EL ARTÍCULO QUE TODO EL
ECUADOR NECESITA LEER... Y
COMPARTIR.
En nuestra continua búsqueda de
contenidos virales dignos de ser compartidos con nuestra comunidad, siempre
intentamos evitar caer en la tentación de compartir artículos de índole política.
En general sabemos que el tema se ha convertido en una temible excusa para
enfrentar a gente de nuestro país, polarizando ideales exageradamente y
queriendo generar sentimientos de odio y separatismo dentro de ciudadanos de
una misma tierra.
Esta vez, y gracias a un comentario de nuestro presidente, ha sido
inevitable prestarle atención a uno de los temas más virales del momento y
queremos compartir con ustedes una original posición.
Asumimos que todos estamos al tanto de lo sucedido en los días pasados
entre la vicealcaldesa de Guayaquil, Doménica Tabacchi y el presidente de la
República. Sin entrar en detalles descriptivos del conflicto, del mismo todos
sabemos lo siguiente:
Más allá de estar conscientes de la
intencionalidad de las palabras de la funcionaria guayaquileña, creo que todos
estamos de acuerdo que manejó su intervención dentro de parámetros más que
aceptables, haciendo uso inteligente de su posición para reforzar sus ideales y
comunicar sus preocupaciones concernientes a la política de nuestro país. En
parte, para eso ha sido elegida como representante de su ciudad.
En la otra esquina, nos vimos "sorprendidos" por la
intervención del hombre más poderoso del Ecuador, quien haciendo uso también de
su posición privilegiada, no comparte con el país una réplica informada, o un
comentario a la altura del más alto representante del Ecuador, sino que decide
descalificar a su opositora tal y como lo haría una persona en una pelea
callejera: con la primera bobada que se le vino a la cabeza. Lo interesante de
esta bochornosa intervención es que se ha venido convirtiendo en el día a día
de los quehaceres del mandatario y aunque ni él mismo se dé cuenta, es su mayor
debilidad.
Ahora es cuando queremos contarles de nuestra posición, y esperar a ver
si la consideran digna de compartir.
Creemos que es momento de dejar de lado ideales políticos. Aunque sea
difícil de ver por momentos, socialismos, capitalismos o la mezcla perfecta de
ambos, son ilusiones inexistentes mientras el ser humano sea gobernado por codicia,
ambición y corrupción. No importa el color de tu camiseta, ya todos sabemos que
nuestro país -gracias a la increíble riqueza de sus tierras- siempre va a ser
una temible tentación para el dueño del poder. Todos sabemos que esa tentación
está latente y mientras más tiempo estés sentado frente a ella, más riesgo
corres de caer.
Ya no queremos saber nada sobre cómo los políticos de ahora son
diferentes, cuando todos sentimos y sabemos de las similitudes con aquellos del
pasado. No queremos que nos digan que unos ecuatorianos son menos que otros,
cuando sabemos que el racismo en nuestro país multiétnico es una ridiculez.
Basta de querer enfrentarme con quien gana más dinero, porque no son todos los
que nacieron en cuna de oro y muchos se la ganaron trabajando y generando
trabajo para el resto. Paren con las descalificaciones por apellidos
extranjeros, especialmente si no tienes un apellido de origen indígena, ¿con
qué derecho nos separas?, más aún cuando siento orgullo de ser de mi país y eso
jamás va a cambiar.
Todos en algún momento le tuvimos fe. Todos creímos que de verdad
podíamos ver un cambio. Pero no hay carretera que valga la pena el
enfrentamiento de una nación llena de gente buena. Dejemos atrás nuestro
compromiso y enfrentemos la desilusión. No tenemos la representación que
creíamos tener. La mayoría de nosotros no somos agresivos, ni descalificadores
o egocentristas. Demostremos que somos diferentes y no nos vemos representados
por violencia ni ambición extrema; ya sea de dinero o de poder.
El resto de los ecuatorianos nos queremos, sin importar raza, sexo o ingresos. Como seres humanos, demos un paso al costado y dejemos que el señor pelee solo, todos sabemos que lo único que está haciendo es cavar su propia tumba.
El resto de los ecuatorianos nos queremos, sin importar raza, sexo o ingresos. Como seres humanos, demos un paso al costado y dejemos que el señor pelee solo, todos sabemos que lo único que está haciendo es cavar su propia tumba.
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