Publicado en la revista El Observador (agosto de 2020, edición 118)
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Dueña de una lucidez notable reflejada en sus ojos expresivos y juguetones, amiga de todos con una persistente preocupación por el ser humano, así fue la escritora, periodista y luchadora política Nela Martínez. Una mujer con muchos sueños y pocas realizaciones. La vida no le ha dado lo que esperaba. Sus aspiraciones cuando era niña eran sentimientos de vida: el rio, la montaña, el viento, los árboles y la vida familiar. Nela recuerda con nostalgia su niñez y juventud. Sin embargo cree que en cada etapa hay una forma de ser, un deseo de permanecer en ese momento y proceder de acuerdo con ese pensamiento- Desde otra dimensión de la vida Nela Martínez?, sigue soñando con la revolución verdadera, profunda para este país y el mundo entero. Una revolución que partiría, ¿desde el ser humano proyectado en lo colectivo?. El ser humano tiene que pensar que forma parte de una humanidad a la que tiene que cambiar. “Por otra parte hay también esa colectividad, esa unidad que indudablemente no puede ser de todos porque hay unos que se benefician de la miseria de otros y eso nos tiene mal a todos”. Inclusive a aquellos que creen beneficiarse por tener bienes materiales que están ausentes de sentimientos humanos, espíritu cordial o fraterno. ¿Qué le decepcionó a Nela Martínez? “Cuando aquellos amigos de ayer, que estaban en las primeras líneas, dejan de creer, trabajar y luchar por esa aspiración común (de cambio social). Le irritaba la pasividad cuando el ser humano se vuelve espectador de su propia vida?. Se vuelve espectador o se beneficia con una impavidez que no es propia de un hombre o de una mujer de pensamiento. Nunca creó que la mujer ha logrado todo el reconocimientos a sus atributos puesto que en la vida familiar sigue la discriminación a la mujer. Todavía no se quitan los prejuicios que son generacionales. “El hombre, la mujer y la familia tienen que vivir en armonía para que sean iguales”. Concibe que el ser humano tiene que luchar por una sociedad de hombres y mujeres, más fraterna, más comprensible, capaz de comprender el mundo en el que vive y los peligros que afronta.. Cómo fue que apareció su inclinación hacia la lectura?. “En Coyoctor, la hacienda donde vivía, oí una noche azotar a un indígena. Sentía el azote y eso gravó en mi la angustia de no poder actuar, no poder defenderlo. Tenía 17 años cuando escribí un poema que se llamaba “El Azote”, que más tarde, Joaquín Gallegos Lara, con quien me casé, lo presentó en la Casa de Cultura de Guayaquil donde fue premiado”. Qué recuerda de Joaquín Gallegos Lara? Era una colegiala cuando fue a Guayaquil y conoció a Enrique Gil Gilbert en una exposición pictórica. Luego el le visitó en el convento en el que vivía para que fuéramos a conocer a Joaquín. Lo que me emocionó de él fue su calidad, que era tan potente como su pensamiento, toda la fuerza que daba ese hombre que era inválido, a quien no le importaba el deterioro físico cuando surgía el pensamiento su capacidad, su voz.. Nela Martínez incursionó en el plano político, fue militante del partido Comunista. “En el año 1944 se tomó durante 4 días el palacio de Gobierno. Nela fue además, la primera mujer congresista en 1945 Durante la conmemoración de Cañar Capital Arqueológica del Ecuador, en el mes de enero de este año la Casa de Cultura Extensión Cañar, inauguró monumentos en homenaje a dos preclaros hijos de Cañar, José Peralta y Nela Martínez Espinoza. |
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