Del principal museo de la ciudad de Cuenca,
del “Remigio Crespo Toral”, se han llevado obras de arte invaluables, que
alguna vez formaron parte de los bienes culturales patrimoniales de la urbe.
Quién o quiénes son los autores, cómplices y encubridores de los delitos
cometidos, le corresponde a las autoridades responsables de las investigaciones,
descubrir y sancionar con la ley en la mano. Con una sola palabra se puede
describir lo que ha sucedido: negligencia, de los responsables de custodiar
celosamente las piezas con las debidas seguridades y garantías,
lamentablemente, nunca se les dado a estos “tesoros” la protección y la
importancia que se merecen por ser parte de la historia de la ciudad.
Los
cuencanos están indignados al conocer que
no solamente se han llevado (hurto o robo) la corona que perteneció al
poeta Remigio Crespo Toral, sino muchas cosas más, a plena luz del día, porque
el Museo ha venido funcionando y atendiendo al público parcialmente, en horario
de oficina. Lo curioso de este caso, es que pocas personas han tenido acceso a
los lugares donde se guardan las colecciones culturales. Han desaparecido como
por arte de magia, se hicieron humo, así de simple, las piezas históricas del
Museo.
A más de la corona de oro de laurel, se han
llevado, no se sabe si delincuentes comunes o delincuentes de cuello blanco,
piezas de orfebrería como liras, prendedores, plumas, palmas, prendedores. Hace
pocos días se hizo público el “descubrimiento” de nuevas piezas sustraídas, se
trata de una custodia fabricada en oro y plata, con piedras preciosas y perlas,
de un metro de alto, aproximadamente, elaborada en 1838, dos esculturas de la
Virgen de la Inmaculada, hecha de marfil, y de San Juan Bautista, tallada en
madera policromada, y dos obras pictóricas del artista Emiliano Lozano. ¿Por
qué no se denunció a tiempo los faltantes?. ¿Por qué las autoridades no
implementaron medidas de seguridad para evitar que los bienes patrimoniales de
la ciudad desaparezcan, como si se trataran de cosas sin ningún valor?. ¿A
dónde fueron a parar?. Hay muchas interrogantes que la Fiscalía deberá
descubrir y dar a conocer a la ciudadanía, para que se pueda sentar un
precedente. Lo que no se puede aceptar es el argumento de que como eso siempre
ha sucedido, que no es la primera vez, entonces no pasa absolutamente, que
reine el quemeimportismo y la impunidad. Que sea la última vez que se llevan
los bienes culturales-históricos de la ciudad. Nunca más es el pedido de los
ciudadanos consultados por El Observador.
Conocemos que se han realizado consultorías
de registros y avalúos de los bienes con técnicos especializados. De un
total (aproximado de 24 mil piezas)
arqueológicas, pictóricas, mumismática, misceláneos, libros y documentos del
archivo histórico, como el primer libro de cabildos con información de la
Fundación Española de Cuenca, el 12 de Abril de 1557, las actuaciones y
decisiones de Gil Ramírez Dávalos y del primer Alcalde Don Gonzalo de las
Peñas.
La
historia registra que en 1917 Rafael María Arízaga le impuso la corona de oro
de laureles al poeta Remigio Crespo Toral. Las piezas desaparecidas fueron
donaciones de embajadores y cónsules de los países amigos. En 1947 el Cabildo
decide nombrar al museo de la ciudad con el nombre del insigne ciudadano, pero
fue en 1982 cuando la I. Municipalidad compra a los herederos de Crespo Toral
el inmueble ubicado en la calle Larga, para que en este espacio patrimonial
funcione el museo de la ciudad y guarde todos sus tesoros invaluables.
De acuerdo a la información proporcionada por
la señora Calle, Coordinadora del Museo, fue en el año 2008 que se decreta un
plan de emergencia nacional,el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural
(INPC), realiza un levantamiento de bienes.
Fue el 23 de julio del 2013 que se alerta
sobre los faltantes, y se comunica inmediatamente al Director de Cultura del
Municipio, Diego Carrasco (oficio 095.
Calle indicó que la administración municipal
puso en marcha un plan de contingencia, es decir, que se decidió trasladar las
oficinas del Museo Remigio Crespo Toral, hasta el inmueble conocido como la
Casa Cordero, hasta que se proceda a la restauración total del Museo.
Al responder la pregunta sobre las
seguridades que tiene el Museo, respondió que el Municipio y el Instituto
Nacional de Patrimonio Cultural, instalaron censores en el interior del Museo
que eran monitoreado por la empresa Alta Tecnología. Guardias privados
vigilaban las 24 horas del día los ingresos al Museo, tanto por la calle Larga
como por el Paseo Tres de Noviembre, sin tener acceso a las áreas de reserva.
Durante un tiempo en una parte del Museo
funcionó la Escuela Taller de Restauración, sin ser el espacio adecuado. Hace
unos siete años se llevó a cabo una primera fase de restauración de los salones
amarillo y rojo, donde se han realizado varias exposiciones para el público en
general.
Actualmente el Museo está cerrado al público,
sometido a un proceso de restauración, porque es una edificación patrimonial en
riesgo, a nivel mundial.
El Museo “Remigio Crespo Toral” es una
hermosa casona patrimonial con 90 habitaciones, cinco pisos, en cuyo interior
se guardan maravillas desde 1557, que deben ser conservadas, restauradas y
cuidadas con las máximas medidas de seguridad, para el disfrute de las
presentes y futuras generaciones. Cuenca se lo merece.
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