jueves, 1 de mayo de 2025


Puede ser una imagen de 2 personas, barba y sala de prensa

Augusto Verduga (prófugo autoproclamado "martir")
Veo con asombro —y un toque de indignación ajena— sus recientes intentos por vestir de heroísmo lo que no es más que una huida estratégica. Se presenta como víctima, mártir, hombre íntegro. Lamentablemente, los audios, chats y movimientos que dejó tras de sí cuentan una historia muy distinta.
No es mártir quien utiliza sus vínculos para colocar fichas en instituciones públicas como si fueran piezas de ajedrez al servicio de su ambición. No es inocente quien conspira, maniobra y manipula estructuras para asegurar cuotas de poder. Y definitivamente no es moral quien pretende, a estas alturas, limpiar su nombre con discursos de persecución política, cuando lo único que enfrenta es el reflejo de sus actos.
La ética no se grita; se practica. Usted eligió el camino opuesto: el de los pasillos oscuros, de los favores, de los "contactos estratégicos". Ahora, pretende convencernos de que es blanco, cuando la evidencia lo pinta de un gris bastante oscuro.
No, señor Verduga. No se engañe ni intente engañar. Aquí no hay martirio, hay huida. No hay moral, hay cálculo. Y no hay persecución, hay rendición pendiente ante la verdad.
Y mientras usted recita frases de dignidad desde algún escondite, la sociedad sigue esperando algo que usted no ha demostrado tener: valentía para asumir las consecuencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario