Caso Tlatlaya: tres versiones sobre el número de
ejecuciones
Han pasado 128 días desde la ejecución de 22
personas en Tlatlaya, Estado de México, aún no hay una versión completa sobre
cómo fueron los hechos y quiénes son los responsables
Por: Sebastián
Barragán
Luego de 128 días
del homicidio de 22 personas en el municipio de Tlatlaya, Estado de México,
existen tres versiones distintas sobre cuántos elementos del Ejército
participaron y cuántas víctimas fueron ejecutadas extrajudicialmente.
Hasta ahora se
conocen tres versiones documentadas: la recomendación de la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos (la CNDH), la publicada por la Judicatura Federal que
se realiza con los elementos aportados por la Procuraduría General de la
República (PGR) y el trabajo periodístico de la revista Esquire, que entrevistó
a una de las sobrevivientes.
El 30 de junio,
alrededor de las 5:30 horas, elementos del batallón 102 del Ejército mexicano
asesinaron a 22 personas en una bodega que se ubica en el kilómetro 37 de la
carretera Tlatlaya-Arcelia, en el Estado de México.
Aún se desconoce
cuántos elementos entraron a la bodega y cuántos de ellos dispararon contra
civiles desarmados.
Una tarjeta
informativa del Consejo de la Judicatura Federal publicada este domingo da a
conocer por primera vez la identidad de los soldados involucrados; se trata de:
- Alan Fuentes Guadarrama
- Julio César Guerrero Cruz
- Roberto Acevedo López
- Samuel Torres López
- Ezequiel Rodríguez Martínez
- Fernando Quintero Millán
- Leobardo Hernández Leónides
Tres de ellos:
Fernando Quintero, Roberto Acevedo y Leobardo Hernández son acusados del
homicidio de ocho personas, abuso de autoridad y alteración ilícita del lugar y
vestigios del hecho delictivo. En resumen, según esta versión, tres uniformados
asesinaron arbitrariamente a ocho civiles.
Sin embargo, según
la recomendación de la CNDH, con peritajes de PGR y procuraduría del Estado de
México, 12 víctimas tenían signos de haber sido asesinadas tras haberse
rendido.
Además, los
peritajes permiten establecer que tres cuerpos fueron movidos de su posición
original al caer, lo que impide saber si murieron como parte de un
enfrentamiento o de una ejecución.
En la recomendación
por violaciones graves a los derechos humanos, la CNDH estableció que no tiene
elementos para señalar con precisión quiénes participaron en las ejecuciones,
pero según declaraciones y pruebas periciales “muy probablemente” se trata de
al menos cinco elementos militares que ingresaron a la bodega.
De esta forma, la
comisión señala la responsabilidad de cinco soldados por la muerte de 12
civiles.
El primer
testimonio sobre los hechos del 30 junio en Tlatlaya fue aportado por la
revista Squire, que publicó una entrevista con la mujer identificada como
Julia, una de las sobrevivientes al ataque.
La mujer dijo que
en el primer enfrentamiento murió un presunto delincuente. Posteriormente
aseguró que los soldados sometieron, interrogaron y ejecutaron a las 21
personas restantes.
Esto fue lo que
Julia dijo al periodista Pablo Ferri, de la revista Esquire:
“¿No que muy
machitos, hijos de su puta madre? ¿No que muy machitos?” Así les estaban
diciendo los militares a los muchachos, y pus todos salieron, todos se
rindieron, sí, Se rindieron, definitivamente se rindieron.
Yo les decía que no
lo hicieran, que porqué lo hacía y ellos me dijeron... Pero sí los mataron a
todos, sí a todos, ninguno, sólo uno estaba muerto al principio
Santiago Corcuera,
integrante del Comité contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de
las Naciones Unidas, dijo que aún falta investigar la responsabilidad de la
cadena de mando que derivó en la muerte de 22 personas.
En el programa
Aristegui de CNN sostuvo que también se debe indagar el encubrimiento de las
autoridades del Estado de México y Ejército mexicano:
En Tlatlaya no hay
pretexto, no hay pretexto, para que nos digan 'voy a investigar la cadena de
mando, 'tope donde tope', como dijo el Presidente de la República.
Lo que yo veo ahí
es falta de voluntad y no sólo falta de voluntad, sino muy probablemente intencionalidad
de solapar o de encubrir.
La investigación de
la CNDH ya señaló irregularidades en la actuación del Ejército, la PGR y el
gobierno del Estado de México. Pero a 128 días de las ejecuciones en Tlatlaya
aún se desconoce si habrá más responsables dentro de la cadena de mando en el
Ejército. Hasta ahora único acusado por encubrimiento es el teniente Ezequiel
Rodríguez, quien participó en la operación.
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