domingo, 29 de noviembre de 2015

El ocaso de Rafael Correa
El retiro de Correa del escenario del 2017 ha dejado muchas interpretaciones. Pero más allá de las hipótesis, está el único hecho certero: el Presidente se hace a un lado de la lid presidencial. Las razones son explicadas por dos analistas desde dos corrientes distintas: Gustavo Larrea y Luis Verdesoto.
24 de noviembre del 2015
REDACCIÓN PLAN V
Rafael Correa no se presenta a las elecciones del 2017 y renuncia a  postularse para un tercer mandato consecutivo. Lo hace a través de una pedido a su bloque de asambleístas para que incorpore a la enmienda constitucional sobre la reelección indefinida una norma transitoria que diga que la enmienda entra en vigencia luego del 24 de mayo del 2017, fecha de posesión de la nueva administración del Estado. Este hecho ha desatado una serie de especulaciones y escenarios en los cuales decenas de analistas han tratado de elucubrar en las “verdaderas” intenciones del primer mandatario y en los alcances de esta maniobra política, que patea el tablero electoral como una consecuencia inmediata. 
La decisión sorprendió incluso a los propios seguidores del oficialismo, aunque en varias intervenciones Correa ya había anunciado su convicción de que él no sería necesario para garantizar la continuidad de la autodenominada revolución ciudadana. El argumento, dijo semanas atrás era que veía a una oposición poco sólida, desunida y “mediocre” como para hacer un intento serio de toma del poder en el 17.
"El contexto político y económico  juega en contra de los intentos de perpetuación del correísmo.  Y enfrentar ese ajuste y esa crisis ha demostrado que Correa no es genio sino un malgenio".
Aunque los análisis se han derivado a interpretar las intenciones del oficialismo, pocos han intentado develar las razones de esta decisión. Gustavo Larrea, ex ministro del régimen y actual opositor, atribuye el retiro de Correa de la contienda electoral a que el Presidente ha perdido en la correlación de fuerzas y se enfrenta a varios escenarios desfavorables. El primero es la crisis económica y  las certezas de que los próximos dos años serán muy difíciles para el fisco y el conjunto de la economía en general. El segundo tiene que ver con la constatación de que a pesar de sus políticas, el Frente Militar no está dispuesto a encajar situaciones como el juicio de lesa humanidad y las afectaciones a la seguridad social militar. El otro elemento es que el proceso de reformas a las enmiendas y la reelección ha unificado y potenciado la lucha opositora de todo el espectro político. Los movimientos sociales se hayan en creciente rechazo a las enmiendas, rechazo al que se agregan ahora las decisiones económicas del gobierno. El otro factor poco favorable a tomar en cuenta es una situación internacional en retroceso del sistema de países denominados bolivarianos. “Correa abdicó y quiere dejar sucesor”, dice Larrea.
Una segunda intención es que se está tratando de institucionalizar una relación patrimonial entre el Estado y Correa. El Presidente cree que puede manejar al Ecuador como su casa y disponer cuándo se hace cambios presidenciales o disoluciones de la Asamblea cuando se porten mal o bien, según su criterio, dice el analista político Luis Verdesoto. "El principal objetivo estratégico que se busca con esto es el de institucionalizar el correísmo con una versión más amable de sí mismo, señala. Pero no descarta que todo esto sea un globo de ensayo, dado que hay demasiados intereses encontrados al interior de Alianza PAIS, lo cual haría inviable cualquier otra opción que no sea la suya y finalmente recule el próximo año en esta decisión", señala.
El 15 de noviembre, en Guayaquil, el movimiento que dirigen Marcelo y Gustavo Larrea, Democracia Sí, anunció que apoyaría una eventual postulación del ex vicepresidente de la República, Lenin Moreno. En torno a este eventual candidato se estaría formando un frente de partidos y movimientos que va desde la izquierda hasta el centro político. La idea de este frente es presentar también candidaturas unitarias para la Asamblea Nacional. Solo este anuncio, según Larrea, “asustó” a la gente del oficialismo, que, a través de Ricardo Patiño hizo conocer una carta atribuida a Moreno diciendo que no sería candidato de otra tienda política que no sea Alianza PAIS. La carta no tenía ni fecha ni firma, por lo cual fue cuestionada en su autenticidad por Marcelo Larrea, pero gente cercana al exvicepresidente aseguró este portal que sí fue escrita por Moreno.
"Todo es posible, lo que hay acá es un naipe con muchas cartas abiertas, en el cual la oposición no tiene juego porque no hay un Estado de Derecho en el cual se pueda asentar certezas de respeto a la ley".
