TRAS
CUERNOS, PALOS.
El “bálsamo de la conformidad” todavía no
había tenido tiempo de ejercer su terapéutico efecto en los acongojados
corazones de los “revolucionarios” de la “revolución ciudadana” (doy las
debidas disculpas al lector por el uso de la iteración), como consecuencia del recio revés
electoral sufrido en las pasadas elecciones de
febrero, cuando ya se produjo otra conmoción político-ideológica en lo
que podemos estimar ha sido uno de los principales bastiones, si no el primero,
del movimiento político que se encuentra en el poder. Tenemos en consideración
la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, Cuenca, a la que hasta hace poco
se identificaba por lazos indisolubles con el movimiento que actualmente
constituye dicho poder, Alianza País (A. P.). Dos de sus representantes, dos
“wawas” lindas, supuestamente fieles y apasionadas por la “revolución”, cuando
se llevaba a cabo la transmisión del poder en la alcaldía, se pasaron,
silenciosa y apaciblemente, a las filas de la organización política del
flamante alcalde, Ing. Marcelo Cabrera e hicieron trizas la unidad del
movimiento gobiernista: perdía la mayoría de ediles al interior del Concejo
Municipal y el candidato a la vice alcaldía, el joven político Leonardo
Berrezueta, ex gobernador y ex secretario de la Presidencia de la República, se
quedaba con los churos hechos, como vulgarmente suele decirse.
La “Cholita” –así le motejan sus amigos al
actual burgomaestre- bailaba en “chulla pata” del puro contento, igual que sus
partidarios, mientras los fidelísimos feligreses que todavía quedan en las
resquebrajadas filas de Alianza País, revelaban despecho, azar, tristeza e
indignación. No era para menos: el golpe recibido equivalía a un estacazo en el
cerebro, o a puñales clavados en pleno corazón, como dice la letra de un
lacrimoso pasillo.
La respetada socióloga que ahora se encuentra
al frente de la dirección del todavía poderoso movimiento político oficial,
quien ha experimentado en carne propia las vicisitudes y sobresaltos que
indefectiblemente provocan los inquilinatos políticos (¡mucho más angustiosos,
dicen los que saben de estas cosas, que los arrendamientos de casa para
vivir!), se encontraba sumamente decepcionada, al borde del soponcio, y estuvo
de acuerdo en el trámite para que se haga efectiva la separación de las dos
respetables damas; acto seguido el expedito y acucioso Sr. economista que lleva
el nombre del insigne pensador y revolucionario conocido como “Dialéctico de
Tréveris”-y a quien
también se le considera un “migrante” muy respetado-, en su
condición de director de la comisión de
ética y disciplina, dispuso la inmediata expulsión de las “wawas”. Desde luego,
los políticos que se ocupan de los detectivescos asuntos, consideran que de no
suceder así las cosas, es decir el “camisetazo” de las jóvenes partidarias de
A. P., el nuevo burgomaestre pudo haber pasado las de Caín, en virtud de que el
fallido vicealcalde, con un sólido bloque de concejales pro gobierno, habría
podido frenar alguna iniciativa de M. Cabrera.
¿UN
“CAJÓN DE SASTRE”?
Sin embargo, no solamente se han producido
estas defecciones en Cuenca, sino igualmente en Manabí, mientras que en varias
provincias del país los candidatos oficiales no vieron coronadas sus esperanzas
con el triunfo. Cabe señalar asimismo, que un aliado casi natural de la
“Revolución ciudadana”, de raíces socialdemócratas, el movimiento Avanza, cuyo
máximo dirigente es el Eco. Ramiro González, quien se encuentra al
frente del Ministerio de Industrias, ha revelado, por medio de algunos de sus
voceros, que sus relaciones políticas con los principales dirigentes de A. P.,
se encuentran francamente deterioradas, sobre todo con el insumergible
“Corcho”, ahora en un súper ministerio detectivesco, el de Seguridad, luego de
un fugaz, cuanto azaroso tránsito por el IESS.
¿Cuál es la razón para que en momentos
cruciales para el régimen –el caso Yasuní, el asunto C. Jiménez, que han
generado y generan una indudable decepción
y reproches en amplios sectores ciudadanos, primordialmente por la forma como se han aplicado las estrategias, un tanto
jacobinas, para descalificar el proyecto de los ecologistas, en el primer caso,
y para capturar a Jiménez en el segundo-, empiece a
erosionarse la estructura de un movimiento y un proceso políticos que parecían
inmunes a los problemas y vicisitudes propias de los partidos tradicionales?
