Miguel Jurado Fabara, Pablo Tinajero Delgado y Patricio Secaira Durango son tres pobres jueces. No por falta de plata. De hecho ese es el problema. Pobres porque el Consejo de la Judicatura, en un acto incalificable, les pidió levantar el sigilo bancario de sus cuentas. Y, como era de esperarse, los tres pobres jueces de la Corte Nacional de Justicia reviraron. ¿Cómo se les ocurre? ¿Mostrar sus cuentas? ¿Por qué, para qué? Pues dijeron que no. Y lo dijeron en una rueda de prensa con micrófonos y cámaras. Eso va contra sus códigos. A ellos les gusta ser discretos. Que no les hagan preguntas inoportunas. Que no los pongan a comparar sus salarios públicos con su patrimonio. Que los dejen vivir a su aire… Así están acostumbrados. Le hicieron favores al correísmo y nadie los molestó. Siguieron en la Corte Nacional sin que nadie les hiciera preguntas. Ahora, para evaluarlos, ¿quieren saber cuánta plata han acumulado? Mucho es para estos tres pobres jueces que se acostumbraron a vivir su vida sin preguntas indiscretas y sin rendir cuentas a nadie. Por eso Chamorro, experto en secretos de justicia, presenta el fallo que estos tres pobres jueces (no por falta de plata, hay que aclararlo) emitieron contra aquellos que pretenden alterar su estilo de vida.
Caricatura Marcelo Chamorro.
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