Para Verdesoto, el instrumento de la transitoria es ilegal e inapropiado. Es posible que la Corte Constitucional, el momento que lo ordene el presidente, declare ilegal la transitoria aprobada por la Asamblea.  “Todo es posible, lo que hay acá es un naipe con muchas cartas abiertas, en el cual la oposición no tiene juego porque no hay un Estado de Derecho en el cual se pueda asentar alguna certeza de respeto a la ley”, dice Verdesoto. Para el analista, los motivos de la decisión del presidente tienen que ver también con los juegos interiores dentro del país.  Pero las razones externas hay muchas líneas que están operando este rato sobre la escena política de manera simultánea. Una de estas tiene que ver sobre quién carga el peso de la crisis; es evidente que el presidente va a tratar de que la crisis no caiga sobre sus espaldas; por ello incluso ha hablado de su prestigio y reputación".
Luego de superar cierta disidencia al interior de los asambleístas del oficialismo, sobre todo para calmar las ansiedades de continuidad de algo menos de 40 legisladores que no podrían reelegirse, los diputados dieron paso al pedido del presidente, por unanimidad, y sobre la marcha montaron un discurso justificatorio al decir que con esta transitoria se le caía el discurso a la oposición. Un discurso elaborado por el propio Correa. En realidad, las opiniones de los oficialistas han ido variando de acuerdo a los caprichos políticos de su jefe. Antes de que Correa decidiera cambiar de estrategia "para quitarle el discurso a la oposición", el oficialismo defendía la reelección indefinida del presidente como una acto de devolución de"su derecho" a postularse indefinidamente a la Presidencia.  Con la prohibición de una nueva postulación a partir de la transitoria, el discurso de los derechos se esfumó.
Las amenazas de Correa de desestabilizar con la muerte cruzada a cualquier gobierno que no sea de su partido en el próximo periodo son tomadas por Larrea como el hecho de que Correa se cree el tutor de la sociedad ecuatoriana, el cual decide quién debe hacer política y cómo. El analista José Hernández ha calificado la advertencia del Presidente como "terrorismo político".
No podemos olvidar el contexto en el cual Correa toma esta decisión, dice Verdesoto. Hay otros actores en esta realidad política. Puede ser que el anuncio de no correr en el 17 abra las puertas de organismos de crédito, son actores que podrían pensar que un correísmo ligth puede ser una alternativa. Pueden ayudar a dar salidas a la crisis siempre y cuando el administrador no sea Correa, dice Verdesoto.
Ecuador requiere reconstituir una reserva importante para sostener la dolarización y eso solo se puede lograr a través de la banca multilateral, sostiene.
Correa ya no está en escena, "lo cual es un engaño, porque lo único que ocurre es posponer el tema de la reelección indefinida para cuando quiera volver.
Pero hay otras líneas sobre las razones del Presidente es que haya un peso demasiado grande en la opinión pública ecuatoriana para que Correa no siga, y el Presidente ya tenga estudios prospectivos de lo que está pasando en diversos escenarios electorales. Hay un deterioro permanente -dice Verdesoto- en la decisión oficialista de no consultar a la gente sobre las reformas a la Constitución y es mejor generar la imagen de que no se consulta, pero el producto es el mismo: Correa ya no está en escena, "lo cual es un engaño, porque lo único que ocurre es posponer el tema de la reelección indefinida para cuando quiera volver. Si se aprueban las enmiendas con la transitoria, lo único que está haciendo el Presidente es posponiendo el ejercicio de la reelección indefinida". 
Verdesoto cree que hay una movida en todo esto, es una jugada estratégica y es la de asegurar en el mediano plazo la institucionalización del correísmo, con o sin Correa. Lo que estaría asegurando es una situación de tener un poder detrás del trono permanente, un tutelaje de nuevo estilo, donde él decide incluso la duración del próximo Presidente, donde él puede provocar una crisis y si decide ser parte de la Asamblea estar tercero en la línea de sucesión. Correa se siente capaz de ser un actor de calle que puede imponer comportamientos a quien fuere. En el fondo, a lo que Correa está jugando es la introducción estable, férrea y permanente del correísmo dentro del sistema político ecuatoriano.
