Publicado en la revista El Observador (junio de 2020, edición 117)
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“Hablar de Agroecología es apostar por un proyecto de vida en sintonía con la madre tierra… para lograr la autonomía de las comunidades con un trabajo cooperativo y solidario… “ J. N. J. Luego de tres meses de confinamiento obligatorio, tenemos una secuela de situaciones difíciles: sanitaria, educativa, política, cultural, económica, laboral, ambiental, etc. Dentro de la económica todo lo relacionado con la productividad; por ello ha sido fundamental el aporte de la alimentación desde los pequeños productores del campo que no han parado de atender las necesidades ciudadanas, sus cosechas y productos almacenados requerían ser comercializados. Para hablar de este tema hemos conversado con dos lideresas de amplia trayectoria: Juana Narváez Jara, docente de la Universidad de Cuenca, Trabajadora Social, desde su visión académica y eco feminista, piensa en las necesidades humanas como exigencia ética, “La asistencia alimentaria desde el Trabajo Social como principio de alteridad ante el COVID 19” En esta emergencia y reafirmando su vocación, ha coordinado conjuntamente con la Prefectura del Azuay la ardua labor de entregar kits de alimentos al mayor número posible en los 15 cantones, 61 juntas parroquiales y 1360 comunidades, siguiendo los protocolos de la OMS y del COE Nacional, trabajando más de 14 horas diarias. Nos manifiesta: “También me ha permitido el encuentro y tiempo de cosecha con nuestros pequeños productores, para valorar y respetar a nuestra Pachamama y fomentar así la agroecología desde el desarrollo sostenible, en donde los recursos de la naturaleza deben ser socialmente justos, económicamente viables y ambientalmente sanos” En conclusión, convoca a que estudiantes, no solo de Trabajo Social, se sumen a esta minga solidaria agroecológica para ayudar sobre todo a los grupos de atención prioritaria, porque las inequidades se han evidenciado aún más. Un llamado también a los políticos sin clientelismo ni campañas publicitarias a solucionar la crisis con medidas que no vulneren los derechos y no sirvan al capital y a los grupos de poder. Elvia Ponce Rubio, comprometida con la agroecología y las comunidades campesinas; presidenta de varias organizaciones como: La Asociación de Productores Agroecológicos del Austro, ASOPROAMI y la Red de Integración de Productores Agroecológicos, no solo del Azuay, sino también de Cañar y Morona Santiago; ha sido también asambleísta alterna, representando a sus comunidades. Desde Miraflores, en su finca familiar trabaja y apoya a muchas personas involucradas en la producción, siempre ha liderado procesos valorando el campo, el trabajo mancomunado para llegar al consumidor sin intermediarios y con el precio justo. Ha participado por 16 años en el Bio Centro Agroecológico, con las Ferias (antiguo CREA), ahora continúa en la Rodrigo de Triana y Rábida. También apoyó con el servicio de viandas a niños, jóvenes y adultos mayores en el Ministerio de Educación y el Municipio, bajo la modalidad de compras públicas, brindando trabajo a quién más lo necesita. En esta época de cuarentena dice: “Hemos tenido la ventaja de vivir en el campo y no estar encerrados, sino trabajando sin parar con los sembríos de hortalizas, frutas, con un vivero de plantas, plántulas y semillas; incluso con la crianza de animales menores y aves criollas faenadas, hemos servido a la ciudadanía a través de Facebook, con gran demanda, llevando del campo a la mesa, sin intermediarios. Ha sido una motivación, porque la gente surge de la necesidad fomentando sus propios espacios y proyectos…” Sin lugar a dudas es un trabajo digno de ser emulado y compartido. Luego de la pandemia se requiere de serias reflexiones y acciones restaurativas: planificación e investigación, capacitación en proyectos y emprendimientos, que se valore la biodiversidad, la soberanía alimentaria con nuevas políticas ambientales y cambio de hábitos para una vida más saludable, productiva, digna y solidaria. |
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