viernes, 10 de noviembre de 2023

 PALESTINA, ENTRE LA JUSTICIA Y LA MUERTE


Después de un mes de exterminio en el que suman más de diez mil los palestinos

asesinados, de ellos cuatro mil son niños, Israel continúa con la masacre que viola el

derecho humanitario internacional.

En los setenta y cinco años de ocupación al que sometieron al pueblo palestino, nunca

la violencia tuvo tales dimensiones. El criminal gobierno de Benjamin Netanyahu

bombardea hospitales y escuelas, priva de agua, energía eléctrica y medicinas a civiles,

usa armas químicas ilegales como el fósforo blanco, desplaza forzosamente y ocupa

territorios ajenos e incluso amenaza con bombas atómicas y la ocupación indefinida de

la Franja de Gaza.

Lo que el nazismo hitleriano fue en la Segunda Guerra Mundial, hoy lo representa el

sionismo israelí. Con los mismos argumentos que condenaron a los judíos al

holocausto (racismo, supremacismo, el derecho divino, etc.) quieren legitimar la

bestialidad de un genocidio que podría convertir al Oriente Próximo en un polvorín

donde midan fuerzas todas las potencias imperialistas y se produzca un nuevo reparto

del mundo.

Es una pérdida de tiempo confiar en la diplomacia de las Naciones Unidas. El derecho

de veto que tienen los norteamericanos en el Consejo de Seguridad de la ONU le avala

al Estado israelí para continuar siendo el gendarme de los intereses gringos y apalancar

los futuros negocios de la reconstrucción, de la explotación petrolera y gasífera,

además del control del canal de Suez y el boicot a la nueva ruta comercial de la seda.

Detrás de las movilizaciones e iniciativas de solidaridad con Palestina no hay

antisemitismo -odio a los judíos- como sostiene Netanyahu y los altos personeros del

gobierno israelí. El uso de ese recurso propagandístico de victimización, a la par de

desarrollar una campaña islamofóbica, tiene el propósito de legitimar la masacre que

sufren los gazíes y lograr hegemonía en el campo de las ideas para una futura guerra

de civilizaciones entre el occidente demócrata y el oriente terrorista.

Los pueblos del mundo están horrorizados con el ultranacionalismo sionista, reclaman

paz y justicia. La comunidad internacional, cada país, debe imponer sanciones

inmediatas al Estado israelí; no hay margen para la neutralidad, la inacción debe ser

juzgada como complicidad pasiva con el genocidio.

Es urgente parar la irracionalidad inhumana. Es necesaria una Palestina libre.


Francisco Escandón Guevara

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