Diez años de odio se resumieron en un violento estallido, en donde policías, manifestantes, abogados, activistas, académicos y hasta hordas de saqueadores propinaron agresiones de todo tipo contra los miembros de los medios de comunicación en el Ecuador, en el reciente paro nacional motivado por la decisión del Gobierno de Lenin Moreno de subir el precio de los combustibles.
Golpes, insultos, garrotazos, amedrentamientos, carcelazos, amenazas, ataques digitales y, de plano, intentos de quemar una canal de televisión y un periódico en Quito evidencian la brutalidad de la arremetida contra los medios, fomentada en gran medida por una década, la correísta, en la que se institucionó el control de contenidos por medio de una ley aprobada por la Asamblea Nacional, y se puso en funcionamiento una Superintendencia de Información y Comunicación (Supercom), en donde se montó un "banquillo de los acusados" para obligar a la prensa "corrupta y mentirosa" a desdecirse.
En redes sociales, abogados operando para los distintos bandos en conflicto"corregían" las informaciones publicadas por los periodistas, citaban leyes de manera insistente y amenazante, acusaban a los periodistas de apoyar el caos por informar, e inclusive, de "poner en peligro" investigaciones fiscales al detallar los hechos. No faltaron los que decidían qué era noticia y qué no, al más puro estilo del Estado de propaganda, y llamaban a suscribir los informes de las "fuentes oficiales" como si fueran verdades reveladas.
El acoso de algunos miembros del gremio judicial recordó a los procesos instaurados en la Supercom, en donde se obligó, de manera casi circense, a "rectificar" caricaturas, "desmentir" noticias y cambiar hasta pies de fotos.
Pero de las pirotecnias verbales de activistas, abogados y políticos, se pasó a las agresiones físicas. Según la organización Fundamedios, "Desde el inicio de las protestas hasta el 14 de octubre, Fundamedios contabilizó 113 agresiones contra medios y periodistas (incluyendo fotógrafos, camarógrafos, comunicadores comunitarios). De ellas, 61 fueron agresiones físicas, 11 casos de impedimentos de cobertura, ocho detenciones, entre otras. También se recopiló 20 ataques a medios de comunicación".
Fundamedios "reportó 135 periodistas agredidos, 52 por manifestantes, 36 por la Fuerza Pública, 18 por desconocidos, dos por el Estado y cinco por ciudadanos".
"La diferencia entre el número de agresiones, 113, con el número de agredidos, 135, es consecuencia de que hubo agresiones colectivas, a veces, con decenas de víctimas simultáneamente, como fue el caso de los periodistas “retenidos” en el Ágora de la Casa de la Cultura", explica Fundamedios en un reciente informe.
La acción policial: golpes y carcelazos
Durante el primer día de paro, por lo menos 16 periodistas fueron agredidos por la Policía, que parecía tener la consigna de evitar las filmaciones y la toma de fotos. Así, Fundamedios destaca casos como el de "Julio Estrella, fotógrafo de El Comercio, fue golpeado violentamente por 15 policías y rociado con gas lacrimógeno. “(…) Sin ninguna explicación, empezaron a empujarnos con los escudos de plástico y a darnos de toletazos”, explicó. Daniel Molineros, fotógrafo de la agencia API, intentó defenderlo y también resultó golpeado".
En ese mismo día, recuerda Fundamedios, "las periodistas Adriana Noboa, reportera del portal Primicias y Yadira Trujillo de El Comercio, fueron impedidas por al menos 12 antimotines de filmar con sus celulares la represión contra manifestantes. También recibieron toletazos".
"En la mañana, un taxista impactó a Freddy Toapanta, camarógrafo de Teleamazonas, mientras hacía un despacho en vivo junto a la reportera Fernanda Cevallos", destaca la entidad en su informe.
Pero a pesar de las denuncias de los medios y del supuesto compromiso del Gobierno de evitar los ataques, sobre todo de la Policía bajo su mando, "el sábado 5 de octubre, David Aguiar, camarógrafo de la página de Facebook, Guarmillas, fue herido con una bala de goma en la parte superior derecha del toráx por la Policía. El hecho ocurrió en la ciudad Riobamba, al centro del país".
Fundamedios destaca que "Durante esta larga jornada de protestas, resultaron ocho comunicadores detenidos. Siete de ellos fueron liberados inmediatamente, pero Camila Martínez, comunicadora de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (CONAIE) fue sentenciada a 5 días de prisión por insultar y agredir a los agentes que precautelan el orden público".
La saña de los manifestantes
Para el 7 de octubre, los ataques pasaron de la Policía a los manifestantes. Así, Fundamedios destaca que "la reportera de TVC Andrea Orbe y el camarógrafo Tito Correa fueron agredidos física y verbalmente cuando cubrían el cierre de vías en la Panamericana Norte. “Me empezaron a jalonear, me quitaron el micrófono, el celular, las llaves del carro. A mi compañero camarógrafo le estaban quitando la cámara y la intentaron hacer caer al piso para que dejara de grabar. Para nosotros fue un momento de mucha tensión porque no sabíamos que hacer (…)”, dijo la reportera.
