miércoles, 29 de abril de 2015

No lo olvidaremos
Hay que decirles que es demasiado tarde, que todos y todas, principalmente los movimientos sociales y las izquierdas, saben el grado de responsabilidad y complicidad que tienen en las leyes y políticas reaccionarias y antipopulares que Alianza País ha impuesto a la sociedad.
27 de abril del 2015
POR: Natalia Sierra
Catedrática de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Católica de Quito 
Tengan la segu-ridad de que sus estrategias cínicas, falaces e hipócritas les han conde-nado a no tener sitio alguno, nunca más, en el seno de las luchas popu-lares ni en sus organiza-ciones".
El pasado 14 de abril tuvo lugar la nefasta sesión de la Asamblea Nacional en la cual los asambleístas de Alianza País aprobaron la, cínicamente llamada, Ley de Justicia Laboral, que entre otras cosas elimina la obligatoriedad del Estado de entregar un aporte del 40% para pensiones jubilares. En una suerte de falsas promesas, enredos normativos y peregrinos metalenguajes el gobierno nacional, a través de sus “leales” y “oficiosos”  asambleístas, terminó por realizar el más anhelado sueño neoliberal.
Quizá sería conveniente para un ejercicio político crítico preguntarse ¿si esta decisión gubernamental responde a exigencias de algún organismo de crédito internacional, con el cual el gobierno “revolucionario” está hablando para conseguir algún crédito, en estos momentos en los cuales se ha agotado las divisas petroleras?  Por el momento dejo esta inquietud para los lectores.
Volviendo a los argumentos, si así se puede llamar a los insulsos y grotescos discursos expuestos por los voceros de País, que intentan ocultar lo inocultable, es más que claro que se niegan por sí solos, en una inaudita y obscena retórica del poder repleta de falacias, sobre todo vertidas sin pudor alguno por  la presidenta de la Comisión de Derechos de los Trabajadores, Betty Carrillo.
Entre  todas los falaces argumentos se dijo: “Qué el IESS es una institución estatal, que el gobierno no tiene deuda con el IESS, que no se elimina el aporte que hace el gobierno del 40 por ciento a las pensiones jubilares, sino que se sustituye por una garantía (que nadie garantiza), que el IESS tiene superávit,  bla, bla, bla, bla. Pero lo que si quedo claro en medio de tanta confusión verbal fue que el Estado seguirá aportando al seguro social de la Policía y de las Fuerzas Armadas, justificando esta, abierta, discriminación entre unos ecuatorianos y otros  también con  razones poco creíbles, como aquello que: “Ninguno de los sistemas (de los armados) son sostenibles, ni sustentables sin el aporte del gobierno, por lo tanto en este caso, el gobierno va a seguir aportándole a esos dos sistemas de seguridad social”.
Como si no supiéramos el privilegio que las Fuerzas Armadas y la Policía tienen en su condición de aparatos represivos, más aún cuando los gobiernos necesitan tenerlos de su lado para asegurarse en el poder, en épocasen que sus políticas antipopulares despiertan la justa ira del pueblo.
En medio de este mal teatro de falacias, cinismos e hipocresías los asambleísta de Avanza, “aliados” de País deciden, en un acto de “justicia” según ellos, no asistir el día de la votación para resguardar su futuro político, no enredándose con decisiones que saben que el pueblo no perdonará. Lo que parece que desconocen es que muchos ecuatorianos y ecuatorianas sabemos que su “gran acto” no es un acto de responsabilidad con la sociedad, sino con sus propios intereses electorales. Lo que si hay que reconocerles es su astucia y su cálculo político, que de hecho no tienen otros “leales” al poder correísta.
Sin embargo, recordaremos esta astucia como un vulgar oportunismo político.
Más cinismo, de los 73 asambleístas oficialistas, aquellos que alguna vez estuvieron junto a las luchas sociales, como es el caso de los asambleístas Cayambe, Alvarado, Carrión, Ponce, Ocles, etc., quienes no dudaron en poner su rostro, el que no olvidaremos, para defender a capa y espada, utilizando su antigua cercanía a la izquierda, a una política engendrada en el neoliberalismo enmascarándola como “revolucionaria”.
Más hipocresía, al menos 27 asambleístas principales de País no acudieron a la sesión del día martes cuando se aprobó la nefasta Ley. Entre estos veintisiete son identificables algunos que como Virgilio Hernández, María Augusta Calle y Miguel Carvajal alguna vez participaron en las  luchas sociales anti neoliberales. No sé qué quisieron mostrar no asistiendo a la votación, tal vez poder decir cuando la historia les convoque a rendir cuentas que ellos no votaron, que fueron sus alternos, que no fueron cómplices de la destrucción de la Seguridad Social, etc. Hay que decirles que es demasiado tarde, que todos y todas, principalmente los movimientos sociales y las izquierdas, saben el grado de responsabilidad y complicidad que tienen en las leyes y políticas reaccionarias y antipopulares que Alianza País ha impuesto a la sociedad.
Más hipocresía, el Ejecutivo aprueba la ley sin veto como si no supiésemos que fue en sus oficinas donde ésta se redactó en su espíritu antipopular fundamental.
Después de haber aprobado una ley, cuyo núcleo central claramente atentan contra los derechos humanos fundamentales de los trabajadores, como es la seguridad social, quieren tapar su traición con un acto más cínico, hipócrita y canalla intentando apoderarse de la gesta del primero de mayo. Pueden inventar con todos los recursos del Estado una marcha de trabajadores paralela, pero no podrán apoderarse del espíritu de la lucha laboral que se expresará este primero de mayo en las calles del país, porque su estatura política y ética, después de este golpe que han dado a los trabajadores, no les permite hacerlo.
Tengan la seguridad de que sus estrategias cínicas, falaces e hipócritas les han condenado a no tener sitio alguno, nunca más, en el seno de las luchas populares ni en sus organizaciones.

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