Los derechos humanos son
garantías esenciales para que podamos vivir como seres humanos. Sin ellos no
podemos cultivar ni ejercer plenamente nuestras cualidades, nuestra
inteligencia, talento y espiritualidad.
Declaración Universal de los Derechos
Humanos es la piedra
angular en la historia de estos derechos. Fue redactada por representantes de
procedencias legales y culturales de todo el mundo y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su
Resolución 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948, en París, como ideal común
por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse. Mediante esta Declaración, los
Estados se comprometieron a asegurar que todos los seres humanos, ricos y
pobres, fuertes y débiles, hombres y mujeres, de todas las razas y religiones,
son tratados de manera igualitaria.
Establece que los seres humanos
nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que tienen derecho a la vida,
la libertad y la seguridad de su persona, a la libertad de expresión, a no ser
esclavizados, a un juicio justo y a la igualdad ante la ley. También a la
libertad de circulación, a una nacionalidad, a contraer matrimonio y fundar una
familia así como a un trabajo y a un salario igualitario.
Desde su adopción, la Declaración
Universal de los Derechos Humanos se ha traducido a más de 360 idiomas (es el documento más traducido del
mundo) y ha sido fuente de inspiración para las constituciones de muchos
Estados que se han independizado recientemente y para muchas democracias
nuevas.
Aunque no forma parte del derecho
internacional vinculante (es decir, de aplicación obligatoria), gracias a su
aceptación por países de todo el mundo ha adquirido un gran peso moral.
Las Naciones Unidas también han
aprobado muchos tratados que obligan jurídicamente a los Estados a garantizar
los derechos fundamentales de sus ciudadanos. Los más importantes son: el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y
sus dos Protocolos Facultativos (sobre el procedimiento de
quejas individuales y
la pena de muerte) y
el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y
su Protocolo
Facultativo .
La Declaración, junto con esos
dos Pactos y sus Protocolos, constituyen la Carta Internacional de Derechos
Humanos.
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