Todo parece indicar que una de las causas fundamentales se encuentra
primordialmente en la composición de A. P., cuestión que ya había sido alertada
por perspicaces analistas: desde sus orígenes, dicho movimiento se reveló una
especie de “cajón de sastre”, con “retazos” políticos provenientes de las más
contrapuestas y disímiles organizaciones partidistas, que ocupan importantes
funciones en los organismos del nuevo
régimen y en las más diversas estructuras del aparato estatal, a donde
llegaron, como podía preverse, con sus particulares cosmovisiones, sus
inclinaciones políticas, sus pasadas concepciones ideológicas, sus antiguos
nexos político-económicos y sociales, y también, sus particulares intereses. Lo
cierto es que en su seno, como en una megapolis, se encuentra gente “de todos los rincones político-ideológicos”: uno que
otro “trashumante” del otrora poderoso PSC; otros, “hijos pródigos” de la
Democracia Popular, que en sus tiempos de “bonanza” política provocó
calamidades económicas a amplios sectores populares y de la clase media
(recuerde el lector la perniciosa “sucretización de la deuda” y, sobre
todo, el espantoso “feriado bancario”);
de la incolora y prácticamente decapitada Sociedad Patriótica; de la casi
moribunda Socialdemocracia; del Socialismo-FADI (A. P. contaría, entre otros
miembros, con un ex
militante de este partido, ¡que guarda una relación de amistad de vieja data,
con un poderoso grupo económico del Austro!…); del
Partido Comunista, alguno de cuyos miembros ¡colaboró con el gobierno del
coronel Gutiérrez! También se encuentran en el maternal regazo de A. P.
antiguas y antiguos militantes del MPD, en este particular caso, en modesta
proporción; pero lo cierto es que todos estos “esquiroles”, estas “errantes
golondrinas”, han
demostrado una indudable destreza para “migrar” al seno del nuevo movimiento y
del nuevo régimen, luego de una “severa conscripción” política en otras tiendas. En esas
condiciones de estructuración y organización de la flamante tienda política, había que considerar
como algo dudoso que semejantes cuadros, por lo menos aquellos que ingresaban a
Alianza País sin una indispensable formación política, posean firmes
convicciones (ideológicas) y que verdaderamente sientan una lealtad a toda
prueba con relación al régimen y a los principios programáticos -¡si es que estos los ha tenido oportunamente bien elucubrados y,
sobre todo, elaborados Alianza País!-. Luego, es
necesario advertir que las manifestaciones de displicencia en algunos altos
cuadros, el engreimiento, el mareo por los “vapores” emanados del poder,
tampoco han contribuido a sumar solidaridades sino todo lo contrario. Muchos
simpatizantes se han alejado por estos motivos de la organización.
¿LO
VITALICIO ASEGURA EL CAMBIO?
Todo este último tiempo empezó a rondar la
tesis de la reelección presidencial indefinida, propuesta, de manera oficial,
por el entusiasta representante de la fracción del socialismo que colabora con
el gobierno. ¿Es viable políticamente esta tesis? Digamos que por lo menos es
dudosa. Un proceso político de renovación, que se pretende llevarlo a cabo
democráticamente, no puede operar en reelecciones indefinidas, ni siquiera en
cuatro o cinco como las que en su tiempo tuvo el hábil caudillo conservador,
Dr. José María Velasco. Recordemos que éste sólo concluyó un período de los
cinco y a su muerte, la llamada “Federación Velasquista” no pasó de ser un
espectro y ese fenómeno político del velasquismo, desaparecido su inspirador,
jamás llegó, como tal, al poder.
Pero lo fundamental radica en que la
“eternización” en el poder, que no solamente tiene la capacidad de degradar el
ejercicio político, en cualesquiera institución, ni se diga en un Estado, a la
larga asimismo conduce a socavar la imagen de quienes se encuentran en los
altos organismos del Estado, a crear un mecanismo de freno porque se perennizan
igualmente los grupos burocráticos, con sus “destacamentos” de clanes familiares –no
olvidemos que los nepotismos ¡se
reeditan de generaciones en generaciones y por decenas de años!-, socios,
compadres, repitiéndose aquello que generalmente es característico de los
gobiernos de la llamada “partidocracia” y de regímenes dictatoriales. En esas
condiciones, no es imposible que también queden excavados los cimientos de
nuestra identidad como nación y que afloren, más pronto que tarde, los dogmas
que paralizan la reflexión y sobre todo que se “institucionalice” esa horrorosa
rutina, el cementerio de las buenas iniciativas y las prácticas democráticas.
El gobierno ha hecho cosas interesantes y
dignas de destacarse en política internacional y no hay por qué negarlo (en
este punto, advierto previamente que no soy partidario del actual mandatario y
nunca he aspirado ni aspiro a ningún cargo burocrático): el apoyo y adhesión a
organismos como CELAC, UNASUR, ALBA, que apuntan a una recomposición de las
relaciones político-económicas de América Latina y el Caribe, con EE UU; ha
dado algunos pasos destinados a la defensa de nuestra soberanía y a superar el
tutelaje y los actos injerencistas, generalmente muy nocivos, de la súper
potencia del Norte. La actitud de dignidad frente a la transnacional
hidrocarburífera CHEVRON, también merece destacarse, aunque sabemos que luchar
contra un gigante que forma parte fundamental del poder político-económico del
imperialismo, resulta extremadamente difícil para un pequeño país como el
nuestro.
