jueves, 28 de enero de 2016

La Universidad Andina y el efecto Milan Kundera
La resistencia de la Universidad Andina, su legítimo rector, y sus estudiantes, es un referente para todos los intelectuales que de una u otra forma han sentido la presión del partido único para intentar silenciarlos. La persecución que la autonomía universitaria sufre en el Ecuador actual es muy similar a la que vivieron los pensadores críticos tras de la Cortina de Hierro.
27 de enero del 2016
POR: Andrés Ortiz Lemos
Escritor yacadémico.
El efecto Kundera se basa en anular, desle-gitimar, y castigar a los académicos no alineados con un régimen autoritario".
Milan Kundera describió con inusitada eficacia las penalidades que tienen que sobrellevar los académicos críticos dentro de regímenes totalitarios. En su novela La broma (1967), Kundera retrata a Ludvik Jahn, un científico que es paulatinamente acosado por el poder del partido comunista checoslovaco, del que fue expulsado durante su juventud. Si bien Jahn, es un pensador destacado, ninguno de sus méritos intelectuales lo pueden librar de  la alienación que sufre a manos de los miembros de la burocracia que gobierna, despóticamente, sobre su país. Así pues, el personaje en cuestión, es sometido a oficios humillantes, incluso llega a ser privado de su libertad. En efecto, el libro describe un sistema  donde la autonomía universitaria es una categoría inexistente, y donde la fidelidad a las ideologías hegemónicas pesan mucho más que los aportes del pensamiento.
En otra de sus obras La insoportable levedad del ser,  Milan Kundera narra la historia de Tomás, un médico altamente especializado, investigador e intelectual, quien a pesar de ser inicialmente un entusiasta defensor del socialismo y los valores de la izquierda, no puede evitar criticar y mofarse de la creciente influencia del sistema autoritario soviético en Checoslovaquia. Como resultado de esto es humillado y degradado por el partido único, hasta el punto de terminar sin posibilidad de ejercer su profesión y  se ve obligado a realizar trabajos de limpieza.
El Ecuador de la revolución ciudadana es inquietantemente parecido a la Checoslovaquia de los años sesenta. Pesados aparatos burocráticos vigilan celosamente aquello que los medios de comunicación pueden o no decir; ambiguas instituciones han marcado límites a la sociedad civil; y, al igual que en el universo de Kundera, un sistema disciplinario vertical ha sido impuesto para controlar las universidades y el mundo académico. De hecho, la  poderosa resistencia a la legítima investidura de Cesar Montaño como Rector de la UASB, es uno de los ejemplos más visibles de la opresión y violencia institucional que los académicos no alineados tienen que sufrir en el Ecuador de la revolución ciudadana.
Poco importan las credenciales intelectuales de Montaño, sus publicaciones, su experiencia o el apoyo de sus colegas y estudiantes. Él es un académico que ha cometido el crimen de apostar por la autonomía universitaria y eso es más que suficiente para procurar deslegitimarlo. Sea como sea. Si bien es cierto que una de las transitorias de la LOES (la cual fue aprobada irrespetando los diálogos con el sistema universitario) afirma que un rector no debería tener un título doctoral emitido por la misma universidad, también es cierto que esta disposición solo entraría en vigencia pasados cinco años desde la emisión de la mencionada  Ley; es decir, que no aplicaba cuando se inició el proceso de elección en la UASB, con Montaño como uno de los candidatos.
Llama la atención el extraordinario interés de las autoridades del gobierno disciplinario para tratar de encontrar cualquier elemento que sirva para desprestigiar a la Universidad Andina y su posición digna frente al autoritarismo. Un crisol de instituciones, desde el SRI, el IESS, pasando por los ministerios afines a la educación superior, están ahora mismo empeñados en la ardua tarea de encontrar nuevas extremidades en los gatos, a fin de tener cualquier elemento que sirva para descargar su poder sobre quienes que han tenido la audacia de ejercer intelectualidad crítica.
La repentina prolijidad de la burocracia gubernamental no deja de sorprender. Así pues, en un acto de exquisita paradoja, los mismos burócratas coronados por los laureles de la perfección institucional, no han sido capaces de explicar al país los mamotretos que se han dado en el liderazgo de otra universidad de posgrado, me refiero al IAEN. En efecto, durante un buen tiempo el rector de esta institución fue un Ministro de estado, Guillaume Long, y su delegado, es decir quien realmente ejercía las funciones, por las ocupaciones de Long, fue Jorge Forero, uno de sus asesores, el cual ni siquiera contaba con grado doctoral. Como si esta situación no fuese lo suficientemente afrentosa para la elemental autonomía universitaria, hasta hace muy poco el rectorado del IAEN lo regenta la amable cónyuge de René Ramirez, la señora Analía Minteguiaga. Como dato adicional cabe recordar que uno de los hermanos de Ramírez se desenvolvía como decano en la mencionada universidad, hasta que encontró, casualmente,  una posición más excitante como profesor de Yachay Tech. (El amable lector debe comprender que una universidad de ciencia y tecnología, con un amplio énfasis en las disciplinas  matemáticas no puede prescindir de los  servicios de un antropólogo. Tal vez por eso el hermano de Ramírez constaba como docente en el proyecto de creación de Yachay, mucho antes que esta universidad sea inaugurada.)  
El efecto Kundera se basa en anular, deslegitimar, y castigar a los académicos no alineados con un régimen autoritario, y en ensalzar histéricamente  aquellos de probada obediencia y sumisión. Montaño, Ayala Mora, y los académicos leales a la autonomía de la Universidad Andina no son, sin embargo, las únicas víctimas de ese proceso. De hecho se puede decir que pocas situaciones pueden considerarse más alienantes que ser un académico crítico al régimen de Correa y vivir en el Ecuador. Conozco varios casos de personas con doctorados, publicaciones indexadas y aportes intelectuales que ni siquiera pueden encontrar trabajo en el sistema universitario ecuatoriano; de hecho la inestabilidad laboral de los académicos en este momento es alarmante. Las universidades  públicas son incapaces de abrir plazas regulares por la falta de fondos, y si lo hacen, los concursos de merecimientos tienen procedimientos ambiguos. En algunos casos se plantea un peso de apenas un 40% a la trayectoria académica mientras que dan 60% de peso a parámetros subjetivos como entrevistas y exposiciones personales, priorizando elementos poco claros (¿tal vez la orientación ideológica?) del candidato a la hora de postular para una plaza.
La resistencia de la Universidad Andina, su legítimo rector, y sus estudiantes, es un referente para todos los intelectuales que de una u otra forma han sentido la presión del partido único para intentar silenciarlos. La persecución que la autonomía universitaria sufre en el Ecuador actual es muy similar a la que vivieron los pensadores críticos tras de la cortina de hierro, como describe Milan Kundera. Pero ese sistema represivo no duró para siempre porque el pensamiento no se puede encarcelar desde los torpes garabatos de los burócratas. No sé si me hago entender.

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