves, 12 de diciembre de 2013

Nada que celebrar



Por: Jeanette Hinostroza
La libertad de expresión es uno de los derechos humanos más valiosos y en este momento de la historia del país, uno de los menos defendidos.   Mucha gente prefiere ganar dinero y callar lo que piensa.  Hay quienes se convierten en cómplices de la corrupción cuando ven cómo se roban el dinero del pueblo y le dan la espalda a su propia ética. Hay quienes ven las injusticias frente a sus ojos y guardan silencio por miedo a perder sus puestos de trabajo. En el país podrá haber muchas carreteras, pero sin libertad de expresión no iremos a ninguna parte.  Para cuando se acabe el dinero ya será tarde, ya no habrá espacio para los que quieran recuperar su derecho a decir lo que piensan. Y se arrepentirán de haberle puesto precio a su conciencia. 

En el Ecuador hay cada día menos “terroristas”, es decir menos gente interesada en alzar su voz de protesta y exigir ser escuchados.  Quienes se atreven a hacerlo se arriesgan a ser juzgados  y condenados como la peor escoria de la sociedad.
A cuatro años de prisión fueron condenados los ecuatorianos que ingresaron en ECTV el 30 de septiembre de 2010.   Fueron acusados de sabotaje por haber roto dos puertas de vidrio y unas cámaras de seguridad del edificio.  No hubo interrupción de la señal del canal gobiernista, pero los jueces aseguran que ahí hubo sabotaje.   Los ciudadanos cansados de escuchar solo la versión gobiernista de lo que sucedió ese día, entraron indignados a ese medio de comunicación exigiendo ser escuchados; se trataba de un canal público, es decir de todos los ecuatorianos, en donde supuestamente ellos también tenían derecho a expresar lo que piensan, lo que sienten, lo que esperan.
El periodista que estaba en ese momento al aire lo entendió perfectamente y los invitó a sentarse en el set para que opinaran.  No hubo armas, ni gente maniatada, ni uso de la fuerza. No hubo terroristas.  Solo gente indignada.  ¿Que algunos pertenecían a partidos políticos? Sí, ¿y qué? ¿Acaso por tener una tendencia política los ciudadanos están prohibidos de expresarse?  ¿Acaso solo los de camiseta verde tienen derecho a ocupar las calles y decir lo que piensan?  Dos vidrios rotos, unas cámaras de seguridad destruidas y una joven de 25 años pidiendo a los directivos del canal del Estado que abran los micrófonos a otros pensadores, pues no era justo solo escuchar la voz del Gobierno.  ¿Es eso un delito? ¿o un derecho?. 
Lo más lamentable de todo este episodio es el silencio sepulcral de la mayoría de ecuatorianos. Mudos de miedo.  Asfixiados en su indiferencia.  Callados a pesar de que lo que estamos viendo le puede ocurrir a cualquiera, perder la libertad por defender el derecho a opinar, a pensar, a disentir. 
Esta semana en que se celebra el día mundial de los derechos humanos no hay nada que celebrar.

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