Por: Lcdo. Francisco Escandón Guevara
Luego de la implosión del socialismo
real, iniciada en 1953 como proceso de restauración del capitalismo en la Unión
Soviética, varios pensadores postmodernos caracterizaron a ese momento como el
fin de la historia, la victoria del liberalismo en la economía y la
configuración de la nueva era de la globalización en la que se impuso
hegemónicamente los Estados Unidos de Norteamérica como modelo de civilización
a emular. Para dichos intelectuales el nuevo mundo era unipolar y no tenía
contendor.
Sin embargo de que es correcto señalar
que los yanquis son la principal economía mundial, pero no la única; los
intereses de otras superpotencias están a la orden del día. Bastaría pasar
revista a las pugnas abiertas en el Consejo de Seguridad de la ONU, a los
bandos que se alinean en alguna guerra localizada, al reparto de zonas de
influencia comercial y económica, a la expoliación de recursos naturales de
varios países dependientes; etc., para concluir que una de las contradicciones
generales de la época actual es la existente entre los países desarrollados o
mejor llamados imperialistas.
¿Qué países pueden ser clasificados
como imperialistas y sus políticas como repercuten en los países dependientes?
Es una pregunta que requiere una explicación concreta.
Lenin en su obra El imperialismo fase
superior del capitalismo, establecía las características esenciales de los
países imperialistas:
1. Se imponen los intereses de los
monopolios que alcanzan dimensiones transnacionales.
2. Se fusiona el capital bancario con
el industrial en el conocido capital financiero.
3. Predomina la exportación de
capitales, sobre las mercancías. Deuda externa
4. Se reparte el mundo entre monopolios
capitalistas.
5. Uso de la violencia, de las guerras
de agresión, para resolver las contradicciones interimperialistas.
Expuestos los rasgos característicos
del imperialismo nos queda juzgar: ¿las relaciones comerciales del Ecuador son
de un país dependiente frente al imperialismo; o, se trata del ejercicio de la
libre soberanía como afirma la propaganda gubernamental?
La respuesta cae por su propio peso.
Por lo tanto, el acuerdo comercial (TLC) que firmará Correa con Europa, los
préstamos millonarios conseguidos en China, las concesiones mineras a
transnacionales, las inversiones en los sectores estratégicos alcanzados en
Rusia; etc., no es más que una política de renegociación de la dependencia
típicamente usada por los gobiernos de la partidocracia de la larga noche
neoliberal. ¡He allí la condición de su majestad!
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