Más tarde, "el periodista Mauricio Ceballos y el camarógrafo Iván Aroca de la cadena TC Televisión, fueron atacados por manifestantes en la población Santa Lucía, ubicado en la provincia costera del Guayas. Les propinaron golpes en la espalda con un palo y les lanzaron piedras".
En cambio, el 8 de octubre, "los periodistas William Rivadeneira de Cable Mágico, Carlos López de Macas News y César Correa de radio Shalom sufrieron agresiones físicas y hostigamiento por manifestantes, mientras cubrían las protestas en la provincia de Morona Santiago. A Wilson Cabrera, corresponsal de Teleamazonas en esta ciudad, le rompieron la cámara con la que grababa la protesta".
Fundamedios destaca también que "el 9 de octubre, en Portoviejo, capital de la provincia de Manabí, Diego Delgado, reportero de medios Ediasa, no culminó con su reportería pues una turba de manifestantes le lanzó piedras y lo insultó. El periodista, quien tiene discapacidad y portaba carnet del Conadis, afortunadamente salió ileso".
Ese mismo día, en el centro de Quito, "varios equipos de prensa que cubrían las protestas tuvieron que resguardarse en un parqueadero de San Blas, tras ser sitiados por varios manifestantes, quienes les tiraban piedras y los amenazaban con arrastrarlos. Así lo confirmó Alex Llanos, periodista de Ecuador TV. Algunos de los reporteros saltaron a una casa contigua para evitar la agresión".
Fundamedios destaca los ataques cometidos por desconocidos, al parecer, con la intención de robarse equipos. "A Diego Ayala, fotógrafo del portal digital GK, casi le roban la cámara fotográfica el momento que intentaba captar imágenes de las marchas. A un reportero de la cadena TVC le robaron el teléfono".
El 10 de octubre, el periodista de Teleamazonas, Freddy Paredes, recibió una pedrada en su cabeza al salir del Ágora de la Casa de la Cultura, donde cubría una concentración del movimiento indígena, recuerda Fundamedios.
Freddy Paredes, del canal Teleamazonas, fue atacado con una piedra por un individuo a la salida del Ágora.
"Paredes presentó una fractura de clavícula y una contusión en la cabeza con herida abierta. El abogado del canal presentó una denuncia en la Fiscalía por intento de asesinato. El culpable, quien ya ha sido identificado, se encuentra en la lista de los más buscados".
El discurso de odio
Para Fundamedios, hubo "un marcado discurso estigmatizante contra la prensa, acusada de no ser imparcial y cubrir hechos noticiosos que solamente favorecen al Gobierno. “Prensa corrupta”, “prensa vendida”, “prensa mentirosa”, fueron las consignas de los manifestantes", destaca la organización. El mote de "prensa corrupta" fue un aporte de personas del entorno político y académico de Rafael Correa, y una de las consignas del Estado de propaganda correísta.
En declaraciones para Notimundo, César Ricaurte, director ejecutivo de Fundamedios, sostuvo que la Fiscalía debe investigar a los responsables de secuestros, agresiones e intentos de asesinato que vivieron varios periodistas durante las manifestaciones. Ricaurte precisó también que "no se puede criticar al periodismo en base a piedrazos", y sostuvo que el atentado contra Freddy Paredes no fue una coincidencia, pues está convencido de que "iban contra él". "El discurso de odio en contra del periodismo quedó en muchos sectores y hay sectores que lo han usado a su conveniencia. Lo que sucedió en contra del periodista Freddy Paredes no fue casual, él era un blanco".
"No podemos pensar en construir un país democrático si nos basamos en discursos de odio", precisó Ricaurte, y denunció que "incluso hay facultades universitarias de periodismo que enseñan a sus estudiantes a odiar la profesión porque están tomados por grupos radicales". Ricaurte agregó que "El Estado tiene que reconocer que por 10 años se persiguió a los periodistas. Existió una política sistemática de acoso". "Tenemos un grave problema de garantías de seguridad para periodistas y eso es responsabilidad del Estado. Han fallado las garantías que deben dar a los trabajadores de la comunicación", finalizó el director de Fundamedios.
"Los periodistas de canales de televisión, principalmente, de Teleamazonas y Ecuavisa, fueron hostigados. Fausto Yépez, reportero del primer medio, fue increpado en el sector de Santo Domingo, al centro de la capital. Ahí, varias personas lo acusaban de “desinformar”. El periodista escapó y logró esconderse en una papelería de la zona, de donde tuvo que salir prácticamente camuflado", relata también Fundamedios en su informe.
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