lunes, 2 de enero de 2023

 

POR: Johanna Muñoz Falconí

Publicado en la Revista El Observador

(edición 130, agosto de 2022) 

 


Patrimonio y cultura:
Gestión local

La gestión municipal que se ha llevado a cabo hasta la fecha desde el año 2019 arroja una serie de cuestionamientos y sobre todo incertidumbre frente al modelo de socialización de proyectos y la fiabilidad de indicadores que aparecen en páginas oficiales que no muestran progreso alguno, ya que mantienen como fuente datos del INEC del año 2010 y del PDOT que corresponden al mismo año.

Para el 2022 el presupuesto anual es $ 265,855,177 millones de dólares de los cuáles se destina $ 1,196,368 USD a la Dirección de Áreas Históricas y Patrimoniales, con $480,242 USD solo para el Estudio y Diseño de Proyectos, en un asunto aparte en el sistema de compras públicas consta una serie de contratos en cuanto a comunicación para el GAD Municipal, lo que demuestra la existencia de recursos para insumos como las lonas que fueron colocadas en edificios patrimoniales también para el uso los tótems del Ministerio de Turismo con fines de promoción de un nombre propio, existe inversión constante pero mal direccionada en el ámbito de promoción del GAD Municipal de Cuenca.

En los últimos meses en varias sesiones de Concejo Cantonal se ha tratado el tema de la Ordenanza asociada a las herramientas PUGS (Plan de Uso y Gestión de Suelo) y PDOT (Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial) del cantón Cuenca, que en conjunto definirán los usos y ocupación del suelo, hay que aclarar que el PDOT para el cantón debió desarrollarse en el primer año de gestión mientras que el PUGS requiere de una actualización cada 12 años y debió haberse trabajado hacia el 2019.

Un asunto importante y que excede el ámbito del debate en las sesiones de Concejo es la designación de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad en el año de 1999, no se ha tratado hasta la fecha en estricto y con la severidad del caso el manejo y gestión del patrimonio cultural edificado del cantón; según la página oficial de la Dirección de Áreas Históricas su misión es “poner en valor, conservar, mantener y difundir el patrimonio cultural tangible e intangible del cantón Cuenca, para el disfrute actual y la transmisión a las futuras generaciones, a través de los procesos de investigación, planificación y control”,  frente a la devastación y ausencia de planes para el manejo, mantenimiento, preservación de los bienes inmuebles queda decir que la misión ha tomado un rumbo diametralmente opuesto, sumado a eso, el blanqueamiento de las dinámicas barriales a través de las  acciones de una desgastada Dirección de Gobernabilidad que duplica directivas en los barrios y pondera acciones desde el ámbito de la planeación política estratégica sin considerar aspectos de cohesión o de respeto a las dinámicas sociales propias de cada sector.

Mientras se mueven una serie de intereses institucionales y de ciertos grupos, los propietarios  de los bienes inmuebles quedan en total desamparo debido a que los tomadores de decisiones no asumen su responsabilidad en cuanto a la provisión de herramientas adecuadas para la gestión del patrimonio edificado, según la ley la Dirección de Áreas Históricas debe  promover las intervenciones en el Patrimonio Cultural con un enfoque integral, preservando el patrimonio material, inmaterial y natural vinculado al bien, también debe  elaborar los planes de gestión y conservación de las Áreas Históricas y Patrimoniales y ejecutarlos de acuerdo a la programación municipal, se subraya la facultad de consolidar campañas de valoración y difusión en materia así como de la promoción de la participación pública o privada a nivel nacional o internacional para la creación de programas de puesta en valor del patrimonio.

La Escuela Taller en su anterior versión mantuvo una visión diferente desde la que se instruía a los aprendices en artes y oficios para solventar las necesidades que un Centro Histórico de proporciones considerables demandaba mientras que a la par se generaron iniciativas sugestivas desde la academia y sociedad civil organizada con la intención de revitalización de ciertos espacios y edificaciones emblemáticas.

Se han mantenido intenciones e intervenciones desde la academia que han sido desvirtuadas sistemáticamente por los gobiernos de turno ya que no han contado con mayor apoyo por parte del gobierno seccional ni de las instituciones que comparten concurrencia en el ámbito de gestión patrimonial.

Frente a este tema hay que subrayar la necesidad de un proyecto de Ordenanza de Cultura asociado a otro de Ordenanza en materia de gestión de patrimonio actualizada que responda a las necesidades del territorio.

Las ordenanzas de este tipo tienen que ser construidas con varios sectores de la sociedad, sin embargo, en el último año se han visto ejemplos desastrosos de proyectos de Ordenanza en materia de cultura, por ejemplo, que no alcanzan a comprender la realidad del sector y que de haberse dado el caso de su aprobación habrían constituido un verdadero fracaso, las instituciones públicas deben enmarcarse en su rol y una entidad como la Casa de la Cultura no puede asumir la intervención directa en la construcción de un cuerpo normativo ya que según el Art.152 de la Ley Orgánica de Cultura indica que los núcleos provinciales de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión tendrán como finalidad la producción, circulación y acceso a las obras, bienes y servicios artísticos, culturales y patrimoniales, así como procesos de activación de la memoria social, si bien queda demostrada  la concurrencia respecto de patrimonio no le faculta la construcción directa de una Ordenanza desde su visión y menos aún desde el ámbito de sus competencias, tampoco se garantiza la participación heterogénea en la construcción de un cuerpo normativo en materia específica. Sumado a esto resulta bastante cuestionable la asesoría de algunos auto-proclamados representantes de la UNESCO que han venido a entorpecer las intenciones de conservación del patrimonio cultural edificado, así como de los logros que se han obtenido a nivel local en cuanto a divulgación y puesta en valor de edificios históricos, tales personajes han operado con falsas promesas en torno a reformas inexistentes a nivel internacional en la UNESCO respecto del manejo de Ciudades Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Hay que subrayar al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) como el gran ausente en los espacios de debate, así como a nivel ejecutivo debido a la ausencia de pronunciamientos frente a severos atentados a los bienes patrimoniales que se han dado en los últimos tiempos.

Se tiene que responder a la urgencia de la generación de plan estratégico para la reactivación el Centro Histórico empezando por crear las condiciones adecuadas en materia de seguridad y aparcamiento, así como agendas interinstitucionales permanentes capaces de general un flujo de visitantes que se sientan atraídos por programas educativos, culturales, etc. de primer nivel que permitan una revitalización del casco histórico sobrepasando intenciones de carácter decorativo (como los ejercicios de las supermanzanas que muestran  espacios con plantas de plástico para cumplir con la norma de una manera cosmética para nada funcional); al margen de la dictadura corporativista se tiene que considerar la faceta social alejada de las intenciones de gentrificación y blanqueamiento del espacio público.

Una agenda cultural potente y apuntalada en el manejo adecuado del espacio público podrían revitalizar a un Centro Histórico que luce habitado solo hasta ciertas horas del día. Después de lo mencionado la corriente de la Economía Naranja y de los planes estratégicos de cultura en cuanto la Agenda 2030 o la 21 de Cultura no se han incorporado de manera adecuada al entorno institucional y mucho menos al imaginario local, las respectivas socializaciones de los planes  iniciaron tambaleándose entre parábolas pseudo corporativistas adornadas con tintes de couching motivacional con toques de emprendedurismo naranja y terminaron sin dar respuestas al desarrollo de las artes y la cultura ahondando el desentendimiento institucional sobre las dinámicas locales de producción, comercialización, difusión y circulación de las artes. La incorporación de modelos foráneos ha ido desterrando de manera paulatina las prácticas locales y acabando de una vez, por ejemplo, con las artes y oficios, así como con las artesanías en vías de extinción por ende con la economía de los grandes maestros artífices de la localidad.

El Municipio de Cuenca como epicentro de la política pública asociada la gestión de patrimonio cultural edificado tiene que reconocer los errores, omisiones y desentendimiento del tema en cuestión y enfrentar un asunto que resulta álgido y complejo por el costo político que generan las decisiones en torno a este tema.

Haciendo un breve paréntesis, pareciera que la obra “Casa deshecha” (tierra, mortero y adobe) de la artista Lara Almarcegui que fue presentada en el Museo de Arte Moderno en el marco de la XIV Bienal de Cuenca mostraba en escena el amontonamiento de tierra y escombros producto de la nula gestión institucional como una premonición de lo que vendría en años posteriores. La obra incomprendida en su época se presentó como resultado de una investigación respecto de la relación de los ciudadanos con las normas de regulación urbana, la apatía de las autoridades y el sistema informal paralelo de demolición sistemática de viviendas, de las cuales solo se conserva la fachada, sistema que por lo general opera las noches y feriados, la obra también es una denuncia de los abusos en el campo del diseño y readecuación de nuevos usos habitacionales y especulación del suelo, proscrita en su momento recobra vigencia y trae a discusión un tema puntual que excede el campo de análisis de la política pública y de los procesos administrativos de carácter institucional y más bien se inserta en una esfera un tanto más abstracta, de la relación directa de las prácticas ciudadanas frente a edificaciones con carga histórica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario