Adalid de la nueva izquierda en América Latina, crítico del
Fondo Monetario Internacional (FMI), el presidente de Ecuador Rafael Correa
acaba de emitir bonos en los mercados internacionales por US$2.000 millones y
de cerrar trato con ese arquetipo del capitalismo financiero que es Goldman
Sachs.
No sólo eso: está estrechando relaciones con el FMI y el
Banco Mundial (BM), planea la eliminación del subsidio al gas y está revaluando
subvenciones a municipios, prefecturas y juntas parroquiales.
¿Ha decidido el presidente despegarse de la revolución
económica que propuso otrora para su país?
Según el analista Oscar Ugarteche, coordinador del
Observatorio Económico de América Latina (Obela) y académico de la UNAM en
México, hay un discreto y silencioso viraje político.
"El gobierno está adoptando medidas de carácter ortodoxo
que rechazó durante mucho tiempo. ¿Hay algo más ortodoxo que planear la
eliminación de subsidios y la reestructuración de subvenciones? Es lo que
siempre pide el FMI", señaló a BBC Mundo.
Sin embargo, Rafael Correa ha negado que estas medidas
signifiquen un acercamiento con el FMI y ha sostenido que Ecuador no aceptará
ningún condicionamiento.
En declaraciones a Paul Mena Erazo, de BBC Mundo en Ecuador,
el asambleísta y miembro de la Comisión de Ética y Disciplina de la oficialista
Alianza País Miguel Carvajal negó que haya un cambio de rumbo.
"No hay ningún cambio de rumbo. Por un lado nos acusan
de estatistas y radicales y por otro lado nos dicen que nos estamos
'derechizando'. Creo que eso mismo muestra que estamos en un rumbo adecuado,
más bien consolidando los procesos de un manejo responsable de la
economía", dijo Carvajal.
¿Cambio o pragmatismo?
Con un doctorado en economía en Estados Unidos, esposa belga
y conocimiento de inglés, francés y quichua, Rafael Correa siempre se ha mostrado
capaz de operar en distintos mundos.
En 2008 declaró que la deuda contraída por Ecuador era
ilegítima, odiosa e inconstitucional, se enfrentó con el Fondo Monetario y el
Banco Mundial y declaró el cese de pagos de la deuda en bonos.
Cuando los acreedores intentaron vender estos bonos a un
valor muy reducido debido al cese de pagos -un 20% del valor nominal-, el
gobierno de Correa los adquirió discretamente, con lo que realizó en los hechos
una reestructuración de su deuda.
El economista estadounidense Werner Baer, que fue tutor de
tesis de doctorado del mandatario en la Universidad de Illinois, considera que
esta conducta "pragmática" define a Correa.
"Correa quiere una sociedad más justa. Esa es su
ideología. Pero no es rígido. Cree en la eficiencia del mercado, pero piensa
que el mercado opera en América Latina en un contexto que en el pasado
favoreció a grupos minoritarios. Es un pragmático. Para tener éxito en política
es inevitable actuar a veces de manera contradictoria", opina ante BBC
Mundo.
La realidad y sus límites
Se puede definir el pragmatismo como la capacidad de
adaptación a los márgenes de maniobra que la realidad impone a las propias
ideas.
Pero, ¿cuáles son esas ideas de Correa?
En sus discursos y en sus libros, el presidente ecuatoriano
ha reivindicado los fundamentos de la izquierda latinoamericana del siglo XX,
pero le ha dado un marco más humanista, con menor influencia del marxismo y un
eje centrado -como señala su extutor Baer- en la lucha contra la pobreza.
"Todo está en función del gran capital. Estos sistemas
perversos del neoliberalismo, con un mercado a ultranza, no son determinismos
históricos, no son leyes naturales, son estructuras impuestas por las
relaciones de poder. Gandhi decía ‘la pobreza es la peor forma de violencia’.
Esto no se va a remediar con caridad, sino con cambio de estructuras, con
cambio de la relación de poder", expresó.
Esta oratoria se ha traducido en hechos concretos, con un
enorme aumento del gasto social y la inversión estatal en infraestructura.
Según la analista económica ecuatoriana María de la Paz Vela,
los aparentes cambios de política de la actualidad obedecen a la necesidad de
mantener estas palancas centrales de su programa.
"El modelo económico de Correa se basa en un incremento
de los ingresos fiscales para sostener un aumento del gasto de inversión
pública y ejecución de obras. El tema es que hoy este modelo ha chocado con
ciertos límites respecto a su sustentabilidad", indicó a BBC Mundo.
El factor chino
El peso del FMI y el Banco Mundial en la región desde los
años 60 se debe a que estos organismos pueden aportar fondos frescos e
inmediatos de estabilización financiera, en el caso del FMI, o para el
desarrollo de proyectos e infraestructura, por cuenta del BM.
Rafael Correa
Cortado este flujo por el distanciamiento de Correa de ambos
organismos, China se convirtió en una de las grandes fuentes de financiamiento
de Ecuador.
En 2011 los préstamos chinos a Ecuador llegaron a alrededor
de US$7.200 millones o un 11,7% del Producto Interno Bruto.
Pero esta inversión china parece haber tocado un límite.
"China nos ha dado créditos sustentados en garantía
petrolera o venta anticipada de petróleo con grandes desembolsos para la
inversión pública. Pero como un gran porcentaje del petróleo ya está
comprometido, China ha bajado su nivel de préstamos destinándolos ahora a
proyectos muy concretos y no como fondos frescos de libre disposición para el
gobierno", señaló María de la Paz Vela.
El gobierno procuró diversificar sus fuentes de
financiamiento con la Corporación Andina de Fomento (CAF), que en los últimos
cuatro años le otorgó préstamos por US$4.154 millones.
Pero el declive del financiamiento chino se ha hecho sentir
en las cuentas fiscales.
En 2013, el déficit fiscal fue del 4,7%, el más alto en la
última década.
Las alternativas
En busca de vías alternativas de financiamiento, el gobierno
de Correa obtuvo un préstamo de Goldman Sachs de US$400 millones, poniendo
parte de sus reservas de oro como colateral y, a mediados de junio, emitió
bonos a 10 años con un interés del 7,95% por US$2.000 millones.
Pero una operación de esta envergadura requiere el apoyo del
FMI.
De ahí la necesidad de autorizar por primera vez en seis años
un rendimiento de cuentas al FMI como parte del capítulo 4 del estatuto del
organismo multilateral, que lo autoriza a examinar el estado de la economía de
sus miembros.
Pero, lejos de hablar de un viraje ideológico, el presidente
Correa quiso restarle dramatismo a estos hechos.
"Claramente hay un déficit y no hay que satanizarlo.
Estamos construyendo ocho hidroeléctricas y proyectos estratégicos y servirá
para invertir en obras a futuro y mejorar el país en su balanza comercial, en
su capacidad de producción y en generar puestos de trabajo", señaló el
mandatario.
Los simpatizantes del mandatario recuerdan que Correa ha
criticado "el mercado a ultranza" y no el mercado en sí.
"Obviamente que para consolidar su posición política
necesita que crezca la economía ecuatoriana y hoy eso se puede conseguir con
una actitud más conciliadora con organizaciones internacionales. Tenemos que recordar
que además estas organizaciones han cambiado desde los años 90 poniendo un
mayor énfasis en la equidad", señala su extutor de doctorado Werner Baer.
El poder
Los críticos de Correa sacan el debate del tema ideológico y
ponen el acento en el poder.
Según estas voces, la bandera de la obra pública que levanta
Correa no responde a una búsqueda de crecimiento y justicia social sino a su
deseo de perpetuarse en el poder.
El Tribunal Constitucional está analizando una enmienda que
aseguraría este deseo de cara a las elecciones de 2017, al permitir una
relección indefinida del mandato.
"El modelo del gasto de Correa es popular y él quiere
sostener este modelo para ganar apoyo de cara a una reforma constitucional que
permita la reelección indefinida. El actual pragmatismo respecto al
financiamiento de la inversión responde a esta necesidad", señaló a BBC
Mundo María de la Paz Vela.
Pero según el asambleísta de Alianza País, Miguel Carvajal,
esta reducción de un plan económico a un factor psicológico -en otras palabras,
la desmedida ambición del mandatario- es una visión "empobrecedora"
de la realidad.
"Esto no tiene que ver con votos ni mucho menos. Esa es
una mirada empobrecedora de un proceso de esfuerzo nacional por recuperar las
inversiones que son estratégicas y por lo tanto fundamentales para el
país", señaló Carvajal a BBC Mundo en Ecuador.
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