Ahora, esto no es un destino trazado sino los deseos del oficialismo. En la realidad hay gente de carne y hueso en la amalgama de intereses que es Alianza PAIS. Correa dice: yo me retiro de la escena y pongo herederos; el más fuerte es la carta con la cual ya presumiblemente ha negociado, que es Lenin Moreno. En ese caso solo queda saber si Moreno haya aceptado que se le imponga vicepresidente y las cabezas de las listas para la Asamblea y hasta dónde está dispuesto a convertirse en títere de Rafael Correa. Lo otro es que ha matado al anterior ungido, al príncipe heredero, que era Jorge Glas. Y abre un juego muy fuerte detrás de Lenín Moreno, los otros precandidatos anunciados por Correa son comodines, un juego de opinión pública, de vanidades y de egos. Luego abre otro juego: abrir vacantes políticas alrededor del Congreso, para que entre gente de PAIS que no ha estado en el Congreso, dice Verdesoto. Correa vuelve a abrir la baraja de los premios y él sigue siendo el repartidor.
Esto, sin embargo, puede no ser así de perfecto. Con la baraja abierta todos pueden operar si es que ven que sus intereses no terminan de dar curso. Correa parte del supuesto de que el correísmo sin él no es nada. "La idea vieja del patrimonialismo en América Latina vuelve con esta medida. No solo que se crea que el patriarca sea dueño del Estado sino que efectivamente lo es porque conoce los resortes principales del poder y puede manipularlos desde fuera y desde lejos. Correa se cree capaz de manejar todos los resortes del poder", dice el analista. 
Larrea cree que la oposición, si bien está atomizada por ahora, está en camino de lograr la unidad, al menos en el juego político que pueden hacer sectores de izquierda y centro izquierda. Un solo frente en el cual el tampoco descarta a Lenín Moreno como, una opción, pero, aclara, es solo un precandidato. El contexto político y económico, cree Larrea, juega en contra de los intentos de perpetuación del correísmo.  Y enfrentar ese ajuste y esa crisis ha demostrado que Correa no es genio "sino un malgenio". A la oposición le interesa una transición democrática, y espera ver que el oficialosmo tenga los 92 votos que necesita en la Asamblea para aprobar las enmiendas. Él duda que el oficialismo puede completar ese número de votos porque en los últimos meses los oficialistas no han pasado de 90 personas para tomar decisiones. Pero más allá de eso, el hecho de aprobar las enmiendas a espaldas del deseo del pueblo de ser consultado sobre el tema, sera un nuevo desgaste político para el oficialismo, dice. El hecho, la certeza, dice, es que Correa se hace a un lado, demuestra debilidad y pretender no dar cara a la crisis ni a un escenario adverso es una derrota política, "infringida por la movilización ciudadana en las calles, por la gente de los Shyris, de las ciudades y calles, por l ahuelga nacional, el levantamiento indígena y todas las formas de protesta que se han generado. Pero el hecho de que Correa se retire no quiere decir que nosotros nos desmovilicemos, dice Larrea. El objetivo de la protesta es persistir, asistimos al ocaso de Rafael Correa como actor político.
Todo está en juego
"Hasta ahora Correa -dice Verdesoto- vendió muy bien la idea de que él es el portador de las mejores garantías para el capital ecuatoriano y extranjero: lograr la estabilidad política y la disciplina, lograr la desorganización sindical, bloquear a los movimientos sociales y por tanto lograr la pasividad social y el control de los empresarios. Esto lo vendió afuera, pero no encontró a los actores que compren este país de maravilla. Ahora viene un segundo paso: en malas condiciones económicas se sigue vendiendo como el detentador de la estabilidad en situaciones de ajuste. Que tampoco parecen haberle comprado algunos actores. El tercer paso es controlar todo esto desde afuera a través de un tercero. Si  se fracasa este tercer paso, se puede volver al primero o al segundo. Todo esto está en juego dependiendo del nivel de conflicto que se da en torno al ajuste.
"No hay ningún interés en volver atrás en las 13 enmiendas. Son absolutamente necesarias para que consolide el patrimonialismo estatal, para que mantenga los resortes de control del poder. Todo eso significa amenazar a todos los actores, con volver al poder cuando quiera "para poner orden". Es decir, se cree tan dueño de la escena política que desde fuera cree que puede seguir provocando los mismos resultados. Y tranquilos por ahora porque yo no voy a ser candidato mañana, pero puede ser candidato pasado mañana.
La segunda opción es que Lenin no sea tan buen candidato. La tercera es que pueden aparecer otros candidatos; y la cuarta es que toda la dinámica de manipulación a la cual el correismo está sometiendo a la opinión pública, lleve a que la gente que no lo quiere se tape la nariz y vote por Lasso.
