lunes, 25 de mayo de 2015

Altiva sumisión

Simón Pachano
spachano@yahoo.com
Lunes, 25 de mayo, 2015


Según la secretaria de la Política, la salida del gobernador de Guayas se debería a una discrepancia sobre los arreglos de seguridad para la visita papal. De acuerdo a sus declaraciones, el representante del Ejecutivo en la provincia más poblada del país habría sugerido, “sin sustento”, un cambio del lugar en que se realizará la misa, lo que –siempre según la funcionaria– podría poner en riesgo e incluso comprometer la integridad papal. Si eso es así, si la renuncia obligada se debió a la expresión de una sugerencia, de un parecer, entonces la atención se desplaza desde los temas relacionados con el manejo de la visita hacia las condiciones a las que están sometidos los integrantes de las filas altivas y soberanas.
No debe ser fácil moverse en ese espacio hermético, de puertas y ventanas cerradas, escasamente ventilado y donde dicen que la ropa sucia no se puede lavar a la vista de seguidores y votantes. Ámbitos de ese tipo solamente pueden mantenerse cuando logran implantar una palabra única que debe ser reproducida en todos los tonos y en todos los niveles. Mucho mejor si esa palabra nace de una sola persona, de un líder sabio e infalible. Así, los demás solamente deberán reproducirla cuantas veces sea necesario (¿no es eso lo que sale de la boca de ministros y asambleístas, lo que se lee en las redes sociales y en la prensa oficialista?). Pero, en ese repetir y repetir hay quienes se sienten con la responsabilidad de añadir algo de su propia cosecha, y es ahí cuando aparecen problemas como estos. Una simple opinión, una sugerencia, un parecer, puede constituirse en una intolerable salida del libreto.
Mal paga el diablo a sus devotos, dice el dicho. Pero, el problema no es el diablo sino el devoto que, por definición, es alguien que renunció al entendimiento y dejó que otros pensaran por él. Todo irá bien y será gratamente recompensado si es observante de la regla básica que transforma a la sumisión en una virtud, como lo sabe perfectamente la asambleísta que la pregona una y mil veces. La revolución ha sido generosa con sus fieles seguidores que se han ceñido a ese principio, pero es implacable con quienes voluntaria o involuntariamente lo violan. Muchos son ya los testigos que pueden dar cuenta de esto último, comenzando con el MPD y Pachakutik, pasando por Acosta, Larrea y los posadolescentes de Ruptura, hasta terminar con los YaSunidos. Son los de agenda propia, los infiltrados, los traidores, en fin, los merecedores de los calificativos de los sábados que, desde el oscuro rincón en el que fueron recluidos, deben estar a la espera de la llegada del defenestrado gobernador.
Son las reglas y las condiciones que se deben respetar para seguir perteneciendo al mundo de la altiva sumisión. Un mundo en el que una opinión o una sugerencia puede terminar en la exclusión, aunque a lo largo de todos los años anteriores se hubiera hecho todos los méritos, incluida la pérdida de la dignidad.(O)

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