jueves, 30 de julio de 2015

“Marido es, que pegue nomás


Por Xavier Peña Aguirre

Ayer me reí por varios minutos al ver un video en que Rafael Correa, totalmente calmado, hablaba en una cuña de televisión en su primera campaña presidencial con una vocecita aguda, parecida a la de Alvarito Noboa, como rogándole al elector por su voto. Decía el entonces candidato, entre otras cosas, que no nos dejemos engañar, que él no va a subir el gas, que no va a quitar el subsidio a los pasajes del transporte público y que además bajará el IVA del 12 al 10 % para atraer inversión extranjera. Ante este sesgado discurso, en el video, el “innombrable” es enviado al palo mayor del barco, a donde seguramente muchos ecuatorianos queremos mandarle. El video es un montaje del personaje de la “Vecinita” diciendo una frase muy fuerte que le cae como anillo al dedo al mentiroso.
Es sorprendente que todavía haya gente que le crea al Presidente, aún viendo y escuchando que se enreda todos los días en sus propias mentiras, sin embargo esto puede obedecer a una situación muy simple que recae en el campo de la Psicología humana, es como en los matrimonios en donde hay un marido o una mujer dominante que minimiza a su pareja o a sus hijos y que sistemáticamente les denigra, les insulta, haciéndoles creer incapaces, les menciona sus defectos y les somete a sus designios. A eso se me parece la relación entre Correa y sus seguidores, a un hogar disfuncional, en donde solamente una parte tiene la razón y la otra la defiende hasta la muerte. En este “matrimonio” además la mentira es pan de todos los días y ambas partes mienten, la una para tapar sus propios defectos y la otra se engaña a sí misma y a los demás, para encubrir al mentiroso, como con vergüenza propia y ajena.
Tanto llegan a creer en su pastor los borreguitos, que para ellos no hay nadie más que pueda gobernar el país, al punto que ni ellos mismos creen en sus propias capacidades. Me hace acuerdo de lo que decía alguna vez una esposa maltratada, “marido es, que pegue nomás”, como convencida de que esa es la vida que le tocó vivir y que no haya nada mejor para ella, tal vez resignada a que su marido lleve las riendas de su vida, porque ella piensa que no puede hacerlo sola.
Recordemos cuando los quiteños le impidieron a Correa aterrizar su avión en el aeropuerto de Tababela, éste, al enfrentarse por primera vez a una situación de esta naturaleza, salió al día siguiente en cadena nacional desde el balcón del Palacio Presidencial frente a unas dos mil personas (en su mayoría funcionarios públicos de su gobierno, más unos mil miembros de la fuerza pública) sudando, estaba más alterado que nunca, tenía una mezcla de miedo e ira, temblaba y decía que si sus seguidores tuvieran automóviles no solo harían una caravana como la del día anterior en su contra, sino que llenarían todas las calles de la Capital para respaldarlo.
En este incipiente discurso se vislumbró el trato que le da Correa a sus propios seguidores, a quienes les tildo de “chiros”, les denigró diciéndoles que ni siquiera tienen auto y recalcó que solamente quienes tienen dinero son sus opositores y que además ellos, los pobres, siempre estarán con él, es decir, que les auguró que seguirán siendo infortunados, lo cual por cierto también es mentira, porque la mayoría de funcionarios públicos han pasado a formar parte de la clase adinerada del país.
Así mismo, en sus múltiples intervenciones semanales por varias ocasiones Correa ha dicho que únicamente el 2 % de los ecuatorianos tienen dinero, que son “pelucones” y que todos los demás somos unos pobres giles que jamás formaremos parte de ese 2 %. Claro está, el hombre es realista y nos está diciendo en forma subliminal que nos dirigimos hacia el despeñadero, y seguramente se salvarán solo ese 2 % de ser afectados por una crisis que parece inminente.
Así que ya sabemos por donde va esta “revolución ciudadana”, invocando ideologías caducas, empobreciéndonos más, dividiéndonos, lavándonos el cerebro con publicidad engañosa y denigrándonos sistemáticamente a los opositores y a los propios seguidores del Correismo.
Ahora ya tenemos una explicación de lo que sucede con los incondicionales portavoces del “iluminado” No perdamos el tiempo discutiendo con ellos, están adoctrinados y no son capaces de actuar por sí mismos, su amo les ordena que decir y como actuar para que no pierdan sus privilegios

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