Felipe Burbano de Lara
IESS, ¡ya
basta!
Causa alarma la
forma como el presidente de la República y el nuevo director del IESS, el
complaciente y leal Richard Espinosa, han lanzado una ofensiva política para
cuestionar la entrega del 40% de los aportes del Estado al financiamiento de
las pensiones jubilares. En ese tono siempre displicente hacia su audiencia,
Correa declaró que no dará ni 20 centavos más al IESS. Así de arbitrario y
unilateral. Tampoco el Gobierno admite hoy una deuda de 1.750 millones a los
servicios de salud, a pesar –según varias fuentes– de haberla reconocido en el
pasado. Con una agilidad nunca antes vista, Espinosa declaró que un estudio
legal reciente ratificó la inexistencia de dicha deuda.
Llama poderosamente la atención que
la política hacia el Seguro Social salte por los aires cuando el Gobierno está
desesperado –subrayo la palabra desesperado– por recursos. Ninguna de las
medidas de austeridad adoptadas hasta ahora alcanza a corregir, y menos
disimular, la poca prudencia y pulcritud con las que han manejado los recursos públicos.
Hoy quieren pintarse de austeros con medidas tan superficiales –pero que
revelan el abuso– como prohibir la contratación de artistas y la organización
de eventos especiales en los actos de rendición de cuentas. En muchos casos,
como en el Ministerio de Justicia, la restricción llegó tarde: la ministra
había realizado ya su rendición de cuentas en el antiguo penal García Moreno
con un show de luces, bailes y canelazos. Solo uno de muchos ejemplos que
obligaron, supongo yo, al presidente a emitir un decreto ejecutivo que limita
los excesos.
En este entorno de gasto inmenso y
poco pulcro no se puede confiar en los argumentos del Gobierno para limitar la
entrega de recursos al Seguro Social. Tampoco se han presentado argumentos
técnicos o actuariales sólidos para reducir el 40% establecido en la Ley como
contribución al fondo de jubilaciones. Como han señalado ya varios
especialistas, una cosa es exceso de liquidez y otra solvencia. Bajo el
argumento del exceso de liquidez, ¡zas, el zarpazo! Un argumento técnico y un
debate de altura, alejado de muletillas ideológicas, es lo mínimo que los
afiliados requerimos para aceptar la nueva política hacia el Seguro Social. No
resulta en absoluto convincente la tesis de que se entregará lo que requiera el
fondo de jubilación para sostenerlo. ¿Quién fija la necesidad de
financiamiento? ¿De modo arbitrario el Gobierno en función de sus flujos de
caja?
¡Cuántas voces sensatas, todo menos
politiqueras, han reaccionado con alarma frente a los anuncios de Correa y
Espinosa! El presidente quiere erigirse en la voz de los ciudadanos y de los
afiliados, pero sin escucharlos ni respetarlos, tomándose la atribución –que
nadie le ha otorgado– de hablar por ellos. Exigimos –disculpen el tono
personal– la búsqueda de un consenso de largo aliento, bien argumentado y
técnico, en este tema, para la tranquilidad futura de quienes hemos aportado
honestamente a la seguridad social durante décadas. ¡Basta de tanta
arbitrariedad y abuso, de tanta arrogancia, basta de tratarnos con argumentos
superficiales como si fuesen verdades incuestionables! (O)
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