martes, 29 de octubre de 2019


José Peralta

Por Galo Muñoz Arce

El largo y turbulento período de la Revolución liberal, a finales del siglo XIX y priincipios del siglo XX,  se caracterizó por la presencia, y acción de figuras que fueron, al mismo tiempo pensadores y guerreros. Además del propio Eloy Alfaro, conductor de esa prolongada pero rica epopeya, brillaron con luz propia, José Peralta, Roberto Andrade, Abelardo Moncayo, entre otras figuras destacadas.

Por derecho propio José Peralta, (1855/1937) ocupa un lugar cimero en aquella revolución. Rebelde frente al oscurantismo católica de la época, periodista de garra y fundador de medios alternativos, filósofo escritor, fue alto ideólogo de la alfarada, el mejor continuador de la ruta trazada por Juan Montalvo, el precursor.

Una de sus obras más importantes, es la Esclavitud en América Latina, escrita en Panamá en 1927. Con esta obra que circuló dentro y fuera del país, peralta rompe las lanzas contra el “imperialismo yanqui” cuando en  los países de  Latinoamérica, era tan fuerte la  imagen  norteamericana de una esplendorosa democracia, supuestamente  amiga y protectora de nuestros pueblos.

En estas páginas,  Peralta desmonta  pieza por pieza lo que realmente eran los Estados Unidos: una monstruosa maquinaria de guerra, intervencionismo político-militar, despojo territorial y saqueo económico.

En el caso ecuatoriano, Peralta previno el peligro que encerraba el apoyo yanqui al militarismo peruano y las ambiciones por las islas Galápagos, nuestros hidrocarburos, bosques y minerales, todo lo cual es hoy historia conocida que Peralta lo vio anticipadamente, no solo en relación a Ecuador, sino con su mirada bolivariana puesta en la Patria Grande.

La cancillería ecuatoriana, mediante memorándum del 26 de agosto de este año dirigido al cuerpo diplomático acreditado en el país,  retira de su página institucional, las incómodas publicaciones que no comulgan con su política internacional entre ellos  “La Esclavitud en América Latina”  de José Peralta, un acto de censura, al pensamiento antimperialista y de defensa de nuestra soberanía.

Resulta impresionante que en pleno Siglo XXI sigan funcionando en el Ecuador instituciones políticas inquisitoriales que sin ningún escrúpulo atentan contra la libertad de expresión y la difusión de nuestro patrimonio cultural intangible.

La cancillería ha ´procedido así como los torquemadas de siglos anteriores al coartar la circulación de obras que esclarecen y dan dignidad a nuestra historia. Es de suponer  que si quedó algún  remante de ejemplares de esos libros, haya sido lanzado a la hoguera.

No entienden como lo ha demostrado la historia, que el fuego y censuras no eliminan las ideas, al contrario, de sus cenizas o torpes prohibiciones, como el ave fénix, renacen y se esparcen con más fuerza.

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