miércoles, 3 de julio de 2024

 LA PODEROSA MAMA ROSA

POR JAIME CEDILLO F.
"Quieres ser rico. Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia".
Ahora la consigna es que se vayan todos, pero que no escape ninguno de los angelitos que durante años se han beneficiado de los negociados al interior del Hospital “José Carrasco Arteaga” del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, sede en Cuenca.
Si los”chullas” quiteños tuvieron a su Mama Lucha, el terror de los mercados, la que hacía y deshacía con las administraciones municipales a su antojo, la que cobraba diezmos y vacunaba a los comerciantes, la que acumuló mala fama y fortuna mal habida; los morlacos no nos quedamos atrás, también hemos tenido a nuestra Mama Rosa, dentro de la casa de salud de afiliados y jubilados.
La Mama Rosa, la que no canta ni encanta pero sí espanta, ha sido la dura del hospital. Durante décadas, con la complicidad de las administraciones de turno, permitieron y consintieron que la que funge de Secretaria General de los Trabajadores, coloque a su “sagrada familia” en puestos claves de la administración del hospital para poder hacer sus negocios, en la bodega, en la farmacia, en compras públicas, y bingo, manos a la obra. Amarrada la balsa, amarraron contratos y convenios con empresa privadas, cada paso era fríamente calculado, no podían quedar cabos sueltos, la planificación era milimétrica. Con cabeza fría, con audacia, astucia y cinismo, la Mama Rosa autorizó la instalación de máquinas expendedoras automáticas de alimentos, para recargas de energía de dispositivos móviles y conexión a internet, la instalación de cajeros automáticos de cooperativas, un contenedor para la venta de comida rápida, etc.
Cuando explotó la denuncia de los malos pasos de la Mama Rosa y su combo, los asambleístas del Azuay, la convocaron para que rinda cuentas, para que aclare, para que cante, pero ella, la muy sobrada, ni se inmutaba frente a los “padres” de la Patria, que insistían e insistían, y ella, como si no fuera con ella, helada como un témpano de hielo, no le hacían ni frío peor calor. Es que acaso, los “dignísimos” no sabían que estaban frente a la poderosa dirigente sindicalista, la que mueve las fichas, la que no canta, ni encanta, pero espanta.
Los señores asambleístas azuayos, se apuraron presentando una solicitud a la Fiscalía General del Estado, para que se ordene la prohibición de abandonar el país, a la “sagrada familia” porque hay rumores de que estarían preparando maletas para unas largas vacaciones al estilo del primo Pedro Delgado, que se fue al matrimonio del hijo y nunca más regresó a rendir cuentas a la justicia, por los atracos cometidos a los sacrosantos fondos públicos.
Advierten en la denuncia un “supuesto patrimonio millonario” acumulado por la Mama Rosa y su círculo cercano, gracias a los contratos direccionados, igualito como se practica en la administración municipal; por un manejo indebido y arbitrario de los aportes de los trabajadores miembros del sindicato a nivel nacional, que de manera mensual se les descuenta de su rol de pagos. Cómo puede ser posible que ganando un sueldo de empleada pública, Mama Rosa sea propietaria de un hotel de unas cuántas estrellas, administrado por la sangre de su sangre, y varias propiedades a nombre de agnados y cognados, tan como reza el documento entregado en la Fiscalía.
Algo más de esta siniestra historia de “manos limpias y mentes lúcidas”, los cargos que ocupan los familiares de la susodicha dirigente, son estratégicos para el “manejo de medicamentos e insumos médicos, lo que estaría ocasionando simulación en la entrega de medinas a los afiliados, a quienes aparentemente se les entrega una cantidad menor a la que se registra en el sistema, o se les indica que no hay la medicación, pero en el sistema de registra como entregado”.
La justicia tiene que hacer su parte lo más pronto posible, antes de que sea tarde, los medios de comunicación que tenemos un compromiso con la verdad, cumplimos, estamos en paz.
El Observador

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