martes, 22 de septiembre de 2020

 

POR: Patricio Matute García

Publicado en la revista El Observador (junio de 2020, edición 117) 

 


Cuando 19 fue superior al 20
En tiempos de aislamiento social y distancia productiva, de posible «nueva normalidad», de «quédate en casa», han ganado algunas cuestiones inherentes a la materialidad y se han perdido varias cuestiones de la inmaterialidad, como la perfectibilidad de la humanización. Siempre volviendo a la  dicotomía de cada tiempo: idealismo versus pragmatismo, positivismo versus estructuralismo, cara a cara versus distancia teleinformática, espiritualidad versus ciencia y tecnología, inteligencia silvestre versus inteligencia artificial, hiperconsumismo versus frugalismo consciente, economía de mercado versus economía soli-comunaria, filosofías occidentales versus sabidurías/epistemologías del sur, antiguas formas societarias versus nuevas formas societarias.

La ciudadanía global en crisis, con miedo y angustia, tiene sed de información y acude a los medios masivos de comunicación para educarse, pero se cansa, no es efectivo, no llena sus expectativas, crea su realidad en la era de la postverdad, entonces se convierte en prosumidor, (produce y consume información), así entran en palestra las redes sociales, las famosas RRSS. para tranquilizar,-como efecto placebo-, por la lamentable falta de producción de pensamiento crítico y la estrecha relación entre teoría, práctica.

Aparecen teorías sobre la crisis humanitaria y varios pensadores e ideólogos se disputan la razón y la sinrazón, mientras tanto la incertidumbre invade al ser humano de a pie, que reza y se encomienda a Jesús del Gran Poder en San Francisco en Cuenca, o a la Virgen de la Nube en Azogues y hasta a San Patrick en Nueva York. Estamos hiperconectados, casi que se han borrado tiempo y espacio, sabemos todo y la vez nada. Nuestro celular y «San Google» piensan por nosotros, mientras nos divertimos para evadir la realidad con las virtuales: recetas, compras, fitness, postres, bebidas detox, comida de laboratorio, medicinas y los conciertos musicales. Sin embargo en las casas comienzan a odiar el teletrabajo y la teleducación.

Žižek: no habrá «nueva normalidad»
Como entender lo que esboza el filósofo europeo, Slavoj Žižek, cuando asegura que la nueva normalidad será una utopía, púes la humanidad ya no volverá a ser la misma, porque el sistema económico del neoliberalismo funciona mal, entonces habrá que ejercer una especie de comunismo, pues la debacle económica será la peor de la historia, ahí recién comprenderemos que solo somos un tipo más de especie y tendremos que adaptarnos a las circunstancias de supervivencia. Sin duda Žižek, predice el desaparecimiento del egoísta antropocentrismo y de la era del Antropoceno que devastó el planeta en pocos años.

Otra de las reflexiones de Žižek, afirma que, no solo se debe crear un sistema de salud global humana, sino un sistema de salud global para el planeta para preservar la vida y las especies, lo que sin duda se traduce en la detención inminente de la explotación de combustibles fósiles (petróleo, gas natural), la explotación minera, la agroindustria, el monocultivo y el fraking. Si no respetamos la naturaleza, la devastación será un caldo de cultivo para el aparecimiento de nuevos y otros seres virulentos, violentos y violadores de derechos.

La globalización y el libre mercado han contribuido negativamente para que se dé el cambio climático, que a su vez es otro caldo de cultivo para el aparecimiento de virus, por ende y en la reflexiva, se podría decir que el ser humano se merece este tiempo, pues desde hace siglos se  fundamentó una visión destructiva, acumulativa y egoísta para que el sistema macro (Tierra), sufra a manos de la más ínfima expresión micro (COVID-19), claro está, aclarando que los virus son vidas con una increíble organización, adaptabilidad, mutación, sistema de información, transmisión de datos, códigos y resiliencia, lo que aún los seres humanos estamos tratando de indagar con la endeble hipótesis de la inteligencia artificial y la tecnología 5G, mientras que los micros ya lo ejercen hace millones de años. Me permito recordar un hermoso concepto que enuncia que “las microorganismos-bacterias, son nuestras abuelas biológicas”, entonces ¿por qué no respetarlas, estudiarlas y emularlas?
Después del COVID-19, en la nueva normalidad, el eurocentrismo ya no tendrá cabida con la supremacía, ni el Estado de Bienestar, entonces la posible solución postpandémica no va a esbozarse en neomuros, y «setentenas», sino en las epistemologías de la solidaridad, reciprocidad y cuidado incondicional de las matrix: Tierra y Mujer, que dan vida, además de una respuesta coordinada a través de un neosistema de salud, pero también desde una “interdependencia y la primacía de la acción colectiva”, como señala el analista Will Hutton.

En este tiempo también se vislumbra una solidaridad falsa y una política de simulación, hay que esclarecer que se debe proteger a los vulnerables: niños, adultos mayores y aquellos que viven en condiciones de pobreza, hacinamiento, falta de accesos a servicios básicos, falta de alimentos nutritivos y agua potable; por otro lado las medidas económicas no solo deberán servir para recuperar Bancos, empresas e industrias, sino deberán enfatizar en la distribución de la riqueza desde un sentido hiperequitativo, por otro lado hay que tratar de ejercer sistemas de gobierno desde otras cosmovisiones, las actuales muestran su decadencia, quizá podrían ser desde las experiencias del Mandar-Obedeciendo (Chiapas, México) o el Gobierno de los Varayoj (Área andina quechua de Ecuador, Perú, Bolivia y las zonas centroamericanas de los Mayas). A lo mejor tendremos una nueva gobernanza o el sistema capitalista se volverá más recalcitrante.

