martes, 7 de abril de 2015


Felipe Burbano de Lara

IESS, ¡ya basta!

Causa alarma la forma como el presidente de la República y el nuevo director del IESS, el complaciente y leal Richard Espinosa, han lanzado una ofensiva política para cuestionar la entrega del 40% de los aportes del Estado al financiamiento de las pensiones jubilares. En ese tono siempre displicente hacia su audiencia, Correa declaró que no dará ni 20 centavos más al IESS. Así de arbitrario y unilateral. Tampoco el Gobierno admite hoy una deuda de 1.750 millones a los servicios de salud, a pesar –según varias fuentes– de haberla reconocido en el pasado. Con una agilidad nunca antes vista, Espinosa declaró que un estudio legal reciente ratificó la inexistencia de dicha deuda.
Llama poderosamente la atención que la política hacia el Seguro Social salte por los aires cuando el Gobierno está desesperado –subrayo la palabra desesperado– por recursos. Ninguna de las medidas de austeridad adoptadas hasta ahora alcanza a corregir, y menos disimular, la poca prudencia y pulcritud con las que han manejado los recursos públicos. Hoy quieren pintarse de austeros con medidas tan superficiales –pero que revelan el abuso– como prohibir la contratación de artistas y la organización de eventos especiales en los actos de rendición de cuentas. En muchos casos, como en el Ministerio de Justicia, la restricción llegó tarde: la ministra había realizado ya su rendición de cuentas en el antiguo penal García Moreno con un show de luces, bailes y canelazos. Solo uno de muchos ejemplos que obligaron, supongo yo, al presidente a emitir un decreto ejecutivo que limita los excesos.
En este entorno de gasto inmenso y poco pulcro no se puede confiar en los argumentos del Gobierno para limitar la entrega de recursos al Seguro Social. Tampoco se han presentado argumentos técnicos o actuariales sólidos para reducir el 40% establecido en la Ley como contribución al fondo de jubilaciones. Como han señalado ya varios especialistas, una cosa es exceso de liquidez y otra solvencia. Bajo el argumento del exceso de liquidez, ¡zas, el zarpazo! Un argumento técnico y un debate de altura, alejado de muletillas ideológicas, es lo mínimo que los afiliados requerimos para aceptar la nueva política hacia el Seguro Social. No resulta en absoluto convincente la tesis de que se entregará lo que requiera el fondo de jubilación para sostenerlo. ¿Quién fija la necesidad de financiamiento? ¿De modo arbitrario el Gobierno en función de sus flujos de caja?

¡Cuántas voces sensatas, todo menos politiqueras, han reaccionado con alarma frente a los anuncios de Correa y Espinosa! El presidente quiere erigirse en la voz de los ciudadanos y de los afiliados, pero sin escucharlos ni respetarlos, tomándose la atribución –que nadie le ha otorgado– de hablar por ellos. Exigimos –disculpen el tono personal– la búsqueda de un consenso de largo aliento, bien argumentado y técnico, en este tema, para la tranquilidad futura de quienes hemos aportado honestamente a la seguridad social durante décadas. ¡Basta de tanta arbitrariedad y abuso, de tanta arrogancia, basta de tratarnos con argumentos superficiales como si fuesen verdades incuestionables! (O)

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