Muy eficientes para la "delincuencia organizada", pero ineptos para poner orden en el desorden. Las calles y veredas del Centro Histórico y Patrimonial de Cuenca, convertidas en mercado ambulante. Los vendedores informales ocupan los espacios públicos, con el visto bueno de la administración municipal, incapaz de regular y planificar la ciudad para beneficio de todos los ciudadanos que vivimos en la urbe andina, para dar una buena imagen a los turistas nacionales y extranjeros que nos visitan, pero se van decepcionados al observar un Centro Histórico, designado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, tomado por la informalidad, la venta de toda clase productos, tal como se constata en la presente gráfica, tomada en la calle Benigno Malo a una cuadra del parque Calderón.
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