En lo interior, la renovación en la educación
superior, aunque todavía tiene escollos y ciertas limitaciones de orden
conceptual-estratégico y de administración para llevar a buen término los
cambios, es sin duda una política que ayudará a sentar las bases del desarrollo
científico-técnico que tanto necesita nuestro país; también la obra en vialidad
y salud merece buena calificación, en esta breve visión y revisión de lo que ha
hecho y hace el régimen, porque no se trata de un “inventario” ni cosa por el
estilo.
Sin embargo, existen contradicciones en la
política del actual régimen: se habló del fin de la larga noche neoliberal,
pero ¡ya se aceptó que nuevamente
venga el Banco Mundial, con toda su carga de estrategias neoliberales y un
préstamo de mil millones de dólares! ¿Es este el
primer paso en el camino al retorno del gran capital financiero internacional,
de las empresas bancarias, de las transnacionales que señorean en EE UU y
Europa Occidental y que son los principales responsables de las crisis
desatadas en Europa y en los mismos EE UU? No lo sabemos, pero la reserva
mantenida sobre esta espinosa cuestión induce a pensar que el gobierno ha
incurrido en una incoherencia de mucha significación y que ha flaqueado por el
lado menos esperado. ¿Los “retazos” fantasmagóricos del “cajón de sastre”
pululan en Carondelet? Nadie lo sabe.
Lo cierto es que por estas causas,
difícilmente rebatibles, se estima que el régimen representa, no el socialismo
del S. XXI, menos la Nueva Izquierda que asomó al escenario internacional
marcando una ruptura teórica y de praxis con el marxismo y ciertas corrientes
políticas identificadas como populistas, sino a lo mucho, una socialdemocracia
(algunos analistas también hablan de que se trata de un régimen “capitalista
progresista”), con ciertos rasgos que la diferencian de esas socialdemocracias
europeas, como la del presidente francés, tan sumisas y obsecuentes a la
geopolítica estadounidense, y tan conservadoras como el Tea Party.
En fin entre las cosas con saldo negativo,
también se encuentran las manifestaciones de intolerancia contra grupos
contestatarios. Eso no le hace ningún bien al régimen.
¿LOS
“GATOS DUERMEN”, MIENTRAS LOS “OTROS” SE PASEAN?
Con semejantes condiciones creadas por
quienes detentan el poder, indudablemente se incrementan las posibilidades para
que la oposición de la “genuina” derecha (las organizaciones de izquierda, en
su mayoría, se encuentran desorientadas y muy fraccionadas, quizá con la
excepción de Pachakutik, que todavía trabaja con cierta cohesión), irrumpa en
el escenario a su manera: Jaime Nebot no ha dejado de lanzar rugidos
amenazadores, para demostrar que todavía representa un importante poder en la
Perla del Pacífico y porque posiblemente añora aquellos borrascosos tiempos en
el desaparecido Congreso Nacional, cuando alguna ocasión quiso irrigar la
venerable testa de un rival político, nada menos que ¡con la secreción de su vejiga urinaria!; Guillermo
Lasso, reactiva sus cuadros, recorre el país, critica al gobierno, ofrece un
proyecto político que nos recuerda la “vieja noche neoliberal”, mientras
Mauricio Rodas, atareado en sus labores en la alcaldía de la ciudad capital,
primero quiere poner en orden la casa, pero desde una visión igualmente
derechista, que tiene conexiones internacionales, por lo que en la sesión
solemne en la que se posesionó de burgomaestre, contó con figuras del rancio
conservadorismo, en primer lugar Don Sixto Durán Ballén, en cuyo gobierno se
inició la política de ese agresivo neoliberalismo y ciertos proyectos que
socavaron el régimen monetario, lo que desembocó en el horroroso “feriado
bancario” durante el gobierno del demócrata cristiano Jamil Mahuad.
Una última reflexión: No debe brindarse el
pretexto para que ese capitalismo desbocado, que en algunos países de Europa y
en los mismos EE UU ha desatado calamidades económico-financieras que las han
pagado los pobres, asome nuevamente al escenario político en nuestro país,
merced a la figura taumatúrgica de alguno de sus representantes, con la promesa
de una vía a la sempiterna prosperidad. No podemos olvidarnos que la
estratagema en tiempos de crisis, como cuando se desató ese nefasto “feriado
bancario”, fue dejar indemnes a los
bancos gracias a sus “apoderados” que manejaban las riendas del poder desde
Carondelet.
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