“Señor Presidente:
Nos tiene hasta la coronilla con todos sus delirios de grandeza, payasadas, ostentaciones, crímenes, mediocridad, locura. Usted y su corte de opereta, usted y sus relaciones incestuosas -¿sabía que la gente dice que en Palacio hay gagones? ¿Sabe lo que son los gagones, excelentísimo señor? Perros, perros en que se convierte la gente de mal vivir como ustedes dos-, usted y sus abusos. Ya que derrocha usted el dinero de las arcas fiscales, ¿por qué no busca en Europa uno de esos médicos que se ocupan de personas con la mollera alterada? Búsquelo, hágase atender, lo necesita. El pueblo se dejará robar de todo corazón, para que alguien le ponga, por fin, en el sitio donde debería estar hace mucho. Cuídese, excelentísimo, en una de estas le puede salir el tiro por la culata, no sería el primer engendro del que se deshace el país, acuérdese, haga memoria y verá que nunca faltó un fanático para terminar con la carrera de odio de más de un loco. Y, donde hubo unos, habrá otros”.
Nos tiene hasta la coronilla con todos sus delirios de grandeza, payasadas, ostentaciones, crímenes, mediocridad, locura. Usted y su corte de opereta, usted y sus relaciones incestuosas -¿sabía que la gente dice que en Palacio hay gagones? ¿Sabe lo que son los gagones, excelentísimo señor? Perros, perros en que se convierte la gente de mal vivir como ustedes dos-, usted y sus abusos. Ya que derrocha usted el dinero de las arcas fiscales, ¿por qué no busca en Europa uno de esos médicos que se ocupan de personas con la mollera alterada? Búsquelo, hágase atender, lo necesita. El pueblo se dejará robar de todo corazón, para que alguien le ponga, por fin, en el sitio donde debería estar hace mucho. Cuídese, excelentísimo, en una de estas le puede salir el tiro por la culata, no sería el primer engendro del que se deshace el país, acuérdese, haga memoria y verá que nunca faltó un fanático para terminar con la carrera de odio de más de un loco. Y, donde hubo unos, habrá otros”.
(No, el párrafo que antecede no es de mi autoría, ni está dedicado al autócrata Rafael Correa; sin embargo, parece tan actual. Es una cita textual de la novela "María Joaquina, en la vida y en la muerte", ganadora del Premio Nacional de Literatura "Aurelio Espinosa Pólit" 1976, del escritor cuencano Jorge Dávila Vásquez; está basada en la vida del dictador y tirano Ignacio de Veintemilla y su sobrina y amante Marieta de Veintemilla).
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