jueves, 24 de septiembre de 2020

 

POR: Joaquín Tello A.

 Publicado en la revista El Observador (agosto de 2020, edición 118)

 


El Cajas
Decía Julio Verne “podemos desafiar a las leyes humanas, pero no podemos resistir a las naturales”. Y es en este contexto que considero necesario informar al público interesado en los acontecimientos actuales sobre la construcción de una estación de bomberos en la laguna Illincocha, perteneciente al Parque Nacional Cajas, sobre las leyes de regulación ambiental existentes en el país, y los procesos que requirió obtener este permiso ambiental, enfocado, como dice el título de este documento, en lo que se hizo, lo que no se hizo y lo que debía hacerse. He leído y escuchado comentarios y criterios de varios profesionales sobre la importancia de conservación y no intervención del parque nacional, desde una perspectiva social, biológica, hidrológica, paisajística, etc. y considero que hay información suficiente sobre los daños y efectos que se han causado. He escuchado también criterios que aducen una necesidad imperiosa de tener una estación para combatir incendios forestales, acudir tempranamente a accidentes y asistir a rescates de personas extraviadas con una estación “amigable con el medio ambiente”. Considero por lo tanto oportuno y complementario que se pueda describir cómo funcionan los procesos de regulación ambiental y qué pasó con el permiso ambiental que se obtuvo por parte del Benemérito Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cuenca, BCBVC.

Dadas las circunstancias delicadas del tema y la susceptibilidad a consecuencias legales para las partes interesadas, es mi deber aclarar que no escribo con el fin de perseguir o desacreditar personas o instituciones. Tampoco sugiero ni exhorto a tomar acciones a personas o colectivos que tienen su criterio propio y respetable. El cariño por la institucionalidad y buen nombre del BCBVC me motiva a explicar ciertos detalles técnicos para el buen entendimiento de la ciudadanía.  Siempre he respaldado y respaldaré los valores y principios de mi querida institución, así como su buen nombre. De la misma manera, soy partícipe de los principios ambientales establecidos en la constitución y leyes pertinentes. Lo dije en una entrevista que amablemente el Lcdo. Jaime Cedillo de la revista El Observador me dio la oportunidad para expresar: “el voluntariado y el BCBVC estamos en crisis, y que la solución es dar la cara, expresar y brindar información con honestidad y transparencia”.

¿Que es impacto ambiental?
El primer tema que necesita aclaración es la definición de impacto: Todo efecto, modificación o alteración que causa una acción humana sobre el ambiente. Es importante mencionar que de por sí, toda actividad humana causa algún impacto en la naturaleza, y uno de los objetivos de los estudios ambientales es el poder determinar o medir cualitativa y cuantitativamente aquellos impactos, con el fin de gestionarlos. Los impactos pueden ser negativos o positivos de acuerdo con sus consecuencias físicas y sociales. Los impactos así mismo pueden ser insignificantes, bajos, medianos o altos, de acuerdo con las actividades de cada proyecto. La construcción de una estación de bomberos ciertamente presentará impactos negativos y positivos de distinta magnitud durante las fases constructiva, operativa, y de retiro, como se ha manifestado por varios profesionales en ciencias del ambiente y de la conservación.

¿Qué se hizo, qué no se hizo, y que debía hacerse?

Se hicieron trámites de autorización ambiental con un documento que no correspondía a la magnitud de impactos, se hicieron correcciones escuetas sobre la marcha de algo que estuvo mal desde el principio, se hizo un proyecto basado en ideas que parecían buenas pero no resistían sustento técnico. No se hicieron Estudios de Impacto Ambiental, ni PMA, ni Procesos de Participación Ciudadana de acuerdo con los requisitos técnicos, no hubo un análisis de alternativas que mostrara que el proyecto podía ser realizado en otro sitio con mucho menor impacto, no hubo criterio técnico ni legal basado en los principios de dictamina la Constitución y el COA, y no hubo asesoría adecuada en ninguna parte del proyecto. Entonces ¿qué debía hacerse?, justamente, aquello que no se hizo.

Se puede decir que el malestar de autoridades, ciudadanos, de bomberos y de grupos en pro de la defensa de derechos de la naturaleza es consecuencia de los impactos causados por la construcción de la estación que son visibles ahora. Sin embargo, los impactos durante la fase operativa que aún no se visibilizan serán importantes también y no han sido aún determinados técnicamente.

Las causas del conflicto actual tiene mucho que ver con decisiones de carácter técnico y legal, al emitir una autorización ambiental muy inferior a la magnitud del proyecto, sobre todo por su ubicación. La asesoría técnica y legal adecuada es primordial cuando se trata de proyectos de esa naturaleza e inversión. No me corresponde, al menos en este artículo el detallar las sanciones para este caso, sin embargo, todos estos actos están bien tipificados en las leyes correspondientes, sobre todo en el Código Orgánico del Ambiente.

Queda pendiente un documento como profesional en bomberos y en gestión de proyectos de porqué la estación no es viable desde el punto de vista de prefactibilidad y factibilidad técnica. Para esto habrá un nuevo artículo próximamente. Me gustaría terminar este documento con las palabras que cité al inicio, de aquel gran novelista y visionario Julio Verne: “podemos desafiar a las leyes humanas, pero no podemos resistir a las naturales”.

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