Sin duda la pandemia y sus estructuraciones, códigos y procedimentales pueden ser un buen ensayo para una próxima crisis más fuerte: el cambio climático, pero también pueden ser el ensayo para aplacar los movimientos sociales, el pensamiento crítico y la exigencia de derechos, pues se tendrá el control total   a través de la implantación de chips, -vía vacunas-, la telemática también jugará su verdadero rol para la que fue creada: imponer al nuevo dios: inteligencia artificial; para comenzar, en el menú habrá la tecnología 5G, tres veces más veloz en transmisión de datos que la actual 4G, pero con un altísimo costo ecológico.

Boff y la esperanza de otra conciencia humana
El ex sacerdote brasileño, teólogo de la Liberación, Leonardo Boff en cambio plantea que esta pandemia coronaviraria, nos ha despertado el lado de la conciencia humana, por eso flotan en el aire las típicas preguntas filosóficas de las clases vespertinas de las Facultades de Ciencias Humanas como: ¿Hay egoísmo individual o solidaridad conjunta? ¿Podemos cuidar la naturaleza y vivir en armonía con ella? ¿Para qué la guerra si no podemos con un ser invisible microscópico? ¿Por qué seguir acumulando riqueza en pocas manos a costa de la mano de obra barata de millones de pobres? ¿Habrá como dejar el sistema de vida consumista y egoísta?,   aunque suenen tan evidentes, hay que recalcarlas, por aquello de que vivimos una postverdad libre y ya no en la época reflexiva de las epistemologías, ontologías y axiologías, de la romántica filosofía de los siglos anteriores al XXI. Vaya que la Cuarta revolución industrial ya va minado nuestros cerebros. Mucho antes de globalizarse.

¿Podremos seguir explotando, los bienes y servicios naturales para vivir cada vez mejor, o podremos cuidar la naturaleza y la vitalidad de la Madre Tierra, para vivir en armonía entre todos?

En la nueva normalidad debemos cambiar la lógica consumista y especulativa, no podemos decir que no aprendimos nada, a lo mejor aparece otro virus y las especies desaparecemos, como ya sucedió en otras épocas, recordemos que la Tierra muda y muta de acuerdo a como sus ecosistemas adaptan las condiciones para albergar vidas. Quizá el escenario próximo sea perder sentidos y partes corporales, o pueden ser reemplazadas por mecatrónica e inteligencia artificial, al final la otra humanidad será una mescla entre máquina-cerebro, maquina-corazón, lo que no se podrá clonar o emular serán: amor, solidaridad, empatía, admiración, candidez, sonrojamiento, tacto, olor, gusto y el proceso de discernimiento complejo para distinguir lo humano, lo erótico (sexo) y lo tanático (muerte).

Esta emergencia sanitaria también nos ha despertado el lado auténtico de la naturaleza humana, somos especímenes gregarios, comunales y relacionales; todos dependemos de todos, como afirma el Ubuntu africano: “yo soy a través de ti”, en el sentido pandémico: tu salud, depende de la mía; también somos existencias de cuidado y de autocuidado, frágiles, una especie más de las tantas que moran este planeta; por otro lado somos corresponsales, no solo dependemos  de los Estados; y, además siempre hemos sido una especie espiritual, con una energía amorosa y poderosa.

Epistemologías Kañaris para tiempos de pandemonius
Finalmente quisiéramos plantear nuestra investigación-proyecto de vida que la hemos realizado por mucho tiempo: las epistemologías Kañaris, indagadas entre esta etnia de la sierra sur del Ecuador. Creemos que deben insertarse en la producción crítica para una nueva humanidad, en una nueva normalidad, desde la rebelión, resistencia y resiliencia.

     Mikunakuna (Todos comen), donde se vislumbra la solidaridad y comunalismo, en un tiempo en que la alimentación equilibrada y nutritiva, es la «vacuna» principal para mantener en buen estado el sistema inmunitario y evitar cualquier quebranto.

Alli Upiay-Alli Mikui (Comer bien y beber bien para agradecer a la Tierra), hay que cuidar la naturaleza y no explotarla, ella es la única fuente de provisión de alimentos, entonces es muy importante «volver los ojos al campo» para ejercer el oficio y profesión de agricultor ético.

Pukllana (Jugar), donde se vislumbra la parte lúdica del arte y la cultura para mantener la salud mental, ¿qué sucedería en el mundo sin la estética, esa esfera que refuerza el humanitarismo?

Karanacuy (Ofrenda a las deidades, Tierra, Aire, Agua, Fuego), donde se realza la necesaria espiritualidad para la humanidad, coincidiendo con Leonardo Boff.
Kushilla Kawsana (Vivir siempre alegres a pesar de las adversidades), desde la resistencia y la resiliencia.

Estas epistemologías Kañaris, sumadas a las reflexiones de Žižek y Boff, pueden contribuir a darle otro aire a esta pandemia, aislamiento, distanciamiento por SARS COV 2 o COVID-19, que ha tenido en vilo a la tierra por más de seis meses.

Se quedan en el tintero las teorías conspirativas coronavirarias como la Aceleración de la Historia o la del Control Mundial de un Estado Único Global a través de la Telemática, será para una próxima ocasión, o quien sabe para una próxima y cercana pandemia. Todo dependerá de los escenarios próximos y futuros a los que podamos necesariamente adaptarnos. Esta es una prueba más que la humanidad, como el gran «Amaru», está cambiado de piel, trasmutando hacia otra era para nuevamente «empaparnos en el eterno polvo de estrellas».

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