martes, 16 de febrero de 2016

POR: Galo Muñoz Arce


¿Fin de ciclo de los gobiernos progresistas?
Alberto Acosta,  en declaraciones a la prensa extranjera  se refiere a la crisis de los movimientos progresistas de américa latina y en particular del caso ecuatoriano. ‚El catedrático de la  FLACSO, ex candidato a la presidencia por el Movimiento Pachakutik,  sostiene que el gobierno de Alianza País,  enfrenta a los movimientos sociales con una respuesta represiva, racista, que da cuenta de una lógica perversa. 
¿Por qué lo digo? Porque este gobierno fue posible gracias a la lucha de estos movimientos sociales. Sin la lucha de esos movimientos sociales, movimiento indígena a la cabeza, movimiento sindical, movimiento de mujeres, de estudiantes, de ecologistas, de distintos grupos de la sociedad, no habríamos tenido el escenario que permitió el triunfo de Rafael Correa en las elecciones de 2006. Rafael Correa, contó con el apoyo  de casi todos esos movimientos sociales  al inicio de su mandato y  fueron actores fundamentales para la aprobación de la Constitución de Montecristi, tanto por sus aportes e intervención activa durante el debate constituyente como, luego, en la aprobación del referéndum en septiembre de 2008. Ésta es una primera contradicción, una gran contradicción. Este gobierno surge como resultado de esa lucha, emerge del proceso popular, y luego esos sectores populares, que lideraron ese proceso, son víctimas de los ataques, de las agresiones, de la represión, incluso del racismo impulsado por el gobierno de Correa.

LOS PRECIOS ALTOS DE LAS MATERIAS PRIMAS 
Luego anotaría que los problemas políticos que vivimos comenzaron a surgir antes del fin del “consenso de los commodities”, para usar un concepto de Maristella Svampa. Ese momento comportaba un escenario de precios altos de las materias primas, del petróleo para Ecuador; es decir, de ingresos abundantes, que representaban la posibilidad de realizar obra pública significativa, lo cual se hizo, no se puede negar. Pero te encuentras con que los problemas políticos y aun económicos surgieron antes de la crisis económica provocada por la caída de la cotización del petróleo y la apreciación del dólar, algo letal para una economía dolarizada como la ecuatoriana. Basta recordar que las protestas sociales no son recientes.
A primera vista, alguien que no tiene mucho conocimiento de la realidad ecuatoriana o que la ha estudiado en los últimos meses podría decir que la protesta surgió debido a los cambios propuestos en la Ley de Herencias o al proyecto de Ley de Plusvalías. Falso. No niego que eso incrementó la protesta, o fue la gota que derramó el vaso, sobre todo en los sectores medios y acomodados de la sociedad, los cuales mantuvieron un silencio cómplice con el correísmo, mientras consumían y acumulaban como nunca. 
Alberto Acosta  sostiene  que las protestas empiezan en sectores populares mucho antes. Desde 2014 hay un proceso de resistencia que se cristaliza en marchas cada vez más multitudinarias en junio, septiembre y noviembre de ese año, que se replican con más gente en marzo y el 1 de mayo de este año. 
Además, paulatinamente adquieren una característica novedosa: son marchas multiclasistas, con trabajadores, indígenas y otros sectores populares que involucran también algunos de las clases medias. La resistencia masiva surge porque el terreno se calentó, las calles se calentaron por las acciones de los sectores populares, con una larga lista de reclamos al gobierno.

LAS POLÍTICAS SOCIALES Y LAS POLÍTICAS DE GASTO PÚBLICO…
El bono de desarrollo humano, por ejemplo. En general, la base de respaldo de Correa se nutre de un consumismo en auge.Vi que en el prólogo del libro coordinado recientemente por Francisco Muñoz de crítica al correísmo, retoman la idea de que se trata de un bonapartismo. En esta obra también retoman la hipótesis que planteé en 2012 de que, a grandes rasgos, los gobiernos progresistas en América Latina configuran revoluciones pasivas, transformaciones socioeconómicas impulsadas desde arriba, pero con la condición de frenar la activación de sectores populares y volverlos a llevar hacia la subalternidad.
Por supuesto, pero eso ya no es revolución sino distribuciones pasivas, procesos de distribución de los ingresos que, simultáneamente, desactivan la organización social.

¿POR QUÉ ESTO ES INTERESANTE?
Los movimientos sociales, todos estos grupos liderados por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador y el Frente Unitario de Trabajadores, no son lo que dice Correa, peones de la derecha, sino algo muy diferente. No hacen el juego a la derecha del siglo xx, al banquero candidato, al alcalde de Guayaquil ni a la derecha del siglo xxi liderada por Correa. Emerge otra fuerza social, política, y no sé cuál sea su evolución.
Que al mismo tiempo tiene dificultades de reconstrucción, pues también fue muy golpeada por el proceso-proyecto progresista, pasivizador, redistributivo, pero con fuertes consecuencias desmovilizadoras.
Ya que se toca el tema, no hay redistribución de la riqueza: hay distribución de los ingresos excedentarios. Este gobierno, el que más tiempo ha estado en funciones en toda la historia de la república, cumplirá nueve años, y esperemos que llegue a 
Eso hay que reconocerlo. El problema es que por no afectar las estructuras de acumulación y seguir con la misma lógica económica y social capitalista, el resultado necesariamente, haciendo las cosas mejor, según Correa, conduce a que los ricos sean más ricos, pues el sistema genera esa concentración. Entonces tenemos situaciones increíbles: las dos mayores empresas telefónicas del país, una es de Carlos Slim, Claro, y la otra es Telefónica Movistar, controlan más de 73 por ciento del mercado. Han llegado a tener utilidades anuales sobre patrimonio neto superiores a 38 por ciento. Esas estructuras oligopólicas, de ganancias extraordinarias, no han sido afectadas con este gobierno. Cervecería Nacional y Coca-Cola controlan 71 por ciento del mercado de bebidas; Pronaca, 62 del de carnes; Ómnibus, 72 del de vehículos; Indurama, 85 del de electrodomésticos; 5 empresas (con 3 dueños), 91 del de azúcar; 2 empresas, 92 por ciento del mercado de aceites, y así por el estilo.
En cuanto a la banca, el gobierno mismo ha admitido que ésta es una de las grandes beneficiadas durante su gestión. En efecto, entre enero y mayo de 2015 los bancos ganaron 132 millones de dólares, 7.8 por ciento más que en los mismos meses de 2014 (122 millones). En todo 2014, los bancos ganaron 335 millones, las segundas mayores ganancias en los últimos 10 años, superadas sólo en 2011, con 395 millones de dólares.

¿HAY CORREÍSMO SIN CORREA?
Puede seguir no como partido o movimiento, pero quizá los elementos que lo configuran se mantengan un tiempo. Lo que fue una propuesta democrática, de democracia radical, digámoslo claramente, se transformó en una propuesta y práctica caudillesca. Correa terminó por asumir el papel de portavoz de la voluntad política colectiva: él, sólo él, conoce los problemas y las soluciones; sólo él sabe lo que la gente quiere, interpreta el sentir popular, y es el único que puede cristalizar esas ideas. Esto lleva a una posición binaria: conmigo o contra mí; es decir, con “la revolución” o contra ella. No hay espacios para disensos o cuestionamientos que no graden a Correa, el caudillo del siglo XXI
Lo que fue inicialmente un proyecto para que gane —como decíamos en 2006— un pueblo y no una persona supone ahora un proyecto dominado por una persona que controla al pueblo a través de múltiples mecanismos, y eso se refleja en unas estructuras del Estado, a la vez, controladas por el presidente. Por ejemplo, la justicia, los jueces son “leales”, entre comillas, al pensamiento del presidente y no a la justicia. El Consejo Nacional Electoral está dominado por el partido y el movimiento político de gobierno. La Corte Constitucional es una caja de resonancia de la Presidencia de la República. Lo que creíamos que iba a ser una construcción importante para democratizar la sociedad, el quinto poder o la Comisión de Participación Ciudadana de Vigilancia, que tiene que ver con la transparencia, está también controlada por el gobierno.

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