domingo, 15 de noviembre de 2015

El profe

Francisco Febres Cordero
Domingo, 15 de noviembre, 2015 - 00h07


Lo que me ha encantado de las últimas sabatinas es el momento en que el excelentísimo señor presidente de la República da clases de economía. Es que la de profesor es, creo, su verdadera vocación. ¡De gana se metió a la política!
¡Cómo se nota que es un maestro! ¡Y qué generoso que es en compartir sus conocimientos! Él mismo anuncia a los jóvenes: con estas dos horas y media que he hablado, ustedes se han ahorrado cuatro años de estudios. Ya ven: de gana los malos le dicen que no le gusta ahorrar.
Pero, en realidad, la lección económica no es solo para los jóvenes sino para todos, que nos quedamos patidifusos. Y en medio de la clase, como todo buen profesor, pregunta ¿está claro? Y nosotros cómo le vamos a decir que no se le entendió nada. Todos le decimos sí profe, está clarito. Lo mejor es que después de preguntarnos si está claro, nos dicta unas fórmulas que resumen su teoría: y+h-c: htp&cpXap^`-Ç (/%$) =superávit, luego de lo cual vuelve a repetir ¿está claro?, ¿entendieron? ¡Qué bestia, con esa fórmula cómo no vamos a entender, pues!
Pero lo que más entendemos es que es mucho lote el profesor. ¡Cómo sabe! ¡Cómo domina la ciencia económica! Y, además, con qué modestia dice que lo que nos está enseñando ahora es una teoría que recién se le acaba de ocurrir y que por eso no la ha compartido con nadie. ¡Qué sabio que es! Ojalá le den el Nobel. ¡Ay, no!, mejor no porque enseguida ha de sacar al remate la medalla, que es otra de sus teorías económicas para evitar la crisis: al subastar los bienes, el capital se vuelve líquido y, por lo tanto, mejora la liquidez. Bueno, en el fondo preferible es que remate su bicicleta o el reloj de Miguelito, a que rife los perritos que nacieron porque sus padres no acataron el mandato de abstinencia recomendado por la Mónica Hernández y por eso cayeron en una inflación de nueve dígitos.
¡Cómo hemos aprendido! Clarito nos explicó lo que son los bienes de inversión, que no corresponden al gasto, sino a la inversión y, por lo tanto, no pueden entrar en la columna de déficit, sino de superávit. Y como el superávit evita la crisis, no hay crisis. Elé.
¿Por qué hablan entonces de crisis?, pregunta el profesor. Y al pobre del alumno que alce la mano para contestar que porque hay desempleo, hay una deuda del san flautas, bajó el precio del petróleo, hay exceso de gasto público y falta de exportaciones, le saca ahí mismo la perimbucha y le dice que no sea como el producto interno, bruto, que lo que está diciendo no resiste el menor análisis y que vaya a estudiar economía, porque en primer año se aprende que la relación entre los bienes de capital y la masa salarial más los bienes de servicio, todo multiplicado por los ahorros financieros no disponibles y dividido para la población económicamente activa da como resultado una aceleración de la economía, atrae la inversión extranjera y produce la inmediata explotación de las minas y el petróleo.
¿Entendieron? ¡Qué bueno! Ojalá el excelentísimo señor presidente de la República nos siga dando clases, porque con unas dos sabatinas más todos vamos a estar de acuerdo en que, en lugar de estar en crisis, estamos en el buen vivir. Es que cuando las cosas están tan bien explicadas, todo se comprende facilito. (O)

No hay comentarios:

Publicar un comentario