viernes, 6 de enero de 2023

 MANIFIESTO DEL MOVIMIENTO MONTECRISTI VIVE

El Ecuador vive una profunda crisis y confusión fruto de doce años de gobierno de Alianza PAIS, que traicionó las bases constitucionales del Estado plurinacional, democrático y descentralizado en medio del despilfarro y la corrupción. El gobierno de Moreno es heredero del correísmo, ha profundizado el modelo neoliberal y extractivista y se ha subordinado a los grupos más enriquecidos del país y a las transnacionales mineras.
Esta crisis, producida por los gobiernos correísta y morenista, ha impactado en la economía general de la población, nos ha llevado al estancamiento económico, desempleo, deterioro de la calidad de vida y empobrecimiento; ha recurrido a una de las recetas del menú sugerido por el FMI, recetas siempre negativas para los más pobres, lo que traído el descontento popular y la resistencia generalizada.
La sucesión del liderazgo en la Revolución Ciudadana y en Alianza PAIS exigió una ruptura del autoritarismo de Correa y la apariencia conciliadora de Moreno. Esto permitió una leve recuperación de la democracia formal, pero sin posibilidad de remontar los males fundamentales del correísmo, muchos de cuyos responsables continúan en el propio entorno del morenismo como cripto correístas.
Atacado por el correísmo duro, Moreno encontró apoyo en los sectores empresariales y la derecha política tradicional, que han presionado de manera sistemática para que la solución de la crisis fiscal se oriente en la dirección de prebendas para los dueños del capital nacional e internacional, con olvido total de la economía de las grandes mayorías de ecuatorianos, de los indígenas y campesinos de las zonas rurales y urbano marginales, de la clase media baja y pobre.
Las medidas económicas descargan el peso de la crisis fiscal producto de la corrupción y el despilfarro en las espaldas del pueblo, que es quien finalmente paga la elevación del precio de los combustibles, que se traduce en la subida del transporte y de los productos de primera necesidad.
Los sectores beneficiarios de la política económica del correísmo de ayer son los mismos de hoy, mientras permanecen abandonados los pequeños y medianos productores del campo y la ciudad y los trabajadores autónomos, quienes ven peligrar sus economías frente al alza de los precios de la gasolina y el diésel.
La masiva y espontánea protesta indígena, campesina y de sectores empobrecidos no puede ser aprovechada por el correísmo ni por la derecha; debe orientarse urgentemente a exigir y lograr del gobierno correcciones estructurales, compensaciones, asistencia urgente a los pequeños y medianos productores, detener el proceso de privatizaciones disfrazadas, las reformas laborales anticonstitucionales, la no ampliación de la frontera petrolera y la prohibición de la minería en páramos, humedales y fuentes de agua, en consonancia con lo que exige el movimiento mundial ambientalista y el propio sínodo de la Iglesia por la defensa de la Amazonía.
El momento social demanda un cambio de orientación para la salida de la crisis por el lado de fortalecer la economía popular y solidaria y dar urgente atención a la realidad agraria, específicamente a la economía indígena y campesina, para que se resuelva el problema con una salida democrática económica, social y política. Es indispensable retomar las exigencias constitucionales del Estado Plurinacional, de la convivencia armónica entre pueblos y culturas y, en el contexto del cambio climático, una relación armónica y sustentable con la naturaleza y sus ecosistemas.
Es urgente salvaguardar la autonomía del movimiento indígena y social y parar las maniobras antidemocráticas de quienes pretenden quedarse en la impunidad por la corrupción y el robo del dinero público. La tan publicitada apertura al diálogo por parte del gobierno de Moreno ha fracasado.
Frente a la convulsión que atraviesa el país, es preciso convocar desde instancias de la sociedad con suficiente reconocimiento y autoridad a un diálogo nacional que considere las mejores opciones para salir de la crisis sin empeñar los derechos y las aspiraciones de las grandes mayorías. Igualmente, es fundamental promover un debate amplio e incluyente sobre los temas importantes que se han mencionado: modelo de desarrollo, políticas que impulsen la soberanía alimentaria y el fortalecimiento de los territorios de las comunidades y los gobiernos locales y, sobre todo, cómo construir la democracia y la justicia social y ecológica.
Ecuador, 8 de octubre de 2019
Juan Cuvi Alberto Acosta Fernando Vega Carlos Castro

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