miércoles, 17 de febrero de 2016

El oprobioso dictador solloza y se lamenta que el pueblo comience a dar la espalda a sus fines protervos; este vulgar sujeto, embrutecido por el poder, teme lo que le podría suceder cuando recuerda que varios tiranos cayeron y fueron ajusticiados por sus abominables hechos; este déspota ahora ruega a los ciudadanos que no dejen morir su "revolución ciudadana" que tanto trabajo le costó. Demasiado tarde para estar lloriqueando y clamando al pueblo: la prepotencia se paga muy caro; el despotismo se castiga con severidad; el cinismo, la mentira y la hipocresía son condenados con la afrenta pública de quien fue su cultor. El autócrata se embebió de poder total y sin sangre en su cara manifestó que su proyecto socialista iba a durar 300 años; a duras penas ha llegado a los nueve.
La ciudadanía ha sentido la mano dura del tirano, ha despertado y ha dicho: ¡¡BASTA!! El honor del pueblo se lo respeta; su dignidad no está en venta, ni se la alquila ni se la pisotea. El dictador ha entrado en agonía y deja escuchar sus estertores finales porque su sueño fascista ha llegado a su fin.
Fernando Balarezo Duque

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario