Simón Pachano
spachano@yahoo.com
Lunes, 18 de agosto, 2014
Dicen los conocedores que América
Latina superó los tiempos en que se implantaban dictaduras con ruido de fusiles
y uniformes de camuflaje. Sostienen que actualmente se instauran regímenes
autoritarios con ropaje democrático y bajo el amparo de las leyes. No es
necesario ir a enfrentamientos que producen muertos y heridos si lo mismo se
puede conseguir con elecciones, nuevo aparataje legal y remozados sistemas
judiciales. Solo hay un detalle que no han incluido los especialistas, y es que
el mercado también se ha usado para esos fines. Aunque a la mayoría de personas
que impulsan la conformación de esos regímenes les disgusta la compraventa de
las cosas, en ciertas materias no le hacen asco al uso de esa modalidad.
Una de esas materias es la de los
medios de comunicación. En ese ámbito se puede comprobar que es importantísima
la utilización del mercado para poner en línea a quienes han estado
acostumbrados a decir y pensar por su cuenta. Las leyes promulgadas para ese
fin no resultan suficientes en todas las ocasiones y hace falta hurgar en los
bolsillos, ya sea para sacar lo que hay en ellos o, por el contrario, para
llenarlos. Una mirada al vecindario permite apreciar con nitidez esta realidad.
Así, en nombre de los ideales bolivarianos se han aplicado multas desmesuradas,
imposibles de pagar sin desfinanciar al medio, lo que deja enseñanzas
indelebles que evitarán su repetición. A la vez, en esas mismas tierras se ha
recurrido a la compra de periódicos, canales y radios dentro de la más estricta
lógica de mercado. El resultado final es que una vez que los medios han
cambiado de dueños, han cambiado también los contenidos de la información, la
línea editorial y hasta los nombres de los columnistas.
Mirando casa adentro, la realidad
no es diferente. Aunque hasta ahora el paso de unos propietarios a otros no se
ha hecho siguiendo los pasos de la compra-venta, ya ha habido la transferencia
de medios a ese gran propietario que es el Estado. Que en algunos casos haya
sido justificada, como fue la incautación realizada como secuela del atraco
bancario, nadie lo duda. Pero sí es cuestionable que se los haya mantenido bajo
la tutela estatal sin hacer el menor intento de ponerlos en venta, en subasta o
lo que corresponda. Además de eso, en poco tiempo se deberá hacer otra
transferencia –que no aparecerá como tal– cuando se realice el reparto de
frecuencias para cumplir con los porcentajes establecidos en la Ley de
Comunicación. Dicen los rumores que aunque en eso no corresponde que actúe el
mercado, sus normas tendrán significativo peso en la asignación dentro del
dial.
Se dice también que para seguir
la ruta trazada más allá de nuestras fronteras, en las semanas venideras el
dios mercado definirá el destino de dos medios (un periódico y un canal de
televisión). En ambos casos figuraría como comprador un personaje extranjero,
pero los malpensados y bien informados sostienen que detrás de él estarían
intereses fraternos que conocen del negocio y disfrutan con la censura.
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