Ecuador,13 de noviembre de 2025.-
A veces, lo más difícil no es contar lo que pasó; lo difícil es aceptar que empieza a parecerse a lo que ya pasó demasiadas veces.
Las agresiones contra periodistas durante el paro nacional de septiembre y octubre no sorprendieron a nadie. Ni los golpes, ni los gases, ni las cámaras arrebatadas en plena calle. Ni las radios suspendidas por un apuro burocrático. Ni siquiera la sospecha de que informar se ha vuelto, otra vez, un acto de audacia innecesaria.
Podríamos listar cifras, porcentajes y mapas, pero no harían justicia. Porque lo que se está jugando no cabe en una tabla: es la posibilidad misma de narrar lo que nos pasa sin pedir permiso.
En Quito, en Salitre, en Otavalo, en Lago Agrio, el oficio de contar estuvo bajo ataque. No es la primera vez. Pero sí una de las más nítidas.
Y si no lo registramos con precisión y memoria, corremos el riesgo de que se vuelva paisaje. Por eso nace este boletín. No como resumen. Como resistencia. Como forma de decir: estamos aquí, seguimos observando, seguimos contando.
En Fundamedios no levantamos actas como otros frivolizan las alertas: levantamos la voz cuando otros prefieren callar. Documentar cada ataque, cada intento de censura, cada presión contra periodistas y medios no es un ejercicio técnico —es una forma de defensa activa.
Creemos en el periodismo como servicio público, en la libertad de expresión como condición de toda vida democrática y en la sociedad civil como frontera ética frente al abuso de poder.
Nuestro compromiso es simple y radical: seguir atentos, seguir alertas, seguir acompañando a quienes no se rinden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario