Realmente quedé sorprendida con el
discurso que Rafael Correa le dedicó a José Mujica, Presidente de Uruguay,
durante los eventos previos a la inauguración de la sede de UNASUR en Quito.
Encontré un mar de contradicciones que
considero necesario evidenciar.
Como todos sabemos José Mujica fue
guerrillero, miembro y fundador de los Tupamaros, organización subversiva con
la que luchó en contra de varios gobiernos, pero principalmente contra la
dictadura uruguaya de los años 70. Por esta razón fue encarcelado durante 15
años en condiciones infrahumanas. Recordando esta parte de la historia Correa
dijo: “El encierro al que te sometieron por pensar distinto no tiene
justificación”.
Qué dirá José Mujica si se entera de
que en este gobierno se condena la disidencia. Y que 10 jóvenes que residen en
un sector popular de Quito llamado Luluncoto fueron condenados a un año de
prisión, persecución y fusilamiento moral precisamente por pensar diferente y
por sospechar que harían algo al respecto. O que líderes sociales han sido
acusados de terroristas por salir a protestar a las calles.
Qué dirá de que en este país cada vez
que alguien organiza una marcha para expresar su pensamiento, el gobierno
organiza una contramarcha para que su voz se oiga más alto que la de los
ciudadanos que piensan distinto.
Qué pensará el Presidente Uruguayo, que
se destaca por respetar y promover las expresiones de democracia en su país, de
que en el Ecuador solo se puedan organizar consultas populares cuando las
preguntas son a favor del gobierno y que la Asamblea aprobará la reelección
indefinida a pesar de que el 73% de la población exige ser consultada sobre el
tema.
Otra perla, Correa le dijo a Mujica:
“Gracias a tu trabajo y tu coherencia, porque no se puede hablar de justicia
social desde islas privadas solo para los más ricos”. ¡Por favor! Que Correa
revise cuántos de sus ministros, asambleístas y otros funcionarios de su
gobierno se cambiaron a vivir a la Puntilla, o fijaron su residencia en
sectores lujosos como el Quito Tennis, González Suárez y Cumbayá. Qué también
vea cómo se visten, en qué carro andan y a dónde se van de vacaciones, pues
generalmente regresan con las orejas de Mickey Mouse camufladas en las maletas
y no con recuerdos de Irán, Bielorrusia, Rusia o Cuba.
Correa también destacó la sencillez del
líder latinoamericano, quien nunca dejó de usar su Volkswagen escarabajo, ni
tiene guardaespaldas. Mientras tanto aquí, el tráfico se complica, cada vez que
la caravana presidencial, compuesta por un ejército de motos, vehículos y
guardaespaldas atraviesa la ciudad, Se supone que Correa es el Presidente más
querido y popular de la historia, ¿se justifica entonces esa excesiva y costosa
protección?.
Mujica demostró que no se necesita ser
populista, para ser popular, querido y reconocido por su pueblo; mientras que
aquí, el caudillo habla de justicia social y buen vivir, ofreciendo una pensión
de 75 dólares para las amas de casa que se jubilen en 25 años. ¿75 dólares en
25 años?. ¿Eso es lo que merecen las amas de casa por un trabajo 24/7?. Los más
ridículos son los conformistas que dicen que peor es nada. ¿Peor es nada?. 75
dólares en 25 años serán lo mismo que nada. Esta solo es una promesa populista
y manipuladora que Mujica nunca haría.
Finalmente
Correa alabó la coherencia del Presidente Uruguayo, quien nunca dejó de vivir
en su chacra, cultivar su tierra y cuidar sus animales. Ojala nuestro
presidente tuviera un poco de esa coherencia, pues critica a mujeres con
apellido extranjero, cuando sus hijas se apellidan Correa-Malherb; y habla de
respeto a los derechos humanos, pero se alinea en la ONU con los países de peor
historial en la materia para abogar por Korea del Norte, que ya amenazó con un
nuevo ensayo nuclear si la ONU cumple su resolución de llevarlo ante la Corte
Penal Internacional.
Hablar paja es gratis, pero a la larga
nos pasará una costosa factura.
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