viernes, 22 de mayo de 2015

Sufridores o Sumisos

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Millones de personas sufren en Ecuador, sin duda la mayoría sufre y lo hace a mares. El dictador Correa sábado a sábado balbuce que los opositores son sufridores. La pena monumental que agobia a  las mayorías silenciosas y no silentes tiene causas reales y variadas. La última el atraco a los fondos privados del magisterio y, como no han de sufrir los maestros lo indecible si viene el Estado prepotente con fusil en mano casco en mollera y de un zarpazo se traga sus ahorros de toda la vida. ¿Acaso aquello no es motivo para que los profes sufran?
Los trabajadores del sector público también sufren pues el derecho a sindicalizarse les ha sido mutilado y, con él los beneficios que la contratación colectiva les brindaba ¿Qué acaso no tienen derecho a sufrir dictador Correa?
Los ecologistas que apoyaron a Correa para la conservación del Yasuní sufren y, lo hacen de buena ley, porque saben que la naturaleza se queja al ver que palas mecánicas feroces, filudas y aleves cercenan la vida en la selva. Acaso aquel padecer no es motivo para sufrir y, como si fuera poco tal sufrimiento ha de añadírsele otro, como la burla a tan dignos Yasunidos cuya iniciativa para la consulta popular fue birlada por los birladores del CNE.
Miles de estudiantes sufren lo inconfesable al no poder estudiar la carrera de sus sueños en la Universidad. Porque el gobierno decide su vocación a estudiar algo que alguien del Estado decide por ellos: ¿Quizá aquello no es motivo suficiente según el pétreo corazón del dictador para que la juventud no sufra?
Miles de médicos ecuatorianos son preteridos por el Estado totalitario que privilegia contratar galenos cubanos cuyos sueldos debieran ser para los nuestros y no los ajenos ¿Que acaso aquello no es razón de sufrir a decir de las entrañas roqueñas del dictador?
Los abogados también sufren pues ya no son mandatarios libres de sus clientes sino apéndices parlantes de un Consejo de la Judicatura cuyo directriz a los sumisos jueces es negar toda reclamación contra el Estado.
Sufren los periodistas cuyos reportajes u opiniones son indicios penales para el régimen y sirven para engrillar sus ideas cuanto sus vidas: ¿Que acaso no es motivo para sufrir. Vivir bajo permanente amenaza de ir a prisión por el delito de exhibir la verdad?
Las amas de casa sufren lo inefable porque el dinero no alcanza y saben a diario que los precios de la comida están por las nubes, inalcanzables e inaccesibles al igual que los nauseabundos aires de grandeza del dictador.
Los afilados al IESS sufren porque la dictadura en conivencia con un parlamento sumiso de un plumazo eliminarón la obligación del Estado de pagar los aportes de las pensiones jubilares. Condenando a viejos y jóvenes al desamparo. Sufren también el 51% de ecuatorianos que no tienen trabajo fijo y están subempleados, millones de informales que desafían la imaginación para llevar un mendrugo a la boca de sus hijos y las suyas.
Sufren los padres de familia cuando sus hijos salen a las calles por temor a que no regresen a casa o les roben ante la mirada negligente de un Estado que ha fracasado en el combate a la delincuencia.
Sufre la ciudadanía al ver que la Asamblea y las directrices odaliscas de sus dirigentes no chistan un ¡Ay ¡ si de contradecir al dictador se trata.
Dr. Pablo Guerrero Martínez
22 de mayo-2015
Praga desde el exilio

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