Resistencia: contra el dogma
como política pública
Años de lucha por el ENIPLA se
ven anulados por el gobierno de Rafael Correa, contrario a la “ideología de
género”. Viaje en el tiempo de 2014 al oscurantismo.
10 de diciembre del 2014
POR: Cristina
Burneo Salazar
Es inaudito el retroceso que
estamos viviendo en este momento en este país".
“Nuestro cuerpo es una dimensión fabulosa de
nuestro ser y debemos respetarlo, valorarlo y amarlo”, Mónica Hernández.
“Hacer ejercicio es muy saludable y ayuda al
desarrollo personal”,Mónica
Hernández.
“Si bien todos debemos conocernos y revisar todo
nuestro cuerpo para prevenir enfermedades, para mantener el más adecuado nivel
de higiene, hay partes del cuerpo humano y hay un léxico que debe ser manejado
con más respeto precisamente porque se refiere a áreas del cuerpo humano muy
íntimas”, Mónica Hernández.
“...médicos expertos de todo el mundo dicen que el
mejor método para la prevención real (o sea, evitación (sic) de riesgo y no
solo "disminución" de riesgo) es el ABC: Abstinence, Be Faithful y
Condoms”, Mónica Hernández.
Sí. Estas frases provienen de un documento firmado por
la flamante directora del ENIPLA, Estrategia Nacional Intersectorial de
Planificación Familiar y Prevención del Embarazo Adolescente (aquí ampliamente
analizada por Silvita Buendía). Su nombre es Mónica Hernández y
desde ahora dirigirá al plan desde la Presidencia de la República. Se trata de
una mujer que, en el año 2014, le dice a un país con escandalosos porcentajes
de embarazo adolescente, violación a menores y muerte por aborto clandestino
que hay que practicar la abstinencia, ser fiel y usar condones. Esto es, por
decir lo menos, una ofensa impúdica contra toda la población. En el año 2014,
Hernández propone la abstinencia sexual como política pública para
contrarrestar el embarazo adolescente y las enfermedades de transmisión sexual,
pero ni siquiera es capaz de escribir las palabras “pene” o “vagina”, “léxico
que debe ser manejado con más respeto”. La política pública propuesta por esta
funcionaria, además de ser intelectualmente pobre y realmente limitada en su
visión, está sostenida por una profesión personal de fe en un Estado laico.
¿Qué hacemos con el “ser fiel” cuando hay menores violadas todos los días,
cuando se registran en todas las provincias del país embarazos violentos desde
los 11 años de edad? Esta política pública es una burla en un estado de
emergencia como el que vivimos en cuanto a los derechos sexuales y
reproductivos de toda la población. Es inaudito el retroceso que estamos
viviendo en este momento en este país, tras décadas de luchas del feminismo y
los movimientos sociales por impulsar la concienciación y la sensibilización en
torno a lo sexual y lo reproductivo como derechos humanos básicos. En 1912,
ciertas leyes de amparo a las mujeres eran menos coercitivas que en el 2014, y
esto no es una exageración, es una derrota histórica para los derechos humanos.
Hernández
no se detiene en su lectura timorata de la educación sexual. Cuando el cuaderno
metodológico de ENIPLA menciona que el género es algo que se construye en lo
social, que es en sociedad y a medida que crecemos como aprendemos a ser
mujeres, personas sexualmente diversas, hombres (¿cómo aprendemos, sino?), ella
adelanta un argumento, por decir lo menos, desesperado: el género es gramatical
y se divide en masculino, femenino y neutro. Las personas, así mismo,
terminarían siendo neutras si no se las concibe como masculinas o femeninas.
Por eso, solo podemos ser personas íntegras a partir de lo que marcan nuestros
genitales: hembra: mujer, heterosexual; varón: hombre, heterosexual. Las
personas intersexuales, homosexuales, de sexualidad diversa en general, son
para Hernández o una confusa excepción que no merece incluirse en las
estadísticas poblacionales o seres “contranatura” (aquí,respuesta contundente
de Ma. Fernanda Moscoso), término que aún utiliza, insisto, en el año 2014. Su
miedo se acentúa frente a quienes no sean macho o hembra. Respecto del
cuaderno, se alarma: “se deja abierto o se menciona frontalmente que la
homosexualidad es algo natural -aunque defiendo tajantemente que nadie en el
país, es decir, tampoco una persona de la diversidad GLBTI puede ser
discriminada-.” Si pliega a la no discriminación, ¿cómo puede tachar a una
persona de ser “contranatura”? ¿Qué es natura?
Los
ejemplos de ineptitud para argumentar, deshonestidad intelectual y sesgo
ultrarreligioso proliferan en el “análisis amplio” de Hernández, como ella
llama a su repertorio de ignorancias bajo el argumento de que la Presidencia ha
sido explícita en no permitir que la “ideología de género” permee las políticas
públicas. Lo que ella llama “ideología de género” es la demonización de los
feminismos y las luchas sociales por
los derechos de las mujeres que el catolicismo fundamentalista ha creado para
defender su dogma. En un Estado laico que se considera de izquierdas y apenas
progresista, esto es inaceptable y extremadamente peligroso. El riesgo incluye:
seguir teniendo una altísima tasa de embarazo adolescente; justificar la
violación sexual y a sus perpetradores; exponer a la población de niñas y
mujeres a abortos clandestinos de alto riesgo; promover la homofobia, una de
las formas más violentas de ignorancia; controlar los cuerpos de las personas;
pensar que la sociedad debe funcionar, a toda costa, desde el núcleo familiar
constituido por un padre y una madre biológicos. Esta no es la sociedad
contemporánea ni estos son sus problemas. Esta política religiosa entraña
peligros reales, concretos y que tendrán un altísimo costo social. Me pregunto
qué respuesta tienen frente a esto Carina Vance, Paola Pabón y el ala
autodenominada feminista dentro del gobierno. Su reacción es imprescindible y
urgente. Y nuestra reflexión y resistencia, igualmente necesarias.
La
religión no puede intervenir en políticas públicas porque somos un Estado laico
y la profesión de fe, cualquiera que esta fuera, es personal y debe empezar por
respetar al resto. En un Estado laico del siglo XXI, oposiciones trasnochadas
como ciencia y religión, ideología y moral, fe y razón, ya no pueden operar.
Señora Hernández, su retraso de siglos está por hacerle un mal enorme a la
población de este país. Le pedimos firmemente que renuncie.
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