jueves, 15 de mayo de 2025

 REPRESENTACIÓN COMÚN Y POLÍTICA PARTIDARIA

Carlos Castro Riera

Las agrupaciones de la sociedad civil, tales como las organizaciones de trabajadores (asociaciones, sindicatos, comités de empresa), de campesinos (asociaciones, cooperativas, comunas y comunidades), artesanos, trabajadores autónomos, educadores, estudiantes, sus federaciones y centrales, los colegios profesionales, comités barriales, colectivos ciudadanos, los sindicatos de choferes, organizaciones de ramas de transportistas, las llamadas cámaras de la producción. asociaciones de empresarios y más organizaciones “clasistas”, tienen como fin defender los derechos e intereses comunes de sus asociados.

Dentro de dichas organizaciones los miembros o socios pueden tener diferentes ideologías, orientaciones sociales, simpatía, afiliación o militancia política, pero su objetivo es buscar la solución a los problemas colectivos de la agrupación, al margen de la posición política individual de sus asociados caso contrario la organización puede dividirse, dispersarse, debilitarse y hasta extinguirse.

Por ello es que, muchas organizaciones “clasistas” que se han desviado de sus fines gremiales y han privilegiado un determinado y exclusivo fin político partidario, dejan de tener sentido, sus miembros se alejan, se esfuma el sentimiento de pertenencia y lleva a la organización y sus directivos a perder la representatividad. Eso ocurre con organizaciones sociales respetables cuando se introduce el sectarismo político partidario, que conduce a que se reduzcan a meras siglas, pierdan su significación y peso social, y solo recuerden el terrible error de desviarse de sus fines colectivos específicos.

Lo señalado no significa que estas organizaciones de la sociedad civil, deban estar al margen de la política, entendida como la actividad relacionada con la búsqueda del bien común de la sociedad local, nacional e internacional, lo que implica analizar y participar en acciones acordadas en diálogo y consenso interno, desde sus intereses comunes. orientados por el interés general de la comunidad y en el marco de las obligaciones ciudadanas señaladas por la Constitución y el ordenamiento jurídico.

Tampoco significa que las organizaciones de la sociedad civil no puedan estar dirigidas por personas que tengan tal o cual orientación política, pero el ejercicio del liderazgo y la dirección de la organización no debe mezclarse con directrices partidarias, lo cual no quiere decir que siendo justa o pertinente la posición de determinada agrupación política, esta pueda coincidir con los intereses comunes del grupo civil asociado.

Lo importante es que, no se confunda las organizaciones de la sociedad civil, como las nombradas, con el papel de los colectivos, movimientos y partidos políticos, porque al confundirse el rol y la finalidad de las primeras se corre el riesgo eminente de su división y hasta su desaparición.

A su vez las autoridades, los gobiernos locales, el gobierno nacional, los movimientos y partidos políticos, deben respetar a las organizaciones “clasistas”, sin pretender articularlas y subsumirlas en el gobierno o aparato estatal, actitud que es propia de formas autoritarias y totalitarias del ejercicio del poder, que lleva a desconocer a las organizaciones, dividirlas, dificultar su organización, establecer registros e información para fines perversos o llegar a crear organizaciones paralelas y artificiosas vinculadas al control del régimen político de turno.

Las consideraciones expuestas son válidas también para las universidades y más institutos de educación superior, donde la actividad institucional debe únicamente orientarse por los intereses de los estudiantes, la calidad y excelencia académica, el mérito de profesores e investigadores al margen de las afinidades político partidarias, todo para lograr la creación de auténticas comunidades académicas y científicas vinculadas al buen vivir de la sociedad.

De igual forma los colectivos ciudadanos por la defensa de determinadas reivindicaciones u objetivos específicos en los ámbitos de la educación, salud, vivienda, vialidad, ambiente, agua, trabajo, alimentación, seguridad, deporte u otros similares, deben evitar su contaminación con posturas coyunturales de partidos o movimientos políticos, de tal manera que la orientación y actividad del colectivo ciudadano se guie con una línea social de frente único común, donde pueden estar coaligadas personas de las más diversas orientaciones políticas pero que se direccionan solo por el objetivo  de la organización cívica ciudadana. Por ello la necesidad de extirpar de raíz cualquier intento de politiquería partidista porque detrás de esas posiciones infiltradas se esconde la finalidad de la liquidación de una agrupación cívica altruista.

Estas reflexiones están profundamente vinculadas a la necesidad de la transparencia y democracia interna de las organizaciones de la sociedad civil.

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