La posibilidad es tener en el Ecuador al dueño de un patrimonio político, como lo fue Somoza en Nicaragua. El caudillo se queda diez años en el poder, descansa uno y vuelve a estar otros diez años, porque tiene la institucionalidad para reelegirse permanentemente. Creo que esa es la intención: estabilizar una forma patrimonial del Estado, el la cual el Presidente pretende quedarse por décadas.
"En el Ecuador ideal del autoritarismo, del derrumbe del sistema político, de la bonanza económica y del apoyo de los grandes capitales, todo esto es muy posible. Pero hay otros actores que aparecen cuando Correa da ese paso. Uno de ellos es la oposición política a la cual se le ha puesto el cebo de tener una posibilidad real de ganar en el 2017. Y frente a esto hay algunas cosas que Correa no ha medido con precisión: que haya un tercero en contienda frente a las candidaturas de Lenín Moreno y Guillermo Lasso. Y eso puede pasar perfectamente. Lo segundo es que Moreno ya no puede ser un puente entre la centro izquierda y el correísmo, porque Lenín Moreno ya es un correísta. Correa cree que puede ser el candidato al lado de Moreno y empujar su silla en la campaña, y aunque no le funcionó con Augusto Barrera jamás un rey ve sus problemas sino los de los otros. Correa es un buen político aritmético, suma y resta, pero no es un buen algebraico y la política es álgebra y la reacción de los acontecimientos y de los actores no es aritmética. El Presidente sigue teniendo la idea de que es el dueño de la cancha, de la pelota y que en un momento puede llevarse la pelota. Cuando él dice que la pelea es por la Asamblea está diciendo que puede ir a la Asamblea o ponerla en contra de cualquiera. El necesita, en su visión es una asamblea que sostenga el statu quo.
"Creo que la oposición es incapaz de pelear en términos orgánicos. Han dado muestras de incapacidad de llegar a organizar bien el campeonato de fútbol. No se llega a jugar el partido. La primera opción es que Ecuador se mueve por estallidos de la espontaneidad popular y por eso se puede dar desde los actores políticos y desde la gente una movida que Correa no puede controlar desde su casa. La segunda opción es que Lenin no sea tan buen candidato. Ahora, pueden aparecer otros candidatos; y la cuarta es que toda la dinámica de manipulación a la cual el correismo está sometiendo a la opinión pública, lleve a que la gente que no lo quiere se tape la nariz y vote por Lasso. Todo eso puede pasar, en un mundo en el cuál lo curioso es saber porqué hoy abre la puerta y creo que es otra apuesta de Correa. El Presidente nunca corrió para atrás sino para adelante. Puso la primera fase de esta apuesta es evitar un estallido social y aprobar las enmiendas en paz porque él ya no está; la segunda fase es poner su candidato; la tercera es controlar el juego político dentro de su partido y ponerle agenda a la oposición y por último, si todo sale mal, él puede volver a ser candidato con la sola decisión de la dependiente Corte Constitucional que declare ilegal la transitoria. Esa sería una jugada magistral; nos habría tomado el pelo a todos los ecuatorianos y simplemente nos hizo jugar un tiempo y en marzo lo tenemos de candidato. Nada ahora es confiable.

"Pero la crisis económica no hace política, y esta puede crear las condiciones para que todo el tinglado de PAIS se desarme. También es probable que las envidias, los enconos, los seres chicos que forman parte de todos los partidos terminen devorándose en un conflicto. Es posible que la crisis internacional se profundice tanto que se haga necesario un cambio profundo o que las Fuerzas Armadas crean que toda este manoseo de las instituciones está acabando con la democracia y se actúen en el sentido de lo que ceen que es su misión: reencausar la democracia y crear las condiciones para que esta funcione. Todo eso está en juego. La crisis económica desestabilizó todo el aparataje que minuciosamente había construido el correísmo, pero también el abuso de instrumentos de propaganda como la sabatina, que ya está desgastada. Veo cada vez más a la sabatina como un hecho teatral forzoso. La teatralidad del poder tiene una ventaja y es quedarse en el límite. La teatralidad de este poder está desgastada, nadie aguanta una temporada tan larga. Por eso nos están diciendo: hagamos un intermedio para seguir con este teatro otros diez años. Y lo que está ahora es creando la apariencia de que esto paró, la simulación de que el rey se hizo a un lado y ahora veamos donde va esto porque hay que pagar la casa, miles de funcionarios que creen que el Estado es de ellos, que el ministerio es de ellos, el carro que les da el pueblo ecuatoriano, que los canales de televisión son de ellos, porque son poseedores de una razón histórica".

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